Escrito por Joaquín Alfonso Compartís con todas las clases dominantes que han existido y perecieron, la idea interesada de que vuestro régimen de producción y de propiedad, obra de condiciones históricas que desaparecen en el transcurso de la producción, descansa sobre leyes naturales eternas y sobre los dictados de la razón. K. Marx y Federico Engels, Manifiesto del Partido Comunista En el contexto de crisis, no sólo entre la dirección de los sindicatos, sino en el seno del capitalismo a nivel mundial, en una época de crisis de sobreproducción que ha llevado al vertiginoso cierre de una buena parte del sector productivo, desmantelamiento que impide pensar en un alza en el nivel de empleo en el país y en una mejora en nuestra calidad de vida. Javier Lozano, Secretario del Trabajo no tiene mucho que hacer, así que se dedica a hacer declaraciones sin pies ni cabeza.

Lleno de palabras huecas

El 17 de mayo, frente a la burocracia de la CROM insistió (ojo: cuando esta gente insiste en una cosa, debemos entender lo contrario, como ha sido el caso del fraude, de las reformas a la ley del ISSSTE, etc.) que la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) “no tocará los derechos laborales”. ¿A quién quiere engañar este individuo? Nuestros derechos laborales han sido más tocados que Las mañanitas. También, a nombre de FeCal, les recordó que “si se quieren más empleos y mejores salarios, debemos ser más competitivos y productivos”. ¿Más productivos? ¿Quién decide qué y cómo se produce? ¿Quiénes cierran fábricas al ritmo del pestañeo? Tan sólo comentar un ejemplo: un cocinero del Vips llega a preparar más de 150 platillos en un día, cada uno de éstos es vendido a un precio promedio de $80, al cocinero, que trabaja de 3 de la tarde a 1 de la mañana, se le pagan entre 40 y 50 pesos diarios, esto quiere decir que con sólo un platillo que prepare, cubre su salario de un día, los otros 149 platillos, son en su gran mayoría ganancia para el patrón. Si no se puede ser más productivos no es porque no hagamos nuestra labor, al contrario, a pesar de que nuestro salario se ha depreciado y nuestro poder adquisitivo ha retrocedido 16% tan sólo en el periodo del Espurio, lo que quiere decir que trabajamos más por menos, los capitalistas han sido incapaces de generar más ganancias. Si alguien es improductivo, es esa bola de haraganes vividores de los patrones, los únicos que producimos somos nosotros los trabajadores. Ya basta de esa cantaleta de la productividad.

En defensa de nuestros derechos

Lo bueno que tiene la LFT se ganó con la lucha de muchos de nuestros antepasados trabajadores: la jornada laboral de 8 horas, el derecho a la salud de nosotros y nuestra familia o el derecho a la educación y a la vivienda. Todos éstos son derechos elementales en los cuales la burguesía ve una de las últimas fuentes en donde todavía pueden saciar su sed. Para ellos, hacernos trabajar más horas, ahorrarse los centavos que pagan al IMSS (o al ISSSTE) y en general, arrancarnos de cualquier derecho que vaya más allá de nuestra mera supervivencia es el único resquicio que les queda para mantener su posición de privilegio. ¿Cuál es nuestra tarea entonces? Bueno, pues queda claro que en manos de la burguesía, este mundo tiene el mismo destino que el de una cristalería que quedara a cargo de un chivo. Tenemos que hacernos del control político y económico de la sociedad para desviarla del precipicio al que nos empujan. Pero para garantizar esto, necesitamos garantizar nuestra existencia mínima. Defender la Ley Federal del Trabajo es una prioridad. La mejor forma en la que podemos hacerlo es con la unidad -en la práctica y no sólo de palabra-, de todos los sindicatos y el PRD. Sólo a través de la huelga general podremos ganar esta batalla, dándonos cuenta de nuestro enorme potencial y de quién es realmente indispensable en este país y en este mundo: nosotros, los trabajadores. Una vez dado ese paso, una vez defendidos nuestros derechos mínimos, una vez puesto sobre la mesa el papel central que jugamos en esta sociedad, podremos planificar la mejor forma de salvaguardar y extender nuestros derechos. El futuro de este país y del mundo entero está ligado a la victoria de nuestra clase, la cual pasa por la defensa de nuestros derechos elementales. ¡No más inseguridad laboral! ¡Por una LFT digna y en beneficio de los trabajadores! ¡Ante los ataques del gobierno: ¡Huelga general!

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