Día histórico para los desposeídos en México

Casi después de 80 años de predominio de la derecha en el gobierno, se abre una nueva etapa este 1 de diciembre. Acudimos a un momento histórico en el que se consumó la voluntad de más de 30 millones de votantes que expresaron mediante las elecciones, sus intenciones de cambiar profundamente al país en el que vivimos, fue un voto contra la corrupción, la impunidad, pero también contra el desempleo, la violencia, la falta de oportunidades para la juventud y contra la injusticia y desigualdad social.

En comparación con la toma de posesión de EPN, en donde cientos de manifestantes fueron gaseados, golpeados y un par de compañeros asesinados, este 1 de diciembre había júbilo por la victoria del pueblo sobre el régimen prianista. Más de 17 millones dieron seguimiento a la transmisión de la toma de protesta y miles asistimos al zócalo. También destaca la búsqueda de ideas marxistas que notamos desde la mesa de materiales de la Fundación Federico Engels, con libros de Trotsky, Lenin, Marx, etc. 

Las y los jóvenes y trabajadores, campesinos y campesinas que asistimos a la toma de protesta de AMLO, vivimos una toma de protesta masiva y pública, con muchas señales de compromiso hacia el pueblo, como la ceremonia indígena, que fue controvertida y de cuestionada representatividad pero que permitió visibilizar a un sector que pocas veces los gobiernos hacen visibles. También se tomó como una señal positiva la apertura de los pinos y los viajes en aviones comerciales, pues reflejan la intensión de no separarse de las condiciones en las que vive el pueblo.

Desde Izquierda Revolucionaria nos dimos a la tarea de plantear la necesidad de ir más allá de los buenos gestos y concretar las medidas que nos permitan justicia e igualdad social. Necesitamos un cambio profundo y así como el pueblo fue quien llevo a AMLO al gobierno, así será como sólo el pueblo podrá realizar este cambio de fondo, arrebatando todo el poder y los privilegios de los poderosos para que no puedan volver a gobernar para los intereses de una minoría.

Los buenos gestos del nuevo gobierno, han sido muy bien recibidos por millones de jóvenes y trabajadores, sin embargo, para cambiar de fondo su realidad cotidiana aún hace falta mucho por hacer.

Las miles de peticiones al nuevo presidente no hicieron falta a lo largo del periodo de transición, sin embargo, este 1 de diciembre no predominó una confianza ciega en que los lleve acabo, muchos somos conscientes de los peligros y limitaciones de este gobierno, pero sabemos que al mismo tiempo puede ser una oportunidad para arrebatar parte de lo que nos han quitado durante muchos años de regímenes derechistas. 

Existe una relación inversa entre la popularidad que generan las políticas sociales de AMLO y la respuesta de los empresarios a ellas. Después de las elecciones, la reacción de desconfianza de los empresarios se reflejó en la caída del 15% de la bolsa y el retroceso de 9% del peso, la misma actitud pudimos notar con la marcha de la derecha contra el aeropuerto.

La derecha no descansará hasta recuperar sus posiciones de poder y en este sentido es necesario sacar a los elementos derechizados del propio gobierno de AMLO y la estructura de MORENA, no hay nada más peligroso que tener al enemigo en casa.

Este 1º de diciembre se demostró una vez más que el gobierno de AMLO no tiene un cheque en blanco y que el pueblo queremos una transformación real, que queremos a los enemigos fuera de todas las estructuras del gobierno, que queremos ser partícipes activos, que queremos justicia y castigo a todos los que en el pasado constriñeron nuestros derechos y nos declararon la guerra con sus recortes, su violencia, su corrupción, sus despojo, sus asesinatos y desapariciones. Desde el pueblo si queremos justicia y una trasformación social de fondo y la queremos ya.


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