La putrefacta casta dorada salpica pus por todos lados
El pasado 12 de noviembre Jeffrey Lichtman, abogado del Chapo Guzmán, quien es sujeto a juicio en una corte de los EEUU, declararía que el Mayo Zambada, socio de dicho capo al frente del cartel del Pacifico, pagó millones de dólares al ex presidente panista Calderón y a Peña Nieto, éste último aún en funciones, para no caer preso. La declaración de Lichtman no han hecho otra cosa más que ratificar los profundos vínculos del narcotráfico con la “casta dorada”, es decir ese puñado de altos tecnócratas encabezados por el presidente de la república en turno que por años han dominado las palancas del estado para trasformar a México en patrimonio personal.
Días después de iniciar el juicio contra el capo mexicano el periodista del New York Times Alan Fever, publicaría el 16 de noviembre en su cuenta de Twitter que Jesús, el Rey Zambada, narcotraficante preso en los EEUU y testigo del fiscal contra El Chapo, testificará que él personalmente le entregó a Peña Nieto un soborno por 6 millones de dólares.
La casta dorada, aún encabezada por Peña Nieto, y sus profundos nexos con el narco representan la punta del iceberg de un entramado mucho más complejo que hunde sus raíces en la mima lógica del funcionamiento del capitalismo.
Mercado en ascenso
De acuerdo a un informe de marzo de 2017 de Global Financial Integrity (GFI), el valor del mercado mundial de la droga se ubicaba entre los 426.000 y 652.000 millones de dólares, cantidad que supera en mucho los 320.000 millones reportados por la Organización de Estado Americanos (OEA) para 2010. Las cifras de las drogas rivalizan con el valor total registrado por las exportaciones de hidrocarburos de 2017 de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) cuyo monto fue de 578.300 millones de dólares.
De acuerdo a la Drug Enforcement Administration (DEA) el impacto económico del narcotráfico mundial genera cada año ingresos de 30 millones de dólares para los carteles mexicanos, mismo que tienen como destino prioritario de sus operaciones a los EEUU, principal mercado de droga del orbe y país en el que el año pasado la venta de diferentes estupefacientes movilizó a un capital de 64 mil millones de dólares.
Las ganancias del narco mexicano, mismas que superan a los 29 mil 695 millones de dólares que ingresaron a nuestro país en 2017 por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED), han trasformado a los principales capos en multimillonarios dignos de las listas de la revista Forbes, tal como ha sido el caso del mismo Chapo Guzmán poseedor de una riqueza que no hace mucho superaba los 1,000 millones de dólares.
Tajada capitalista
Las estratosféricas ganancias del narcotráfico no pueden ser despreciadas por la burguesía, la cual ven en ellas una nicho de oportunidades para amasar más fortunas poniendo al servicio de los capos de la droga el sistema financiero para lavar dinero y transformarlo en negocios legales. En éste terreno México también juega un destacado papel, púes de acuerdo a Global Finacial Integriti (FGI) nuestro país es la tercera potencia mundial en lavado de dinero, sólo superado por China y Rusia.
Los informes de FGI revelan que entre 2004 y 2013 en México se lavó dinero por un monto aproximado de 53 mil millones de dólares.
El manejo de esos volúmenes de capital a través de la banca, la bolsa de valores y casas de cambio, pero también por medio de la administración de miles de empresas de los narcos creadas tras el lavado de dinero, son transformadas en significativas palancas de concentración de capital que la alta burguesía rentabiliza para sus propios negocios.
La casta dorada
Los señalamientos que vinculan con el narco a las principales cabezas del poder en México no son nuevos pues, por ejemplo, existen fundadas sospechas que señalan que la primer fuga de prisión del Chapo (enero de 2001) fue obra de un millonario soborno que paro en manos de Vicente Fox, entonces presidente de la república: “No me fugué, me abrieron la puerta” años después decolaría el Chapo Guzmán. Los nexos de la familia Fox con el crimen organizado han sido ampliamente documentados por la periodista Anabel Hernández, en su libro “Fin de fiesta en Los Pinos” (Grijalbo 2006).
La casta dorada naturalmente está al servicio del gran capital y de todo aquello que se traduzca en una mayor concentración de riqueza para la clase dominante. Siendo así, el Estado no sólo ha movilizado al ejército y a la policía para proteger a las bandas del narco (en 2014 Peña desarmó a los grupos de autodefensa michoacana y encarcelo a sus líderes para recuperar el control de la región para el narco dada la derrota sufrida por los templarios a cargo de los seguidores de Mireles), sino no que también ha corrompido todo el sistema judicial para facilitar el lavado de dinero, a grado tal que, por ejemplo, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la SHCP no ha obtenido una sola condena por lavado de dinero desde 2009. Por su parte el Servicio de Administración Tributaria (SAT) en los últimos tres años solo ha auditado al 0.2% de las 64 mil empresas cuyas actividades representan riesgo de lavado de dinero.
Dado ese panorama el Grupo de Acción Financiera (GAFI), órgano creado por varios países para establecer los estándares de la lucha contra el lavado de dinero, considera que el Estado mexicano se “percibe como altamente corrupto”.
Qué tan extraordinariamente lucrativos son para la casta dorada sus servicios para el narco son los 56 millones de dólares que recibió en sobornos Genaro García Luna, quien fuera el hombre fuerte de Calderón durante su sexenio en seguridad pública, ello de acuerdo a revelaciones del Rey Zambada durante el juicio que se le sigue al Chapo Guzmán.
El capitalismo partera del narco y la corrupción
Ni el narcotráfico ni la corrupción son hechos aislados u obra de mentes diabólicas, pues como se explica párrafos arriba, ambos fenómenos se incrusta en la lógica del capitalismo. El narcotráfico es un negocio multimillonario que no podría sobrevivir sin el apoyo del sistema financiero, siendo trasformado dada esa necesidad en un poderoso punto de apoyo para la generación de ganancias de la banca. Por ello, mirando las cosas con más detenimiento, la resultante de dicha relación no es la de la banca al servicio del narcotráfico, sino la del mercado de la droga al servicio del gran capital, del mismo modo que el resto del mercado mundial. Y en dicha relación, la corrupción encarnada en las altas esferas del poder del Estado, resulta un estupendo lubricante para facilitar las cosas y asegurar que los negocios y las ganancias fluyan del modo que lo necesitan tanto los capos de la droga así como los capos de la banca.
AMLO contra la corrupción
El juicio contra el Chapo Guzmán apenas inicia y no está para nada descartado el que se presenten más elementos que hundan más en el lodo a la casta dorada, pudiendo ello derivar en consecuencias jurídicas que vallan más allá de los 16 exgobernadores del PRI y del PAN, 10 de ellos concluyeron su mandato en el sexenio de Peña Nieto, y están siendo procesados o investigados, e incluso en fuga por presumibles vínculos con el narcotráfico.
En el marco de éste nuevo escándalo a partir de las revelaciones del Rey Zambada ante la justicia yanqui, se ha incrementado la sed de justicia de las masas trabajadoras ante la pandilla de mafiosos que han controlado el destino del país, transformándolo en el cementerio más grande del mundo de hoy en día; no obstante ello, ese legitimo sentimiento entró en contradicción con las inmediatas declaraciones de AMLO en el sentido de que “habrá perdón y punto final para los corruptos, porque el país no se puede empantanar por estar persiguiéndolos”. Dicha declaración provocaría el desconcierto y el malestar ante un sector amplio de simpatizantes de AMLO, mismo que ante el temor al descredito y a erosionar parte de su credibilidad, un día después reculó parcialmente al ofrecer la realización de una consulta en la que se le pregunte al pueblo si está dispuesto a que sean llevados ante la justicia los expresidentes. Y decimos que reculó parcialmente porque no asumió personalmente y tal como lo ofreció en la pasada campaña electoral, la decisión de llevar a la cárcel a los corruptos, delegándole esa responsabilidad a la consulta y también porque aclaro que de desarrollarse dicho ejercicio, sería hasta que se apruebe la reforma al artículo 35 constitucional para realizar estos ejercicios vinculatorios, dando ello espacio para que el tiempo pudiera jugar un papel a favor de Peña y los demás expresidentes.
Ni perdón, ni olvido
El hecho es que la casta dorada con todo jamás renunciará a sus privilegios ni tampoco a sus jugosos negocios fruto de la corrupción y su complicidad con el narco. Más allá del perdón, la impunidad de las altas esferas del poder se basa en un aparato judicial plagado de jueces, fiscales y mandos policiales y del ejército, en extremo corruptos, generándose condiciones con ello favorables para que todo siga igual.
Esa realidad, de no ser modificada, se transformará en un poderoso freno contra los objetivos de AMLO para eliminar la corrupción que corroe al Estado mexicano; e incluso no debemos olvidar que si en un momento dado la casta dorada, misma a la que pertenecen los magistrados de la Suprema Corte de la Nación, para proteger su posición necesita lanzar una cacería judicial contra el primer presidente de la república que no es priista o panista, lo hará sin empacho alguno, del mismo modo que ya lo hizo en 2005 cuando se le desaforo para tratar de meterlo a la cárcel.
Por consecuencia una lucha de fondo contra la corrupción exige mucha firmeza por parte de AMLO abandonando definitivamente toda intención de perdonar a los corruptos del pasado y en la que llame a las calles a su base de apoyo integrada por millones de trabajadores de la ciudad y el campo para romper todo tipo de resistencia de la clase dominante para someter a la justica a Peña, Salinas, Calderón, Fox y Zedillo; todo ello a la par de purgar de principio a fin todo el aparato judicial, sustituyéndolo por tribunales populares democráticamente electos, además de impulsar la libre organización y sindicalización de soldados y policías para extirpar todo indicio de corrupción en dichos cuerpos.
Con la corrupta casta dorada, ni perdón ni olvido
Cárcel para políticos y empresarios corruptos
Expropiación de los bienes del narco, de los empresarios vinculados al lavado de dinero y de los políticos corruptos