Vivimos una época distinta en la historia del capitalismo que ha agotado todo su potencial progresista y está significando una verdadera catástrofe social para la clase trabajadora mundial. De un continente a otro, millones de trabajadores y jóvenes están dando múltiples muestras de voluntad para resolver revolucionariamente la actual crisis y derrocar la dictadura del capital.
México no está aislado de ese contexto de agudización de la lucha de clases en todo el mundo, avivada más por la crisis capitalista. Mientras por un lado la burguesía carga el costo de la crisis de su sistema a los bolsillos de los trabajadores, por otro lado estos están demostrando toda su disposición para impedir que sus derechos conquistados en el pasado mediante la lucha sean eliminados. Un ejemplo claro de esto último es la Asamblea Nacional convocada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el pasado cinco de junio con la participación de miles de trabajadores y jóvenes para manifestar su hartazgo a la política anti popular del PAN, con Calderón en el gobierno federal, y el PRI gobernando en varios estados de la república.
Y es que a pesar de las declaraciones recurrentes de Calderón sobre que la economía en nuestro país “ha recuperado la ruta del crecimiento” o que la desaceleración de Estados Unidos y los problemas económicos de la Unión Europea “no tendrán ningún efecto para México, pues cuenta con bases solidas”, tal como afirma el subsecretario de Hacienda, y se mantenga la expectativa de crecer 4.3% este año (La Jornada, 09/06/11), lo cierto es que la crisis continúa, se siguen cerrando empresas y despidiendo a trabajadores. Prueba de ello es que, según la Asociación Latinoamericana de Micro Pequeños y Medianos Empresarios (Alampyme), al menos 150 mil micro pequeñas y medianas empresas habían cerrado en el país durante el periodo de enero a mayo, lo que significó el despido de por lo menos 450 mil trabajadores (La Jornada, 25/05/11).
La permanencia de la crisis ha acrecentado las disputas entre sectores de la misma burguesía por una mayor parte del mercado (Slim-Telmex, Azcarraga-Televisa y Salinas Pliego-TvAzteca), en este caso de las telecomunicaciones que últimamente ha obtenido magníficos beneficios. Además de esto la crisis también ha intensificado las exigencias de los empresarios hacia al gobierno de Calderón para que se aprueben de una vez por todas las “reformas estructurales” (laboral, política, fiscal y energética) y “México pueda ser más competitivo a nivel mundial”, señaló el Consejo Empresarial de Comercio Exterior (La Jornada, 04/06/11).
Pero las presiones de los capitalistas no son sólo hacia el gobierno federal, sino también hacia sus partidos, el PRI y el PAN en el Congreso. La Confederación Patronal de la República Mexicana aseguró que “entre los empresarios del país hay un gran hartazgo y desencanto por las promesas incumplidas de la clase política” pues “lamentó que gran parte de las reformas económicas, de seguridad y de política volvieron a quedar pendientes” (La Jornada, 09/06/11).
Esto ha venido a crispar más las divisiones internas en el PAN y el PRI, así como las pugnas entre estos dos partidos de la clase dominante, que se disputan mantener el poder político para seguir administrando los negocios de la burguesía e impedir que los trabajadores lleven a AMLO como su candidato de izquierda a las elecciones federales de 2012.
En cuanto a las divisiones internas en el PAN, el enfrentamiento se da ahora con respecto a la definición de su candidato presidencial para las elecciones del próximo año. Mientras algunos panistas, como Vicente Fox y Santiago Creel, rechazan la intervención gubernamental en el proceso para que se elija al mejor de los siete aspirantes, Calderón parece haber elegido ya a su favorito Ernesto Cordero, quien el 21 de febrero pasado sínicamente declaró que con seis mil pesos las familias mexicanas pueden adquirir un crédito de vivienda y coche, así como enviar a sus hijos a una escuela particular.
Por lo que se refiere a las pugnas entre el PAN y el PRI, las declaraciones más recientes fueron de Calderón acusando al PRI de haber encabezado durante décadas un régimen represor que masacraba estudiantes y desaparecía opositores. Algo totalmente cierto, como lo que también respondió el PRI, señalando que gracias a él, Calderón pudo imponerse fraudulentamente como presidente en el 2006 y que para legitimarse emprendió una guerra perdida contra el narcotráfico, la cual ha dejado más de 40 mil muertos en el país, entre muchas otras acusaciones incuestionables (La Jornada, 13-14/06/11).
Pero quizá el hecho más significativo de las pugnas entre el PAN y el PRI, fue la detención del empresario y político priísta Jorge Hank Rhon, el pasado cuatro de junio por acopio ilegal de armas de fuego y explosivos. No obstante debido a la inconsistencia de las pruebas, Hank Rhon emblema del Grupo Atlacomulco, finalmente fue liberado. Este caso como el michoacanazo (detención de alcaldes y funcionarios públicos perredistas acusados por delincuencia organizada y delitos contra la salud, absueltos también por falta de pruebas), revela la utilización del Ejército y las “instituciones de justicia” en función de los intereses político-electorales del gobierno en turno. Sólo así se puede explicar la detención y liberación de Hank Rhon, a pesar de sus claros vínculos con el narcotráfico, la autoría intelectual de varios homicidios y enriquecimiento ilícito; junto con la impunidad hacia los corruptos y represores ex gobernadores priístas Mario Marín Torres (Puebla) y Ulises Ruiz (Oaxaca).
Sin embargo a pesar de las disputas inter burguesas, las divisiones al interior de sus partidos (el PAN y el PRI) y las pugnas entre estos dos, cuando sus intereses comunes están en riesgo, temporalmente hacen a un lado sus diferencias para defender la propiedad privada capitalista que les permita seguir reproduciéndose como clase. Así Calderón reconoció sus “amplísimas coincidencias con los objetivos y principios a que aspira el Consejo Coordinador Empresarial”, mientras que este se pronunció por “mantener la actual estrategia del gobierno federal, más allá del presente sexenio”; aseguró que rumbo al 2012 “es fundamental mantener una visión de Estado y tomar medidas para blindar la economía, por lo que la continuidad es un elemento que no podemos perder de vista”, y condicionó la inversión de 2.5 billones de pesos para el próximo año si se concretan las reformas en materia de asociaciones público-privadas, de seguridad y laboral (La Jornada, 14/06/11).
Queda claro que los capitalistas apoyarán a uno de sus dos partidos (PAN o PRI) que demuestre mayor decisión para defender sus intereses en el gobierno y que esté dispuesto a llevar a cabo ataques más severos a los derechos de los trabajadores. Parecen haber optado por el regreso del tricolor, dado el rápido desgaste de los gobiernos panistas, y tomaran todas las medidas necesarias para darle continuidad a su régimen de explotación.
No obstante sus intenciones, esta vez los capitalistas se enfrentan a un movimiento de los trabajadores más experimentado que reconoce el carácter de clase burgués que tiene el Estado. Los trabajadores, así como están dispuestos a defender el voto y todos los derechos democráticos conquistados, también perciben la necesidad de adoptar una táctica y programa revolucionarios que vayan más allá de la vía electoral, se planten la expropiación de los monopolios, los banqueros y empresarios para organizar de manera planificada y democrática una sociedad socialista. ¡Únete a Militante y lucha por estas ideas al interior del MORENA!