En el libro El origen de la familia, la propiedad privada y el estado, Engels describe la existencia de la opresión de la mujer como una situación material y que a su vez el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el antagonismo del hombre y la mujer con la monogamia, la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino.
En la actual sociedad capitalista además de problemas cotidianos derivados de la explotación laboral la mujer trabajadora vive otra amarga experiencia derivada de su género. Al vender su mano de obra en el mercado se convierte en obrera pero dadas sus peculiaridades derivadas del género el capitalista se aprovecha y ofrece un salario por debajo del que percibe un obrero hombre sin que esto implique una reducción de esfuerzos para desarrollar dicho trabajo. Aunado a esto la mujer es presa de otro escenario social: la cuestión de la maternidad; dado ello la mujer trabajadora es vista desde otro ángulo no sólo como el ser capaz de producir mercancías tangibles si no como aquella persona que es necesaria para la reproducción de le especie, como generadora de más mano de obra que permita a los capitalistas renovar y aumentar la demanda de mano de obra a fin de malbaratar aun más el salario.
Estas dos fases no son las únicas a las que se enfrenta al mujer; estos no son los únicos problemas a los que se enfrente hoy en día; es presa de diversos escenarios dependiendo de la situación socio-económica en la que se educa.
Podemos definir tres situaciones bajo las cuales se educa a la mujer:
1. Mujeres educadas en lugares semi y/o desarrollados (cuidad) en los cuales tiene algunos derechos; tales como “acceso a la educación”, “fuente de trabajo” y “participación en la democracia burguesa”. pero que por la situación económica no solo se encargan de los quehaceres domésticos si no que se ven obligadas a trabajar para solventar los gastos de la casa.
2. Mujeres educada en lugares atrasados (campo) en los cuales los derechos se limitan al simple voto en el mejor de los casos y que existen derivado de una educación moralista y religiosa sujeción total siempre subordinada al machismo; en su infancia respecto y obediencia absoluta al padre de familia y en la edad adulta a su pareja; no se tiene acceso a la educación y se convierte en una esclava del hogar.
3. Mujeres que viven en países donde por su condición de género no tienen ni voz ni voto, en los cuales no pueden siquiera ver a los hombres directamente a los ojos sin que esto implique un castigo que se asemeja a la edad media.
Sea el escenario bajo el cual se encuentre la mujer siempre se les inculca una educación moralista que las educa para ser la ama de casa perfecta y la esposa ejemplar; dicho en otras palabras una esclava del hogar.
Bajo esta educación determinada por la sociedad capitalista la mujer es vista por el sexo opuesto en la mayoría de los casos como un genero inferior que ha originado en los últimos años de manera alarmante aumento de violencia hacia la mujer en los campos laboral, familiar y de pareja.
Los famosos “femicidios” que han arrojado cifras anteriormente alarmantes en ciudad Juárez Chihuahua se han regado a otros estados de la republica tal es el caso de Jalisco donde se ha registrado una cifra escandalosa este año llegando a 67 femicidios en lo que va del año reportando un aumento del 16% respecto al año pasado; mientras que las desapariciones de personas del sexo femenino subieron 52 por ciento.
Respecto a las desapariciones “se trata de niñas y mujeres jóvenes, la mayoría habitantes de las zonas urbanas, solteras, y de ocupación estudiante”, estas son utilizadas por redes del crimen organizado que las explotan ya sea en el ámbito laboral y/o sexual.
En la actualidad no hay legislación alguna que castigue y vele de manera tajante por los derechos de las mujeres, si bien es cierto que se han venido dando en algunas regiones algunas concesiones hacia la mujer; el derecho a l voto, a la educación, en algunos estados el derecho a decidir sobre su cuerpo, etc. también es cierto que mientras no haya una educación fuera de cuestiones molares que tenga como objetivo reproducir los prejuicios capitalistas, mismos en los que la mujer, en particular la trabajadora, es presentada como un objeto, no se podrá frenar el problema de la violencia a la mujer e igualad de género en todos los ámbitos de la sociedad.
La cultura capitalista es un instrumento que tiene como objetivo auxiliar la explotación del proletariado, factor éste último sobre el cual descansa la opresión de la mujer trabajadora. Por consecuencia la tarea actual no sólo es luchar por algunos derechos y/o concesiones que si bien son importantes al mismo tiempo ha demostrado sus límites al no haber un verdadero cambio en esta sociedad que asegure una vida digna para la mujer trabajadora; de nada nos sirve el tener derecho a decidir por ejemplo sobre la maternidad si no se cuenta con la información, las clínicas y la educación sexual correcta que nos permita tomar nuestra propia decisión sin poner en riesgo nuestra vida.
No se trata pues de luchar por estar “concesiones” lo que permitirá a la mujer desencadenarse de los prejuicios que ha engendrado el capitalismo. Nosotras como parte de la clase obrera debemos de luchar firmemente por la desaparición de este sistema económico que nos ha condenado a la miseria.
Es hora de pasar de ser la típica trabajadora y ama de casa que ha creado el capitalismo y pasar al terreno de la acción; debemos de ser mujeres combativas que junto a la clase obrera derroque este sistema, dejémonos de prejuicios burgueses nosotras somos capaces de luchar desde la misma trinchera que los obreros en contra de nuestros opresores.
En el marco del capitalismo no existe reforma alguna que permita a la mujer una verdadera equidad de géneros y liberación femenil, la única salida es la participación decidida y férrea contar este sistema. Solo luchando junto a la clase obrera podremos dar fin a nuestros problemas y lograr una mejora a nuestra realidad.
No somos una clase aparte del proletariado formamos parte de él y en ese sentido es hora que desde nuestra trinchera impulsemos una lucha decidida en contra del capitalismo y sus operadores los burgueses.