Las recientes acciones de los policías federales reflejan las contradicciones de la situación política del país, con un escudo de reivindicaciones laborales como lo haría cualquier trabajador, intentan cubrir la reconocida putrefacción de esta institución, ilegitima para la población, peor aún, llaman a ser representados por el expresidente Felipe Calderón, lo cual no es casual, para un cuerpo profundamente represivo, manejado por los intereses de la derecha más corrupta y criminal.
Sumaron tres días de tomas policiales, con bloqueos de algunos de los accesos principales a la Ciudad de México, pequeñas acciones en otros puntos del país como Chihuahua y la toma del Centro de Mando de la Policía Federal en Iztapalapa en CDMX. Estos elementos, que al inicio sumaron 3 mil, exigen entre otras cosas la renuncia de altos mandos, comandantes y directores, sueldo base de 15 mil pesos quincenales, que no se use el polígrafo para su entrada a la Guardia Nacional, que no se les discrimine por sobrepeso, así como integrarse con todas sus condiciones laborales y como cuerpo completo a la GN. Otros simplemente piden su liquidación.
¿Qué es y a quien sirve la Policía Federal?
La Policía Federal es uno de los cuerpos armados del Estado más corrompido, represivo y odiado por la población, por su complicidad con la delincuencia, tan sólo en mayo pasado fueron apresados dos grupos de agentes federales involucrados en secuestros y extorciones. Al mismo tiempo criminalizan a la población, en especial a los movimientos sociales. Y es que, al final, dentro de este sistema capitalista es para lo que están hechos. Como olvidar el actuar de este cuerpo de élite en la Huelga Estudiantil del año 99 en la UNAM, en Atenco y Oaxaca 2006, el ataque a los trabajadores electricistas en 2009, desalojo y detención de maestros en el Zócalo de la CDMX en 2013, en Nochixtlán 2016, por mencionar sólo algunas de las más conocidas.
La policía así como otros cuerpos de control han sido creados para proteger los intereses de los poderosos, para asegurar la estabilidad social que les permita seguir con sus gobiernos, negocios y ganancias, no es de extrañar que haya un motín ante la austeridad estatal plateada, pero más aún es un sector de la derecha que está utilizando a un sector del Estado contra otro sector del mismo para intentar recuperar el control que antes ejercían sobre éste. En el mismo tenor hemos visto a la derecha organizado tres marchas contra el gobierno de AMLO, innumerables demandas contra la cancelación del AICM, amparos de fiscales y burócratas contra el tope salarial a altos funcionarios. La derecha no pierde tiempo en agruparse y pasar a la ofensiva cuando le es posible.
En el capitalismo la función principal de la policía es romper huelgas y reprimir otras formas de protesta contra la política de la clase dominante. Toda utilidad cívica que pueden tener otras formas de actividad policiaca como controlar del tránsito y llamar ambulancias es completamente secundaria a la función represiva primordial. Las tendencias personales de policías individuales no cambian esta función básica, todos deben de cumplir los dictados de los grandes dueños del dinero.
La debilidad invita a la agresión
Si bien AMLO no es ningún revolucionario ni mucho menos socialista, ya que no pretende transformar al capitalismo por un modelo económico sin división de clases y explotación, aun así, sus pretendidas reformas y la enorme población de trabajadores, jóvenes, campesinos, etcétera, que lo respalda, representan un peligro para los intereses de los empresarios y la oligarquía. Es por ello que la derecha no cesa en sus intentos de debilitar, hostigar y finalmente derrocar al gobierno de AMLO, con el fin de conseguir un gobierno totalmente fiel sin ningún vínculo con las masas.
Los exabruptos de la policía son un llamado serio al gobierno de AMLO, mientras él prefiere el discurso del “amor y paz” y “abrazos, no balazos”; la derecha continua y refuerza los ataques. El conservadurismo y represión de la PF ha sido atizado por la derecha, así como también imbuidos en la idea que son una casta privilegiada intocable, sin embargo, la austeridad estatal les plantea la precarización de sus condiciones (de los rangos más bajos en especial) y un régimen de control y disciplina militar impuesto por la Guardia Nacional, es por eso que han solicitado su ingreso en bloque y sin ningún tipo de examen.
Lo anterior le preocupa a la derecha ya que perdería a un gran aparato del Estado que cuida, opera y controla sus negocios, pero, sobre todo, mantiene a raya a la clase trabajadora y de demás grupos explotados, y que en determinado momento puede volver utilizar para desestabilizar el actual gobierno.
La fuerza está en el pueblo organizado
El respaldo al gobierno de AMLO tiene sus raíces en la enorme desigualdad que vive el país, en la pobreza y el hartazgo ante los regímenes autoritarios y depredadores del PRI y el PAN, el pueblo estamos cansados de la corrupción, pero también de la explotación, del acoso, los asesinatos y la falta de una perspectiva de mejora en nuestras condiciones de vida. Pero todo esto no puede ser cambiado con reformas superficiales, ni con programas sociales controlados desde el Ejecutivo.
El cambio verdadero sólo podrá ser con un cambio profundo de sistema, barriendo con todas sus instituciones, que hasta ahora sirven a una minoría, incluyendo a los cuerpos policiacos. Si los policías de rangos bajos realmente quieren mejorar sus condiciones y no ser carne de cañón de los políticos y de sus propios altos mandos, sólo podrá ser diluyendo esos cuerpos y construyendo grupos de autoorganización y defensa del pueblo y para el pueblo, luchando con ellos por mejores condiciones para todos los trabajadores y para el conjunto del pueblo pobre.
¡Ni un hombre, ni una mujer, ni un centavo para la PF y GN!
¡Presupuesto de seguridad para escuelas, hospitales y trabajos dignos!