¡No a los ataques a los derechos democráticos de la comunidad universitaria bajo el pretexto de la lucha contra la Inseguridad!
Pobreza y marginación
La inseguridad es una fenómeno que se extiende a todo lo largo del país y que hunde sus raíces en el desempleo y la falta de alternativas para una vida digna por parte de millones de mexicanos. En nuestro país, en datos del 2012 según Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, existen 8.7 millones de desempleados; por su parte el INEGI reportaría que para ese mismo año el subempleo rodaba en los 29.3 millones de mexicanos. Esas son algunas de las razones de fondo que explica la existencia de 51.9 millones de pobres en México de acuerdo al Coneval.
Sin embargo toda esa problemática se agudiza entre los jóvenes quienes padecen índices más elevados aún de desempleo (el 8.7%, porcentaje del doble del de los adultos mayores de 30 años, sector éste último con promedio de desempleo del 3.5%) y son presa de todo tipo de discriminación laboral: por ejemplo, de acuerdo a Rosa María Camarena Córdova del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, de entre los jóvenes con trabajo, sólo el 17% cuenta con servicio médico, además de que entre los trabajadores subordinados el 92% de entre 14 y 19 años y el 81% de entre 20 y 29 años de edad no disfrutaban de ningún tipo de prestación: aguinaldo, vacaciones, reparto de utilidades, etcétera.
Además cada año cientos de miles de jóvenes son rechazados por el sistema de educación superior, negándoles de este modo el capitalismo su derecho a los estudios universitarios. Por ejemplo, tras el examen de selección la UNAM rechazo a este 2013 a 126 mil 753 estudiantes que aspiraban a ingresar a sus aulas; por su parte la UAM anualmente rechaza a nueve da cada 10 aspirantes.
En ese marco miles de jóvenes privados de todos sus derechos y marginados por el capitalista, son pauperizados socialmente, creándose con ello un caldo de cultivo especialmente favorable para el desarrollo de la delincuencia.
Desafortunadamente este panorama se extiende sobre un amplio sector de la población de Iztapalapa, delegación con los mayores índices de delincuencia juvenil en todo el DF. de acuerdo a la Dirección General de Tratamiento para Adolescentes
Fracaso de las políticas públicas contra la inseguridad
Para frenar la delincuencia en el país las autoridades han optado por endurecer su política de seguridad sacando al ejército en las calles, incrementando las fuerzas de sus cuerpos policiacos, aumentando el número de cárceles (en todo México existen 420 reclusorios) y la población carcelaria (de 2007 a 2012 el número de reos paso de 212 mil 841 personas a las 239 mil 89) además de dictar nuevas y más severas leyes.
Y a pesar de todas lo anterior la criminalidad más que disminuir se ha incrementado (tan sólo los homicidios se dispararon en México en un 160 % entre el año 2006 y el 2011), demostrándose con ello que está condenada al fracaso toda medida que no ataque las raíces de fondo de la descomposición social.
Ataque a los derechos democráticos
Sin embargo el supuesto combate a la delincuencia ha sido aprovechado por el gobierno para limitar o de plano eliminar los derechos democráticos de los trabajadores y la juventud, tal es el caso de la Ley Antiterrorista aprobada en 2007 que criminaliza la protesta social; otro ejemplo es el empleo del ejército para, bajo el pretexto de la lucha contra las bandas del narco, imponer por la vía de los hechos el toque de queda en ciudades o regiones completas del país, perseguir a luchadores sociales y practicar las desapariciones forzadas, tal como lo hicieron por décadas las dictaduras militares en Centro y Sud América. A consecuencia de ello el grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas de la ONU responsabilizaría en 2011 directamente al ejército mexicanos de la desaparición de tres mil personas.
Desafortunadamente para la UAM en general y para la UAM-I en particular, nuestras autoridades, lejanas a la tradición científica que caracteriza a nuestra casa de estudios, adoptan el mismo enfoque del gobierno para combatir la inseguridad limitando a los aspectos de forma y dejando de lado el contenido de dicho fenómeno.
Además, aprovechándose de los legítimos temores de nuestra comunidad ante el problema de inseguridad, de la misma forma que lo ha hecho el gobierno, la autoridades de la UAM presentan una nueva reglamentación (El Reglamento de Convivencia Universitaria y el Reglamento de Alumnos en la Universidad Autónoma Metropolitana) que en los hechos limita o elimina de plano los derechos democráticos de estudiantes, profesores y trabajadores de la UAM. (Ver www.militante.org en Respeto a los derechos democráticos dentro de las Universidades: http://militante.org/node/2202)
Por una UAM al alcance de los hijos de los trabajadores
Sin embargo la forma antidemocrática de actuar de las autoridades no se limita a ello, pues ha optado por dejar en manos del Colegio Académico, es decir en pequeño grupo de integrantes de la UAM, la definición de medidas para atender un problema que nos atañe al conjunto de la comunidad universitaria.
Si bien es cierto que en dicha instancia de gobierno algunos de sus integrantes están comprometidos con los intereses del conjunto de la comunidad, lo cierto es que en su mayoría el Colegio Académico está integrado por elementos afines a las autoridades, tratándose por tanto de un órgano de gobierno bajo el control de Rectoría.
Si las autoridades efectivamente estuvieran comprometidas con el objetivo de abatir la inseguridad en la UAM en general y en la UAM-I en particular, debería de adoptar un enfoque que ataque las causas empezando por exigir y llamar a luchar a la comunidad por un incremento significativo del presupuesto para nuestra casa de estudios para elevar significativamente la matricula estudiantil y contratar al número suficiente de profesores y trabajadores, dotándolos de equipo adecuado de trabajo, basificándolos y reconociéndoles todos sus derechos laborales y sindicales.
También, para seguir atacando las causas en este caso por medio de dotar de mejores condiciones para que un estudiante culmine su carrera y no termine en la calle engrosando las filas del desempleo, la UAM tiene que dotar de más y mejores becas al grueso del estudiantado, además de eliminar los pagos servicios, por ejemplo este es el caso de la reposición de la credencial, trámite que actualmente cuesta 100 pesos, así como incrementar el presupuesto de los comedores para asegurar que un número de estudiantes por mucho superior al actual pueda gozar de este beneficio.
Con esas clases de medidas, al dotar de condiciones de estudio y de empelo más dignas y al ampliar considerablemente su oferta educativa, la UAM ya estaría haciendo una significativa contribución frente al problema de la inseguridad al actuar sobre las causas en sus respectivo rango de acción y al ser un ejemplo para todas las universidades públicas sobre el camino a seguir y su contribución para cooperar en abatir la lacra social de la delincuencia.
¡Democratizar la UAM!
Pero también se necesita asegurar que la lucha contra la inseguridad no se transforme en un pretexto para atacar los derechos democráticos de los estudiantes, profesores y trabajadores, ni para violar los derechos laborales o sindicales; por eso nos pronunciamos por la suspensión definitiva del Reglamento de Convivencia Universitaria y del nuevo Reglamento de Alumnos, así como por la eliminación de toda reglamentación de la legislación universitaria que pueda ser empleada contra el derecho de la comunidad a organizarse y luchar por la defensa de sus intereses.
Por ello rechazamos también cualquier medida unilateral que no sea abalada de manera democrática por el conjunto de la comunidad universitaria y que atente los derechos laborales. Apoyamos el comunicado público del GIC Iztapalapa-Situam del 27 de mayo pasado en el que dicha instancia sindical rechaza por considerar violatoria a las relaciones laborales la medida de las autoridades que obliga a los trabajadores del departamento de vigilancia a solicitar la credencia que acredita estudiantes, trabajadores y profesores como parte de la comunidad de la UAM-I como condición para poder ingresar a las instalaciones de esta.
Siendo así, por todo ello, el combate a la inseguridad exige medidas de fondo que abatan el desempleo, que dignifiquen lo salarios y que aseguren el acceso a las aulas para todos los jóvenes en edad de estudiar.
Por una verdadera alternativa democrática contra la inseguridad
Y sobre la problemática específica de la inseguridad en la UAM-I demandamos la conformación de una comisión en la que estén representados por partes iguales estudiantes, trabajadores, profesores y autoridades, siendo todos ellos electos de manera democrática por sus respectivos sectores de representación a través de voto directo y universal. Dicha comisión tiene que elaborar una serie de propuestas tendientes a resguardar la seguridad de la comunidad universitaria teniendo como principios irrenunciables los siguientes postulados:
a) Respeto incondicional de los derechos democráticos de los estudiantes y toda la comunidad universitaria, así como de los derechos laborales y sindicales de profesores y trabajadores.
b) Respecto incondicional a la autonomía universitaria.
c) No a la contratación ni al empelo de cuerpos de seguridad privada ni del gobierno para el resguardo de las instalaciones universitarias. Para el desempeño de esta función la UAM tiene que contratar a más trabajadores no bajo el estatus de confianza, sino de base para que sindicalicen y queden bajo el control democrático de una comisión a partes iguales de profesores, trabajadores y estudiantes democráticamente electa, para evitar que, al ser trabajadores de confianza y al no existir medidas de control, terminen siendo un cuerpo policial al servicio de Rectoría
d) En principio la seguridad de la comunidad de la UAM-I tiene que ser obra de la propia comunidad universitaria organizada para ello; cada medida que se tome al respecto debe considerar a este principio como uno de sus principales criterios.
e) Las reuniones de trabajo de la comisión electa para elaborar las propuestas de seguridad tienen que ser públicas; además la comisión debe hacer públicos todos sus acuerdos y debates. ¡Basta de secretismos en la UAM!
f) Ninguna medida ni ningún plan contra la inseguridad podrá ser puesto en marcha sin primero ser analizada y posteriormente votada democráticamente por el conjunto de la comunidad universitaria: estudiantes, trabajadores y profesores. ¡No más medidas unilaterales en la UAM!
Una genuina lucha contra la inseguridad inevitablemente requiere de la participación real y no ficticia de la comunidad universitaria, razón por la cual es necesario democratizar la vida interna de la UAM y sus órganos de gobierno por ello nos pronunciamos también por la elección democrática de la Rectoría General y de las rectorías de las diferentes unidades, por medio de voto directo y universal del conjunto de la comunidad universitaria.
Solo de esa forma podremos cerrarle el paso de una vez por todas a los diferentes intentos de la autoridades por cercenar los derechos democráticos y laborales en la UAM, además de impedir manejos absurdos del presupuesto de nuestra casa de estudios y que atentan contra la calidad de nuestra educación, ejemplo de ello es el caso del presupuesto de 2013 para la Unidad Cuajimalapa, mismo en el que se asigna en total 675 mil pesos para la compra de dos automóviles, uno para el Rector y otro para el Secretario de la Unidad, cantidad esta última que por sí mismo es supera el presupuesto por separado de la División de Ciencias Sociales y Humanidades (631 mil 177 pesos), el de la División de Comunicación y Diseño (52 mil pesos) y los de la División de Ciencias Naturales e Ingeniería (579 mil 456 pesos), divisiones todas estas pertenecientes a dicha unidad.
¡Únete a nuestra lucha!
La política de las autoridades sobre la inseguridad y contra los derechos democráticos de la comunidad universitaria, así como la definición del presupuesto, por mencionar algunos ejemplos, demuestran que el compromiso de Rectoría General y el de las rectorías de las diferentes unidades, con una educación suficiente en calidad y cantidad es definitivamente inexistente. Por ello es hora de que nos organicemos estudiantes, profesores y trabajadores en un solo frente de batalla por condiciones dignas de estudio y de trabajo en la UAM.
Compañero: Únete al Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública (CEDEP) y lucha por estas ideas.