¡Alto al hostigamiento contra los estudiantes que luchan!
El jueves 3 de julio, de nueva cuenta las autoridades de la UAM Iztapalapa y sus lacayos consejeros han lanzado un nuevo ataque contra nuestra organización juvenil. En forma de una queja presentada en el Consejo Académico por el supuesto mal uso del espacio de la representación estudiantil del área de Ciencias Básica e Ingeniería, pretenden bajo mentiras desatar una cacería de brujas en nuestra contra para intentar intimidar a quienes hemos decidido dar una batalla por la mejora de las condiciones de la Metropolitana.
En primer lugar resulta completamente repugnante que dicha queja fuera presentada y aceptada por el Consejo Académico cuando, en días previos, nuestra compañera consejera Luisa Salazar ha sido el blanco de una campaña de hostigamiento y acoso por esos mismos ocho consejeros. La situación ha sido tan delicada que incluso llegaron a amenazas físicas. Ahora resulta que les indigna que estudiantes realicemos actividades políticas a lo interno del espacio, cuando ellos no han cesado ni un momento en presionar y hostigar personal y psicológicamente a nuestros compañeros.
La hipocresía, el cinismo y la arbitrariedad son evidentes cuando nuestras denuncias han sido echadas en saco roto por parte de las autoridades que pretenden con ello mantener sus privilegios y los negocios turbios que cada vez son más evidentes. Pero incluso con ello evidencian claramente cómo esos ocho consejeros no actúan verdaderamente en representación de la comunidad universitaria, sino que responden a los intereses de la burocracia, las autoridades y los grupos de poder a lo interno de la universidad. Es evidente que su acción responde a la necesidad de las autoridades por presentar un rostro estudiantil que legitime sus artimañas, para lo cual han impulsado a esta clase de consejeros.
En segundo lugar nuestra Universidad es una universidad pública, que es sostenida con los impuestos de las familias trabajadoras. Resulta un absurdo que se pretenda limitar el uso de este espacio a quienes no pertenecen a la universidad, pues ellos también contribuyen con sus impuestos al sostenimiento de la Universidad. De nueva cuenta evidencian los intereses que persiguen, que se proyectan en la forma en que perciben a la Universidad como una propiedad que les pertenece individualmente y de la que pueden disponer a gusto y modo. Al contrario de ellos, los compañeros del CEDEP, sabemos bien que la UAM así como el conjunto de la educación pública en nuestro país es resultado de la lucha de nuestros antepasados, siendo por tanto una conquista histórica de la lucha de clases en nuestro país. Por ello nos parece aberrante el argumento que pretende presentar a las instalaciones como de uso exclusivo de la comunidad de la metropolitana. Un argumento completamente reaccionario, que es totalmente ajeno a la realidad de la educación pública, a su historia y a cualquier principio mínimo de democracia. Si la Universidad es pagada con los impuestos del pueblo mexicano, este es quien puede hacer uso libre de sus instalaciones sin ninguna clase de permiso especial para ello.
En tercer lugar, por si no fueran suficientes las mentiras y calumnias en nuestra contra, estos pseudo representantes estudiantiles nos acusan de mal usar el espacio. Basta señalar el argumento ridículo sobre las pintas realizadas en los vidrios del espacio para echar abajo toda la baratija de argumentos. Ignoran, en el mejor de los casos, que en los vidrios fue usada una tinta especial para ello. De tal forma que estos no fueron maltratados, y de hecho algunas de las consignas en ellos plasmadas han sido ya borradas sin que estos presentasen ningún daño. Este solo argumento, ridículo como si se acusara a un profesor por usar un gis en la pizarra, demuestra la maraña de mentiras pero aún hay más. Se nos acusa de guardar mercancías y usar el espacio como bodega, otra mentira ridícula. Nosotros no guardamos mercancías, sino material político que usamos para desarrollar nuestro trabajo político. Somos conscientes de que solo con nuestro esfuerzo podremos construir una organización que defienda nuestros intereses de clase, por ello realizamos actividades que contribuyan en esa labor.
Las autoridades y los consejeros no han podido eludir el señalamiento claro que nosotros hemos hecho sobre los ataques a de los derechos democráticos, que son el meollo del ataque en nuestra contra. Más allá de toda la maraña de mentiras, aquí expuestas y desmanteladas, lo que resulta evidente es que con ellas solo se pretende limitar la acción democrática de los estudiantes que no estamos dispuestos a permitir como se desmantela la universidad pública y se atacan nuestras condiciones de estudio. Se escudan en el supuesto respeto a los derechos democráticos, pero mantienen su hostilidad abierta contra quienes nos organizamos y denunciamos las irregularidades de nuestra universidad. Los espacios estudiantiles en los órganos académicos y de gobierno, así como los espacios físicos, no han sido ningún obsequio de las autoridades. Han sido décadas de luchas de cientos de jóvenes y trabajadores, no solo de nuestra universidad, que nos han heredado esos espacios democráticos. Como ninguna otra Universidad, la Metropolitana, se ha caracterizado desde su fundación por la vocación democrática y combativa de quienes la hemos formado. Y no permitiremos que un puñado de burócratas y arribistas, echen por la borda lo que nos pertenece: una educación pública, gratuita, democrática y de calidad.