El triunfo de López Obrador, el pasado 1 de julio, ha detonado un creciente ánimo entre distintos sectores de trabajadores a nivel nacional para exigir que se haga efectiva la transformación del país. En ese tenor no son pocos los trabajadores que ven una oportunidad para pasar a la ofensiva y obtener incrementos salariales, prestaciones y en general mejorar sus condiciones de vida. Sin ser ahora visible, existe hoy en día un paulatino avance de la lucha de clases protagonizada fundamentalmente por miles de trabajadores hartos de la opresión y la explotación que están cuestionando el autoritarismo y la falta de democracia en sus sindicatos y centros de trabajo.
Sin embargo López Obrador en lugar de confiar en el movimiento, ha depositado su confianza en elementos como Esteban Moctezuma Barragán para dirigir la SEP. Sin mencionar que ha recibido con beneplácito a elementos ajenos a la izquierda, como al nieto de Elba Esther y de las llamadas Redes Sociales Progresistas Magisteriales, que realizaron campaña dentro de Morena. Por supuesto esta clase de personajes sí pueden estar vinculados con la excarcelación de Gordillo, con la intención de mantener el control charro del sindicato más grande del país. Esta maraña, ha motivado mucha confusión y al mismo tiempo la sospecha de una alianza entre Obrador y Elba Esther. Pero a pesar de las enormes contradicciones de la política de Obrador, este no es responsable de dicha liberación. Esta acusación es tan absurda como responsabilizarlo del desistimiento de la PGR de delitos en el caso de Javier Duarte. Por el contrario, la liberación de estos deleznables personajes, no se explica por el papel de López Obrador sino por la enorme debilidad de la derecha y del régimen que los encarcelo.
En todo caso, Obrador es responsable de aceptar en su equipo a personajes de dudosa procedencia, ajenos a la izquierda, y especialmente de no plantear clara y abiertamente su posición respecto a diferentes temas como en el caso del Nuevo Aeropuerto o la Reforma Educativa. En ese contexto el pasado lunes 20 de agosto, en una conferencia de prensa, la excarcelada dijo que ella salió libre “y la reforma educativa fue derrumbada”, en un intento por ponerse al frente contra dicha reforma. Sin embargo este es un triunfó de la CNTE, del magisterio democrático y de los miles de jóvenes y trabajadores que hemos salido a apoyarlos, y que no sentimos la más mínima confianza ni en los charros ni en la derecha.
El triunfo de Obrador, sin duda ha sido un avance. Pero las conquistas de los trabajadores y los jóvenes no serán obsequio de nadie sino producto de la lucha que demos para conseguirlas. Como declaró el profesor Enríquez, de la Sección IX del CNTE “López Obrador tiene que leer por qué votaron por él millones de personas incluido los maestros, es su responsabilidad política. Por lo que a nosotros respecta, no podemos dejar que él defina todas las cosas. Como organización social y política nos toca empujar los principios que defendemos”. La burguesía, pese a estar debilitada y con sus organizaciones desechas, no cejara en su lucha por obtener más y mejores ganancias. Presionaran a Obrador para que no impulse una política que cuestione sus intereses, como ocurre ya con el Aeropuerto. Obrador por su parte intentara equilibrar la balanza entre las clases, hasta donde le sea posible, haciéndoles incluso concesiones. Pero nosotros no le hemos votado para seguir favoreciendo a los de siempre, por ello tenemos que empujar nuestras luchas así como fortalecer nuestras organizaciones de cara a las próximas batallas y a él exigirle cumpla su programa.