Los procesos electorales que se desarrollaron el pasado 3 de julio dejaron clara una cosan: la lucha de la clase trabajadora no se resuelve solamente por la vía meramente legal o electorera, sino que se necesita combinar ésta con la movilización en las calles utilizando los métodos tradicionales de lucha de los trabajadores como lo es la huelga general. Un gobierno de izquierda solamente será posible extendiendo la organización y la movilización de los trabajares, levantando la consigna de la unidad de la izquierda bajo un programa revolucionario.
El estado de Nayarit también fue escenario de procesos electorales, donde la población del estado elegiría su nuevo gobernador. En dichos comicios, según los datos preliminares, Roberto Sandoval candidato de la coalición “Nayarit nos une” compuesta por PRI-PVEM- Panal resultó ganador con más de 10 puntos de ventaja sobre su rival más cercana, la panista Martha Elena García. El tercer lugar lo ocupó el PRD con Guadalupe Acosta Naranjo como su candidato, quedando la izquierda totalmente relegada sumándole que la “Alianza por un cambio verdadero” compuesta por PT- Convergencia apenas sobrepaso el 1% de las preferencias electorales. Esto nos deja una pregunta concreta: ¿realmente la población quiere un gobierno de derecha que oprime cada vez más sus condiciones de vida? o, ¿a que se debe ese avance “aparente” del PRI?
Un elemento que tenemos que tomar en cuenta es el profundo descontento que la población tiene hacia los métodos de esta supuesta “democracia” que la burguesía ha implementado, donde relega a la población a seis años de miseria para que cada proceso electoral compre sus votos con las migajas que le lanza. En el estado de Nayarit los índices de miseria son bastante altos sobre todo en la Región Sierra donde a pesar de cubrir el 42% del territorio estatal solamente aporta el 3.5% de la población económicamente activa. Es decir gran parte de las comunidades campesinas e indígenas (el 17% de esta región no habla castellano) están relegadas a la miseria y el abandono total. En todo el estado el 42.4% de la población vive con menos de un salario al día.
Crear y mantener estas condiciones de vida es carne de cañón para las campañas priistas pero a su vez generan un gran abstencionismo, también esto como consecuencia de las políticas de la izquierda que no ofrecen una alternativa real y firme hacia las masas explotadas, generando un gran vacío que es aprovechado por la derecha y en este caso por los cacicazgos locales que obviamente están en manos de los priistas Sobre el listado nominal de 781 mil 32 nayaritas que podían votar, solo el 55.7 % lo hizo.
Sin duda alguna el papel de la izquierda quedó muy por debajo de las posibilidades que podría tener con una política correcta hacia las masas explotadas. Tenemos que ser claros en una cosa; este avance de la derecha representada por el PRI en gran medida es responsabilidad de las direcciones de izquierda que no han podido canalizar de manera correcta todo el descontento de las masas hacia las políticas del PRI y del PAN, que defienden los intereses de una minoría de burgueses. Estos resultados son los costos de la política impulsada por los “chuchos” desde dentro del PRD, una política de derechas y de colaboración con el régimen, pero también son los costos de no dar una batalla franca en por la expulsión estos miserables personajes a lo interno del PRD. En este sentido pedir licencia no es la solución, AMLO, Encinas y los sectores más a la izquierda tienen que hacer un llamado a las bases del partido para sacar a los chuchos o zambranos y utilizar al PRD como una verdadera herramienta de lucha de los explotados tanto en el terreno electoral como en la movilización en las calles.
Dentro de esta elección tuvimos una izquierda dividida, presentándose por un lado la coalición entre PT-Convergencia, que recibió el apoyo de AMLO y Morena, y por otro lado se presentó el PRD con un candidato que más que promover una política que defienda los intereses de la clase trabajadora, representa al sector de derechas a lo interno del partido y que en última instancia también están al servicio de la burguesía. Si bien aquí también se echó para atrás la alianza con al PAN por parte de las fuerzas de izquierda esto no es suficiente. Se derrota la alianza con el PAN pero no se logra la unidad de la izquierda. Tal vez tampoco se hubiese podido garantizar la victoria de la izquierda si esta va unida, sin embargo tomando en cuenta las condiciones que se dan en Nayarit, esta batalla en contra de la alianza tenía que ligarse a la lucha por rescatar al partido y ponerlo verdaderamente al servicio del movimiento y que realmente se convierta en una herramienta de lucha de los trabajadores en contra del capitalismo. Esto hubiese significado pasos adelante en la organización de las masas.
Es una tarea apremiante que tanto Morena como el PRD giren cada vez más a la izquierda. A quedado demostrado que una política reformista es insuficiente para poder derrotar a la derecha. Estos procesos electorales así como el que se avecina en 2012 reflejan la algidez de la lucha de clases donde la derecha hará todo lo posible para mantenerse en el poder y mantener una política de privilegios hacia un puñado de individuos. Derrotar este aparato al servicio de la burguesía e implementar una política a favor de los explotados solamente será posible en la medida en que el movimiento adopte un programa de lucha revolucionario, un programa que luche por eliminar totalmente la explotación del hombre por el hombre.