Desde que inició el semestre, la juventud no hemos dado tregua a las autoridades de nuestras instituciones educativas: hemos denunciado las condiciones indignas en las que estamos obligados a estudiar y demandado acciones para rescatar nuestras escuelas. También hemos retomado las denuncias de violencia machista y exigido que se proceda contra los alumnos, profesores y administrativos agresores; además, hemos demandado la recuperación de espacios que antes usábamos para nuestro esparcimiento, así como un alto al control, hostigamiento y represión del estudiantado que se organiza o hace acciones independientes de las autoridades. [1]
Nos negamos a aceptar esta podredumbre
A dos meses, son múltiples las escuelas que mantienen protestas y paros, ya sea por días o indefinidos. En el caso del IPN, se han hecho movilizaciones y bloqueos con asistencia masiva de estudiantes; en la UNAM hay escuelas como las FES que han realizado asambleas masivas para establecer paros indefinidos y demandar lo antes descrito, pero también para rechazar la corrupción y el robo de dinero público que evidentemente no se ha utilizado para mejorar las condiciones de las escuelas.
También en los estados de la república nuestras escuelas están en ebullición. El pasado 28 de septiembre, en el marco de la jornada internacional por el derecho al aborto, miles de mujeres jóvenes y trabajadoras salieron a las calles no solo exigiendo aborto legal, seguro y gratuito, sino una serie de cuestiones que día con día nos azotan. Por poner otro ejemplo, ahora mismo la Universidad Autónoma de Querétaro también protesta masivamente contra la violencia machista, entre otras peticiones.
Ante nuestra fuerza y potencial de lucha, usan al porrismo
Ante este escenario, las autoridades no sólo han demostrado no tener la capacidad de responder, sino el nulo deseo de hacerlo, ya que ante la crisis económica esta gente no sólo no está dispuesta a soltar un solo peso más a la educación pública, sino que pretenden desarticular y expulsarnos de las escuelas. Por ello, han optado por movilizar a sus perros de ataque: el porrismo. Sobre todo en bachillerato están amenazando y accionando estos grupos de lúmpenes reaccionarios contra las compañeras y compañeros organizados que están en guardias en los paros.
El día 29 de septiembre, por ejemplo, se suscitó un ataque contra la comunidad estudiantil en el CCH Azcapotzalco, donde estos grupos robaron pertenencias a miembros de la comunidad e hirieron a un estudiante con un arma punzocortante.
El porrismo siempre ha jugado el papel de represión abierta contra el estudiantado consciente y organizado, y ahora los están reactivando en medio de las protestas por exigir mejores condiciones de estudio para crear miedo, confusión, pánico y desorganización. Nos tienen miedo, por ello se movilizan y accionan estos grupos.
De ahí el doble discurso de las autoridades; por un lado, nos mandan a sus porros y, por el otro, usan su discurso hipócrita de empatía con nuestras problemáticas al decir que están abiertos al diálogo. El movimiento estudiantil en su conjunto ya no nos tragamos su discurso dulzón, y sus respuestas nos resultan insuficientes e incluso absurdas.
¿Cómo afrontar el porrismo?
La activación de estos grupos reaccionarios no es casualidad, es más bien la respuesta ante la pujante movilización estudiantil y su enorme potencial.
La forma más eficaz para afrontarlo es apelando a la solidaridad del pueblo para defender las tomas y las protestas, además de formar grupos de autodefensa en las escuelas, formados por estudiantes, profesores, trabajadores, madres y padres de familia y vecinos de las colonias y barrios aledaños a nuestras escuelas.
Para conformarlos, necesitamos hacer del conocimiento de todo el mundo los ataques y amenazas que estamos sufriendo, esto a través de todos los medios que tengamos a nuestro alcance: redes sociales, transmisiones, comunicados a medios de comunicación, etcétera, para que Rectoría sepa que no vamos a dejar ningún ataque sin respuesta.
También tenemos que explicar a nuestras familias que es necesario apoyar la lucha para erradicar estos grupos y que nos acompañen a los paros y protestas.
Asimismo, debemos formar brigadas para ir a hablar con trabajadores de base, así como con las y los profesores combativos y de lucha, para que se sumen al paro y a la autodefensa. También debemos apelar a los vecinos y vecinas, explicando que nuestra lucha es legítima, necesaria y honesta, que nosotros no somos porros y que somos estudiantes; que somos sus hijas e hijos defendiendo el derecho a una educación pública digna, y que necesitamos de su solidaridad y seguridad.
A la par, declaramos que responsabilizamos a los directivos locales de las escuelas, al Rector de la UNAM y al gobierno de la Ciudad por el accionar de estos grupos, así como de cualquier cosa que pase a la comunidad. Todos ellos conocen y saben de estos grupos, y hacen caso omiso a sus acciones y amenazas. Hipócritamente, las autoridades del CCH Sur publican continuamente su preocupación y trabajo para la seguridad de la comunidad, pero pasa que a la hora de estas amenazas y acciones brillan por su ausencia y actuación. ¿Por qué? Porque por años esta gente no sólo ha sido solapada, sino financiada y organizada desde diversas autoridades.
En el año 2018 frenamos al porrismo a través de la lucha masiva, unitaria y organizada de las escuelas, demostramos en los hechos que a esta lacra sí se puede vencer. Hacemos un llamado a todas las escuelas, a nuestras comunidades, al pueblo a responder masivamente contra esta vil estrategia de desarticulación; sólo la organización masiva y colectiva vencerá.
¡Ante la violencia porril, autodefensa masiva estudiantil!
¡Unidos y organizados…venceremos!
[1] https://www.izquierdarevolucionariamx.net/index.php/mexico-b/juventud/12134-unifiquemos-el-movimiento-estudiantil-todas-las-escuelas-una-misma-lucha