El 18 de agosto pasado se hicieron públicos los resultados de las licitaciones de los Contratos Integrales para Explotación y Producción en campos maduros de la región sur. Lo anterior no es sino una continuación de los ataques de la burguesía y de su gobierno, encabezado por Calderón, contra las condiciones de vida de los trabajadores.
Calderón y la burguesía han insistido hasta el cansancio en la necesidad de abrir a la paraestatal a la inversión privada bajo el pretexto de aumentar la competitividad y la producción de la empresa, pero la realidad es más necia pues a todas luces es claro que PEMEX es completamente sustentable en manos del Estado. Ejemplo de ello es que el propio Calderón ha reconocido en junio pasado que las reservas petroleras probadas se encuentran en aumento al pasar del 85% al 100% la tasa de restitución del petróleo, o en otras palabras que la producción del crudo se encuentra en aumento y que ello está significando una capitalización considerable de la empresa.
En el marco de la crisis orgánica del capitalismo Calderón y la burguesía pretenden mantener sus tasas de ganancia acosta de los derechos y conquistas de la clase trabajadora. Los contratos que el gobierno espurio ha impulsado a partir de la contrarreforma energética no son sino la paulatina privatización de PEMEX, quien por años ha sido uno de los principales sustentos económicos del Estado aportando entre un cuarenta y sesenta por ciento del erario público.
El argumento de la falta de recursos de la paraestatal para desarrollar inversión ha sido la excusa perfecta para motivar la inserción de capital privado, que necesariamente tiene que producir dividendos para el propietario, en PEMEX pero analizando detalladamente la situación estos argumentos caen por su propio peso. Las declaraciones de Calderón en el contexto de la inauguración de un buque de transportación adquirido por la paraestatal son claras al respecto. “Aunque la inversión es sustancial, podrá redimirse en un plazo de unos cuántos años si se considera que Petróleos Mexicanos hasta ahora ha tenido que contratar y pagar enormes sumas por concepto de renta anual para embarcaciones de este tipo”. Un sabio refrán reza que el pez por la boca muere, y esta no es la excepción.
Los voceros oficiales de la paraestatal han señalado ya que en el mes de octubre se desarrollará la segunda fase de licitación para la firma de contratos en el área de exploración y explotación, es decir la apertura al capital privado en el área de mayor rentabilidad y que hasta ahora permanecía en manos del Estado. La apuesta de la burguesía y de su gobierno es la de convertir a PEMEX en su similar brasileño, PETROBRAS, en donde los gastos sean socializados y las ganancias sean privatizadas por unos cuantos. PEMEX es una empresa completamente rentable en manos del Estado para muestra hay que señalar que durante el año en curso la compañía sólo ha ejercido el 31.6% de los recursos que le fueron destinados, quedando el 68.4% sin ejercer es decir cerca de 196 mil millones de pesos.
Como hemos señalado desde Militante “Una verdadera reforma a PEMEX que permita el fortalecimiento del sector energético, pasa necesariamente por la eliminación de todos los contratos con las empresas privadas, así como la cancelación de la deuda contraída por PEMEX a través de los PIDIREGAS. Con ello la paraestatal podría realizar inversiones importantes como la construcción no sólo de una refinería, sino de una red de producción y refinamiento que permita la producción de los hidrocarburos básicos e, incluso, medios y altos. Además significaría un ahorro por dichas actividades y el aumento de los ingresos a la propia paraestatal. Asimismo dicha reforma tendría que transformarse en una reforma fiscal que signifique la cancelación de prerrogativas de pago de impuestos a los grandes empresarios, lo que permitiría que PEMEX deje de pagar los platos que rompen los empresarios que legalmente evaden impuestos, y se traduciría en una mayor capacidad de inversión de la propia paraestatal” (Militante, Junio 2011, #201).
Hoy en día las contradicciones del sistema capitalista se hacen cada vez más ofensivas a los ojos de los explotados. Mientras miles de nuestros hermanos de clase son arrojados a la miseria y el desempleo, la burguesía sigue haciéndose de jugosas ganancias a costa del sudor y hambre de millones. Ante esta situación los trabajadores tenemos sólo una alternativa: la lucha por una sociedad en donde los mismos que creamos la riqueza seamos quienes la administremos, una sociedad socialista. Sólo a partir de consejos de fábrica en donde los trabajadores decidamos democráticamente que producir y donde invertir es como podremos frenar los ataques contra nuestra clase, pues ello significaría no solo una mejor distribución de la riqueza sino la desaparición del desempleo y la explotación.
¡Frenemos los ataques a PEMEX con la movilización y la huelga general!