En las primeras horas del 13 de Agosto de 2009; quedaron liberados 20 responsables de la masacre en Acteal, en donde fueron asesinadas 45 personas, miembros de la organización comunitaria Las Abejas. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, dictaminó que no hay pruebas suficientes para que éstas 20 personas, ligadas a grupos paramilitares, permanecieran en la cárcel.
Esto ha llevado no sólo a múltiples protestas por diversas organizaciones sociales y de derechos humanos, sino a revisar los hechos sucedidos el 22 de diciembre de 1997 en Acteal, en donde el gobierno federal y local no sólo sabían de la existencia de grupos paramilitares, sino que impulsaron y apoyaron su creación para combatir a las comunidades de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y a las comunidades disidentes.
Contrainsurgencia en Chiapas
Tras el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el gobierno federal desde el primer momento optó por aplastar militarmente al movimiento, lo cual evitó la movilización de la clase trabajadora a nivel nacional; debido a esto se establecen los primeros acercamientos entre el EZLN y el gobierno federal mediante la Comisión de Concordia y Pacificación.
El EZLN no era un foco guerrillero aislado, contaba con el apoyo de miles de campesinos en los Altos de Chiapas, en las comunidades y municipios, por tanto la estrategia del gobierno era aislarlo de sus bases de apoyo en Chiapas y del apoyo nacional e internacional
El gobierno de Ernesto Zedillo a principios de 1995, opta por la aprehensión de la dirigencia zapatista, cuya operación termina en fracaso. Ante esta situación, el gobierno federal no tiene más remedio que ganar tiempo en las rondas de negociaciones, las cuales se establecieron en San Andrés Lazarráinzar en 1996; el gobierno no reconoce los acuerdos firmados en la primera mesa de diálogo sobre los derechos y cultura indígenas, lo que ocasiona el rompimiento del diálogo entre el EZLN y el gobierno federal.
Desde1995 el gobierno de Ernesto Zedillo, decide combatir a las comunidades de apoyo del EZLN, hay diversos programas de apoyo a las comunidades, organizaciones y personas que apoyan o militan en el PRI en los municipios y comunidades, esto con la finalidad de aislar a las familias, personas y comunidades que simpatizan con el EZLN y el PRD.
Los apoyos económicos, educativos, culturales, sociales y productivos, comienzan en la región chol de los Altos de Chiapas, comenzando con la organización priísta Paz y Justicia, la cual emprende una ofensiva no sólo contra las bases zapatistas, sino contra los militantes del PRD en la región; estos programas rápidamente se extendieron a Chenalhó y demás municipios chiapanecos.
Las organizaciones leales a los gobiernos locales del PRI, comienzan a crear conflictos religiosos, agrarios y políticos para inducir la confrontación entre las comunidades y grupos de personas, esto da el pretexto para la intervención del ejército y la policía en diversas comunidades, interviniendo en favor de las organizaciones priístas.
Desde el alzamiento armado, el jefe militar de la zona fue el general Renán Castillo, quien deja el cargo el 16 de Noviembre de 1997, días antes de la masacre en Acteal. La estrategia militar consistía en aislar al EZLN de sus comunidades, provocar no sólo conflictos comunitarios, sino desplazamientos masivos, destrucción y atomización de comunidades, “quitar el agua” al “pez revolucionario”, “así como el pez no puede vivir fuera del agua, el núcleo guerrillero no puede existir sin sus bases de apoyo, sin comunidades que lo apoyen”. “Al pez, se le puede hacer imposible la vida en el agua, agitándola, introduciendo elementos perjudiciales a su subsistencia, o peces más bravos que los ataquen, los persigan y lo hagan desaparecer”. Sobre esta estrategia trabajaron no sólo los gobiernos locales del PRI, sino que hubo un trabajo conjunto del ejército mexicano, la Secretaría de Gobernación y la Presidencia. Es mentira que el gobierno de Zedillo no supiera la estrategia a seguir en Chiapas, la existencia de grupos paramilitares era conocida por las instituciones antes mencionadas, quienes alentaron y protegieron a esos grupos. La estrategia de contrainsurgencia en Chiapas comenzó en 1995, alentando a los grupos paramilitares en las comunidades.
Esta estrategia costó más de 75 muertos en 1997, causando miles de campesinos desplazados de sus comunidades y en un momento determinado se evidenció en la masacre de Acteal en diciembre de 1997.
No es el objetivo de este trabajo realizar un balance del movimiento zapatista, ya hemos escrito anteriormente sobre el EZLN, su política e iniciativas que ha lanzado; basta decir aquí que lo positivo del EZLN en 1994 fue poner sobre la mesa la lucha contra el PRI-gobierno. En la Primera Declaración de la Selva Lacandona se levanta un programa de lucha, por vivienda, salud, educación, trabajo y hace un llamado a nivel nacional para dar la lucha por estas y otras demandas y pide la destitución del gobierno federal. Posteriormente centra sus demandas en el reconocimiento de los derechos y cultura indígenas, lo cual apoyamos plenamente, pero a la vez hacemos una crítica compañera en torno a las iniciativas lanzadas por la comandancia zapatista y el sub comandante Marcos, tales como la Otra Campaña de la cual sólo queda un pálido reflejo de lo que se pretendía que fuera, una iniciativa con impacto nacional e internacional, que en realidad nunca funcionó y en la práctica de haber tenido algún efecto, hubiese confundido y divido a los trabajadores en las elecciones de 2006.. La mejor forma de resolver el problema de las comunidades campesinas indígenas en Chiapas, es vincular la lucha a nivel nacional con la clase obrera y demás sectores explotados, para dar una lucha conjunta contra el gobierno y la burguesía: esta es la auténtica solución para las comunidades y bases de apoyo zapatistas que desde años atrás han sufrido y luchado contra el acoso militar y paramilitar.
Los grupos paramilitares
Siete días antes de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) otorgara la libertad a 20 de los responsables de la masacre de Acteal, el agregado militar de Estados Unidos en México reveló documentos en los que se hablan sobre la participación directa del ejército mexicano en el adiestramiento y supervisión para la formación de grupos paramilitares en Chiapas. El ejército les aseguraba y les guardaba armas, las autoridades protegían a este tipo de grupos, el documento se puede leer en: http://www.gwu.edu/~narchiv/
¿Que son los grupos paramilitares? ¿Cómo se formaron? ¿Quién los financió y les entregó las armas? ¿Quién los adiestró en el uso de armas de alto poder? ¿Quién les dio impunidad? La Procuraduría General de la República en el caso de Acteal no ha respondido a estas preguntas, debido a que hay autoridades civiles y militares involucradas en la formación y en el impulso de este tipo de grupos para combatir no sólo a las bases de apoyo del EZLN en Chiapas, sino a militantes del PRD y “los contrarios”, los que no comulgaron o comulgan con la línea oficial del gobierno en turno.
Los grupos paramilitares comenzaron a actuar casi a la par de la ofensiva lanzada por Zedillo para capturar a la comandancia zapatista en 1995, el general Mario Renán Castillo, responsable militar de la zona, creó una decena de grupos paramilitares, aplicando los lineamientos del Manual de la guerra irregular, operaciones de contraguerrilla e instauración del orden, editado por la Secretaría de Defensa Nacional
Grupos como Paz y Justicia, Los Chinchulines, Máscara Roja, MIRA y demás; nacieron a iniciativa del ejército y apoyados por los programas sociales de la Sedesol, aprovechándose de la pobreza extrema, falta de oportunidades, desempleo de sectores importantes de campesinado en Chiapas y utilizando la estructura del PRI en algunas comunidades.
Los grupos de paramilitares están formados fundamentalmente por campesinos en extrema pobreza, sin tierra, ni propiedades, lo cual no les permite alternativas de ganarse la vida en sus respectivas comunidades o ejidos. Así, las armas, los apoyos económicos y la impunidad les dan prestigio, dinero y respeto. Una ser que es víctima de la pobreza, que no tiene voz ni voto en las comunidades, se convierte con el dinero y las armas otorgadas en alguien conocido, respetable y temible.
Los grupos paramilitares no sólo controlan comunidades, controlan los apoyos económicos y sociales de la Sedesol, así, pueden presionar mediante esos apoyos a los habitantes de las comunidades para que apoyen las acciones de este tipo de grupos.
La estructura del PRI fue utilizada para estos fines. Uno de los principales grupos paramilitares conocido como Paz y Justicia en sus orígenes fue una organización que aglutinaba a diversas comunidades y campesinos que estaban afiliados al PRI, a esta organización por medio de los gobiernos locales y la Sedesol se le inyectaron recursos, apoyos económicos, programas sociales y educativos en las comunidades, a cambio, el gobierno les exigía que aislaran y confrontaran a las comunidades y familias simpatizantes del EZLN o del PRD.
Las armas y el entrenamiento militar vinieron del ejército mexicano por parte de los sectores de inteligencia, por medio de los apoyos sociales se pedían voluntarios en las comunidades para el entrenamiento militar y psicológico, el uso de armas de alto calibre y crear la psicología de que “los contrarios”: es decir, el PRD o el EZLN, son los enemigos a combatir, aprovechándose del resentimiento y la exclusión social que sufrían muchas de estas personas.
Esta estrategia rápidamente se extendió a todas las comunidades en donde el EZLN tenía simpatías, el grupo que asesinó a las 45 personas en Acteal, era denominado Máscara Roja, el cual fue constituido de manera similar a Paz y Justicia.
Es mentira que el gobierno no supiera de la existencia de estos grupos, meses antes de la masacre el dirigente de Paz y Justicia, en una reunión con el presidente Ernesto Zedillo, pidió extender este tipo de organizaciones a las demás comunidades para combatir a los simpatizantes del EZLN y el PRD. El entonces presidente municipal de Chenalhó, muchas veces alentó a las organizaciones priístas a que todas las comunidades apoyaran este tipo de iniciativas “si no quieren córranlos”, era el consejo que les daba.
“Al pez, se le puede hacer imposible la vida en el agua, agitándola, introduciendo elementos perjudiciales a su subsistencia, o peces más bravos que los ataquen, lo persigan y lo hagan desaparecer”. Los conflictos religiosos, políticos o agrarios provocados, eran los elementos perjudiciales a la subsistencia del pez, según nos dice el manual de la Sedena, y los peces bravos que persigan y ataquen al pez, sin duda son los grupos paramilitares armados y financiados por el gobierno local y federal.
Se prepara la masacre
Antes de la masacre del 22 de diciembre hubo diversos enfrentamientos y provocaciones por parte de las organizaciones priístas para forzar el desplazamiento y el aislamiento de las bases de apoyo del EZLN, la llamada sociedad civil que eran militantes del PRD, y organizaciones pacifistas como Las Abejas. Desde febrero de 1997, no hubo mes en donde no hubiera enfrentamientos, desplazados, quemas de casas, secuestros, provocaciones, asesinatos.
Durante ese año se profundizaron toda una serie de conflictos: políticos, religiosos, disputas agrarias, por un banco de arena, etc; dichas diferencias y disputas habían sido arregladas en el pasado por medio del diálogo entre ambas partes. Desde el levantamiento armado de 1994, las bases de apoyo del EZLN, los militantes del PRD, Las Abejas y los militantes del PRI convivían en diversas comunidades y podían llegar a algunos acuerdos para solucionar las diferencias. Esto cambió drásticamente para 1997, alentado por la dirigencia del PRI local, los paramilitares y los presidentes municipales.
Los conflictos provocados por los gobiernos municipales y por el PRI se acentuaron, había aparentemente disposición al diálogo, pero los dirigentes del PRI regionales presionaban para acentuar el enfrentamiento, este fue el origen y la semilla que se desarrolló y concluyó en la masacre de Acteal.
El conflicto comenzó aparentemente por el control de un banco de arena que se encontraba dentro del territorio del municipio autónomo de Polhó, en el municipio oficial de Chenalhó; las familias zapatistas comienzan a utilizar los recursos naturales de dicho banco, los grupos paramilitares comenzaron a presionar para quitarles el banco de Arena a “los contrarios”, presionaron a los miembros de Las Abejas para que apoyaran y compraran armas para enfrentar a los zapatistas, a lo cual se negaron. Eso provocó un nuevo conflicto que terminó con cientos de desplazados de esa comunidad.
Este u otro conflicto pudo haber acabado en hechos sangrientos, cualquier problema pudo haber sido el detonante de alguna masacre, la línea oficial era aislar, reprimir, atomizar, desmoralizar a los campesinos simpatizantes del EZLN y a quien no apoyara esta decisión incluyendo a Las Abejas y a los PRD.
Esta estrategia provocó más de 6 mil desplazados de diversas comunidades, los cuales vivían en condiciones infrahumanas, sin alimentos suficientes, ni un techo donde dormir.
Los miembros de la comunidad Las Abejas habían sido desplazados por presión de los paramilitares y estaban refugiados en Acteal. El 22 de diciembre era inminente el ataque por parte de los priístas, las bases de apoyo del EZLN recomendaron a los miembros de Las Abejas que se retiraran. La mayoría de los hombres se había retirado para evitar el enfrentamiento, en el lugar se encontraban niños y mujeres, algunas de ellas embarazadas. A las 10:30 horas, un grupo fuertemente armado atacó el campamento, asesinando a 43 personas (niños, mujeres embarazadas, mujeres), con armas de alto calibre y algunas más a golpes.
La policía y el ejército no intervinieron a pesar de que se encontraban algunos cuarteles cerca de ahí. La intervención al día siguiente fue para borrar las evidencias de la masacre. La masacre evidenció lo que había sido denunciado anteriormente: la existencia de los grupos paramilitares apoyados por las autoridades civiles y militares. Las incursiones del ejército —se suscitaron en 5 comunidades zapatistas— para desarmar a los paramilitares se dieron meses después, pero no se acercaron a las comunidades dominadas por el PRI.
La masacre en Acteal tuvo un impacto nacional e internacional, hubo protestas en más de 20 países, el gobierno de Ernesto Zedillo no pudo ocultar la vinculación del PRI con los grupos paramilitares.
Hubo algunos intelectuales al servicio del régimen como Héctor Aguilar Camín, que en la revista Nexos, afirmó que la masacre en Acteal no se podría considerar un crimen de Estado, que se trataba de un conflicto intracomunitario provocado por diferencias religiosas. Los medios masivos de comunicación respaldaban la hipótesis mostrando machetes en el lugar de los hechos y afirmando que la mayoría de las personas asesinadas eran por golpes y armas blancas, contribuyendo al análisis de que el conflicto fue por diferencias religiosas y fue resuelto de manera incivilizada: a machetazos.
Acteal fue una de las máximas expresiones de la contrainsurgencia en Chiapas, auspiciado por el gobierno federal. Sucedió en Acteal, pero pudo haber ocurrido en alguna otra comunidad, en donde se actuó de la misma forma provocando conflictos que anteriormente se habían resuelto por la vía del diálogo entre las comunidades y sus habitantes.
¿Por qué no hay justicia?
Posteriormente fueron capturados algunos de los presuntos implicados en la masacre, en Enero de 1998 renunció el Secretario de Gobernación Emilio Chuayffet, quien afirmó que no se debe de tener ni la más mínima sospecha que el gobierno federal no tuvo nada que ver con la masacre. Posteriormente renunció el gobernador de Chiapas.
Ahora la Corte ha liberado a 20 implicados, a 20 paramilitares que han regresado a las comunidades de Chenalhó. La violencia después del 22 de diciembre no se detuvo, se generalizó por parte de los grupos paramilitares y hasta la fecha siguen los conflictos entre las organizaciones afiliadas al PRI y las bases zapatistas, actualmente organizadas en municipios autónomos. Posteriormente la SCJN liberó a más paramilitares vinculados en la masacre.
Durante su campaña, Felipe Calderón se comprometió a revisar el caso y a liberar a los inculpados por la masacre en Acteal si sus familiares le daban el voto. La SCJN cumplió el compromiso de campaña de Felipe Calderón.
La justicia para decenas de familias en los Altos de Chiapas no ha llegado, ni llegará por medio de la Suprema Corte, no es casualidad que los ministros ganen más de $300 mil pesos mensuales, es un buen bono de gratificación por exonerar a Enrique Peña Nieto de los sucesos de Atenco, a los paramilitares por la masacre de Acteal, a Luis Echeverría Álvarez por la masacre del 10 de Junio de 1971, por los casos de Oaxaca y por condenar a decenas de años de cárcel, acusar a luchadores sociales, activistas sindicales y representantes del pueblo trabajador.
Esto es una muestra más de la justicia en la sociedad burguesa, hay justicia sólo para la burguesía y sus representantes: el PRI y el PAN. La Suprema Corte no es un ente independiente y autónomo de las demás instituciones del Estado, está al servicio del Estado y la burguesía.
Es necesario que las organizaciones de la clase obrera tomen nota de la liberación de 20 responsables de la masacre en Acteal, pero debemos señalar que esto no queda ahí, Acteal fue un crimen de Estado. Efectivamente, el entonces presidente Ernesto Zedillo, su entonces Secretario de Gobernación Emilio Chuayffet, el general Renán Castillo, no dispararon las armas que le dieron muerte a las 43 personas en Acteal, pero promovieron conscientemente la creación de los grupos que dispararon ese día. No sólo se debe señalar la impunidad con que esos grupos actúan, no sólo debemos señalar la injusticia en liberar a esos 20 responsables, sino que debemos señalar que es la forma de actuar por parte de los representantes de la burguesía cuando estalla un conflicto social, cuando la clase trabajadora o un sector de los explotados se lanza a la lucha, no se respetan los límites que marcan las leyes, se usan toda una serie de estrategias “fuera de la ley” para combatir las huelgas, los movilizaciones y en este caso a las bases de apoyo zapatista, para llegar a la llamada “paz social”, estos métodos se han utilizado en nuestro país durante la guerra sucia, se utilizó en el conflicto en Chiapas, en Atenco y en Oaxaca. La burguesía no titubea ni un segundo para defender sus privilegios y defender la llamada paz social, las leyes las utilizan para someter a la clase obrera y a los sectores explotados y no duda en utilizar todo tipo de elementos “que no están en la constitución”: creación de pruebas para inculpar a detenidos, desapariciones, ejecuciones, creación de paramilitares, guardias blancas o grupos de golpeadores.
Nuestro compromiso está con los miles de campesinos indígenas que siguen luchando y resistiendo en Chiapas, la lucha contra la represión y la pobreza la tenemos que vincular a la lucha nacional que ha emprendido la clase trabajadora, por mejoras salariales, por democracia sindical y por mejores condiciones de vida.
Las personas que fueron asesinadas en 1997 en Acteal pertenecían a la organización social Las Abejas, que se definen a sí mismos como pacifistas. Durante ese año fueron asesinadas más de 70 personas entre las bases zapatistas y los miembros de Las Abejas. La lucha de los explotados, la lucha de la clase trabajadora debe reivindicar estos muertos, es necesario dar una lucha frontal contra los asesinos y contra quienes les brindan impunidad: el gobierno y la burguesía.
La lucha de los campesinos pobres —independientemente de que sean indígenas o no—, para cubrir sus necesidades inmediatas, debe vincularse a la lucha del movimiento obrero, debe reivindicar la industrialización del campo, la gestión de créditos baratos para compra de maquinaria, semillas, abonos, la creación de canales directos de comercialización, sólo así puede haber paz social. La lucha por lo inmediato debemos vincularla a lucha por una mejor sociedad, debemos vincularla a la lucha por el socialismo, sólo así conseguiremos mejoras permanentes en nuestra calidad de vida.
¡Por la unidad del movimiento obrero y campesino!