Crisis alimentaria
Durante el año 2010 el kilogramo de tortilla amentó 66 por ciento sólo para llegar al 2011 con un nuevo aumento pasando de 8.50 a 9 y10 pesos. En algunas partes del D.F. se vendió a 12 pesos y en los Estados llegó hasta los 14 pesos, ¡todo ello bajo la amenaza del aumento a la canasta básica de hasta un 80%!
Calderón está llevando a México a una verdadera crisis alimentaria. En lo que va de su gobierno se ha encarecido la canasta básica en un 115% (La jornada 13-Ene-2011), esto como consecuencia de un aumento ininterrumpido a los precios de los energéticos, sobre todo la gasolina acumulando un alza de 26.5 por ciento desde enero del 2009 hasta la fecha. Aunado a todo ello ha desaparecido prácticamente el subsidio al diesel agropecuario, es decir, se ha elevado el costo de producción de los alimentos y, por tanto, los precios al consumidor.
“Y más desolador todavía es el panorama para el sector rural, donde 37 por ciento de los 33.8 millones que lo habitan no reciben ingreso alguno, lo cual quiere decir 12.5 millones de personas, en tanto 25 por ciento obtiene sólo un salario mínimo, índice que representa casi 8 millones 450 mil habitantes” afirma la CNC.
Podríamos traducir la política de Calderón como una política para destruir al campo mexicano, ya que mientras el gobierno federal otorga un ridículo aumento del 3.55 por ciento respecto al año pasado en estados como Guanajuato y 4 estados más, únicamente se destina uno por ciento del presupuesto local al campo.
Sin embargo la actual crisis de la tortilla y el campo no sólo se explica por la nefasta política de Calderón sino también por el enorme poderío que han alcanzado los monopolios sobre el mercado del maíz dejando a millones de productores en la ruina.
Bajo el auspicio del gobierno federal los grandes monopolios se han apoderado del 84.7% del mercado del maíz. Empresas como Maseca-Gruma o Minsa han acaparado el grano hasta alcanzar un millón de toneladas guardadas en los almacenes y, ante la perspectiva de menor producción por el cambio climático, la alta demanda del maíz como materia prima para extraer etanol y la demanda creciente de países como China, los especuladores siguen subiendo el precio del maíz, en realidad la enorme riqueza que ostentan estas empresas viene justamente de arruinar al campo mexicano, es decir, estos empresarios deciden si comemos o no y cuanto hay que pagar para ello.
Debemos de luchar
Los trabajadores y campesinos tenemos la fuerza para derrocar a Calderón, por un lado tenemos la fuerza numérica ya que del 70 por ciento de la población ocupada trabaja como asalariada y el 19.7 por ciento trabaja de manera independiente como campesino o micro comerciante y ¡sólo un 3 por ciento son patrones o empleadores! Sin embargo es necesario organizarnos para detener los ataques de Calderón y de esta minoría parasitaria de la población que nos está llevando a un “horror sin fin”. Por ello debemos de luchar por un programa revolucionario que demande:
1.- Confiscación inmediata de todo el maíz en manos de especuladores y acaparadores.
2.- Restablecimiento inmediato del subsidio para la tortilla, estableciendo como precio fijo los 6 pesos por kilogramo que en promedio tuvo durante 2006.
3.- Control de precios para todos los productos básicos.
4.- Escala móvil precios-salarios. Si suben los precios, los salarios deberán aumentar en esa misma proporción.
5.- Aumento salarial de emergencia del 100%
6.- Incremento significativo del presupuesto para el campo.
7.- Eliminación de toda clase de intermediarios y especuladores para la comercialización de los productos del campo. Creación de un sistema de comercialización y distribución de los productos del campo administrado directamente por los campesinos pobres y los trabajadores de las ciudades, con recursos suficientes provenientes del Estado.
8.- Precios de garantía para los productos de campo subsidiados por el Estado.
10.- Control de precios de los insumos agrícolas.
11.- Creación de un programa subsidiado por el Estado para la tecnificación del campo y la ampliación de los sistemas de riego.
12.- Confiscación de todos los latifundios, abierto o velados, y su distribución colectiva entre campesinos sin tierra.
13.- Nacionalización sin indemnización de Maseca, Minsa y demás empresas de alimentos, hambreadoras del pueblo, poniéndolas bajo el control democrático de los trabajadores.
14.- Cancelación inmediata del TLC.
Los trabajadores y campesinos unidos y organizados en el PRD, en los comités territoriales del Gobierno Legítimo de AMLO y en los sindicatos, tenemos que dar la lucha por mejores condiciones de vida que pasan por acabar con la propiedad privada capitalista. ¡No perdamos más tiempo y luchemos por un sistema socialista!