Las universidades públicas son las escuelas para los hijos de las familias humildes, para los hijos de los obreros y campesinos pobres, esto sea quizá aun más cierto para el IPN. Los hijos de los ricos ya tienen asegurado su futuro por su dinero, somos nosotros quienes necesitamos pelear por una educación de calidad que nos de acceso a un buen trabajo y una mejor vida. La lucha por una educación de calidad está directamente ligada a la que se da por trabajos dignos. En este sentido, la lucha estudiantil que estamos dando hoy es parte de la que dan nuestros padres y todos los trabajadores del país, tiene consecuencias directas e influencia mutua. Somos parte de una batalla más amplia por un futuro para nuestra clase.
Esta lucha la dan los trabajadores desde los sindicatos y también desde las organizaciones de izquierda que dan la pelea diaria por trabajo, salarios, salud, vivienda y educación. El movimiento estudiantil, del que somos parte, es parte a su vez de este gran movimiento de los trabajadores. En la unidad con ellos aumentará nuestra fuerza. El paro en la ESIA fructificó gracias a la ampliación del conflicto a todo el IPN, y la lucha politécnica encontrará una de las claves de su victoria en la acción conjunta con las organizaciones de lucha de los trabajadores y el pueblo.
Debemos llamarlos a la solidaridad y la acción. En las escuelas, en fábricas, talleres, sindicatos democráticos y organizaciones políticas y sociales de izquierda, hagamos realidad la fuerza de la unión. Conservando nuestra independencia política y organizativa podemos marchar hombro con hombro contra el enemigo común. Los trabajadores y sus hijos en las escuelas constituimos juntos la falange invencible que enfrentará al Régimen. Contra el nuevo Reglamento: ¡Obreros y estudiantes, unidos y adelante!