Un giro
Cuando el IPN se lanzó a la lucha lo hizo de manera masiva pero en solitario, a pesar de la gran simpatía nacional nadie más estaba planteando salir en masa a las calles. En ese momento la tarea fundamental era extender el movimiento, lograr que otros jóvenes y trabajadores salieran a la lucha con sus propias demandas. De no logarlo el movimiento sería vulnerable a las múltiples tácticas del estado para debilitarlo y derrotarlo.
Ahora hay decenas de escuelas que están en movimiento, parando actividades, discutiendo acciones para lograr el castigo a los responsables del miserable asesinato de los normalistas. Junto a ellos también están los campesinos y muchos trabajadores que están tratando de construir organizaciones o están luchando para poner en acción a las que ya tienen. Este es el cambio fundamental en la situación y pone sobre la mesa la existencia de condiciones para desarrollar una lucha juvenil nivel nacional que, además, puede incluir toda una seria de demandas que la juventud siente a flor de piel.
La idea de que el movimiento del IPN es “apolítico” simplemente es un absurdo que se basa en el supuesto de que con cambiarle de nombre a las cosas cambia también su naturaleza. Por otra parte esa palabra solo está cubriendo prejuicios y concepciones políticas que están debilitando al movimiento. Es urgente romper con esta visión para poder impulsar el ambiente actual.
Actuar a la velocidad del rayo
El sabotaje y las presiones mediáticas contra el paro en el IPN ya iniciaron, a varias escuelas han llegado profesores con actitudes agresivas para enfrentar a los compañeros politécnico, por otra parte se sabe que los grupos porriles también están en esta táctica de choque. Por otra parte la televisión, la radio y la prensa escrita ya se han quitado la careta y ahora asumen el papel que siempre ha jugado contra el movimiento juvenil. En el marco de tanta participación juvenil a nivel nacional, las presiones pueden bajar un poco porque el Gobierno Federal y local tienen miedo de que este ambiente escale de manera aún más grave.
Como quiera que sea, lo que queda claro es que el IPN necesita urgentemente vincularse al movimiento social, de esa forma aporta a la solución del caso Ayotzinapa y fortalece las posibilidades de triunfo en su propio caso. Y debe hacer esto a la velocidad del rayo, no puede tardarse más, no puede hacerlo en voz baja, no puede hacerlo con temor a la crítica que reciba de los medios de comunicación, ellos de por sí harán su crítica de siempre.
Al mismo tiempo la AGP debe evitar mantener sesiones tan largas y sin información a los estudiantes en lucha, eso genera incertidumbre que puede convertirse en desmoralización. Tampoco debe permitir que los estudiantes en lucha se mantengan dentro de las escuelas, al contrario debe crear brigadas que informen y amplíen las simpatías al movimiento. Y por supuesto debe llamar a acciones en las calles pero convocándolas con gran fuerza (al momento de escribir este artículo se sabe que la AGP ha llamado a participar en la movilización del 22 de Octubre pero lo ha hecho sin gran fuerza, eso se debe eliminar porque hay el riesgo de que haya una respuesta baja)
El IPN debe triunfar
El ambiente actual ha sido un nuevo estallido muy positivo de los estudiantes a nivel nacional, pero ese ambiente no va a durar por siempre, sobre todo si no se le da un impulso consiente a sus fuerzas y un programa. Todos los compañeros en la izquierda deseamos que la lucha del IPN triunfe, pero no hay que engañarse, eso sólo será imposible si la AGP y todo el movimiento politécnico toma las lecciones de las luchas históricas de la juventud y el proletariado.