En julio se cumplen cinco años del intento de la burguesía y sus partidos por frenar el ánimo de lucha de los jóvenes y trabajadores que votamos por AMLO en 2006 y el consecuente fraude electoral con el que pensaron lograrían desanimarnos de cara a más profundos ataques. Ante ello es indispensable que saquemos lecciones para prepararnos de cara a los próximos acontecimientos.
El intento de desafuero en 2005 que los jóvenes y trabajadores frenamos a partir de la movilización, fue desde el inicio un intento por descarrilar y desviar todo el potencial de lucha de los explotados en México de cara a lo que ya la burguesía observaba seria un convulsivo 2006. Es decir desde un año antes del fraude electoral la burguesía y sus aliados, PRI y PAN, veían a AMLO como un peligro para sus intereses de clase, en especial porque serian millones de personas las que no solo le apoyarían sino que le impulsarían a defender todas las conquistas de la clase trabajadora y la juventud.
El desafuero al igual que el fraude electoral de 2006 se explican por el miedo que la burguesía nos tiene a los explotados; si ellos apostaron todo para impedir que AMLO llegara a la presidencia fue única y exclusivamente porque reconocieron que quien estaría al frente de Los Pinos no sólo sería él como persona, sino los trabajadores y jóvenes que le apoyamos entonces y que ya no sólo impediríamos ataques en su contra sino que le impulsaríamos a tomar medidas serias para restablecer y mejorar nuestras condiciones de vida.
Pero después de 2006 nos hemos enfrentado a una serie de ataques de parte del gobierno de Calderón, que son una consecuencia lógica de que éste llegara a la presidencia: la contrarreforma a PEMEX, la guerra contra el narco, la extinción de Luz y Fuerza del Centro y todos las demás medidas reaccionarias de Calderón son la razón de fondo por la que el presidente espurio fue impuesto en Los Pinos.
Por su parte la respuesta de las masas ante dicha política de derecha derivó en una infinidad de estructuras organizativas como los Comités en Defensa del Petróleo o bien los Comités en Defensa de la Economía Popular, creándose con ello la base política de la cual brota Morona. Sin embargo la falta de mejor coordinación de la lucha y la ausencia de mayor democracia a la hora de decidir las medidas a tomar han implicado una desorganización considerable de los esfuerzos para frenar estos ataques. Lo anterior tiene que ser un elemento a discutir, es indispensable una organización mucho más democrática a la hora de definir las medidas a tomar por el conjunto del movimiento.
El 2006 significó el año en el que millones de jóvenes, amas de casa, trabajadores y campesinos hicimos historia pues a partir de entonces la burguesía y su gobierno han tenido que experimentar una serie de tropezones al momento de lanzar los ataque, pues si bien es cierto que pudieron dar el sabadazo para cerrar LyFC, otra realidad es la de que han fracasado reiteradamente en sus intento por imponer la contrarreforma laboral. El que ello sea así es producto de la fuerza que tenemos los explotados dado el papel que jugamos en la sociedad pues somos indispensables para la producción.
La huelga general debe ser una medida impulsada por AMLO de cara a defender el voto así como las conquistas del pueblo trabajador. Incluso la toma y control de las fábricas por los trabajadores tiene que ser una medida a impulsar reconociendo que son los trabajadores los únicos indispensables en los centros de trabajo. Todo ello acompañado por una programa socialistas que llama a luchar por la nacionalización de la banca e industria como única medida de fondo para derrotar a la “Mafia de poder” y a sus lacayos del PAN y del PRI. Ese es el camino por el que debió optar AMLO en el 2006 para derrotar el fraude electoral y es exactamente el mismo camino que debe tomar para asegurar el triunfo electoral en 2012.
Quienes componemos la base social del obradorismo somos los jóvenes y los trabajadores que vemos en AMLO una alternativa para terminar con la miseria y el hambre a la que nos relegan Calderón y la burguesía, a condición de que adopte una política de clase y llame a un frente único de trabajadores entre los sindicatos, Morena, PRD y demás partidos y organizaciones de izquierda, garantizando así una mayor fuerza del movimiento con más sectores incorporándose a la lucha, lo que permitiría un menor desgastante y mayores resultados.
Un triunfo en 2012 será sin duda alguna un parte aguas en la historia de México, pues significaría su integración al proceso por el cual atraviesa actualmente América Latina con una mayoría de gobiernos de izquierda. Pero para ello es indispensable el seguir forjando una organización capaz de orientar las batallas a partir de métodos que permitan el triunfo. Desde Militante te invitamos a que juntos forjemos esa organización.
¡Porque solo la clase trabajadora puede salvar a la clase trabajadora, adoptemos su método de lucha: la huelga general!