Hace semanas se celebraron elecciones municipales en el estado de Guerrero en las que el PRI resurgió: conservó la capital, recuperó los municipios importantes gobernados hoy por el PRD así como la mayoría en el Congreso. En los comicios se reportó un abstencionismo cercano a 65%, lo que es sin duda una clara señal de que mucha gente está descontenta, harta y desilusionada del tipo de política que desde hace muchos años se vive en ese estado de la República. A pesar de que la compra de sufragios, el acarreo de votantes (mediante la entrega de despensas e intimidaciones de hombres armados) y los llamados de un sector de la CNTE estatal a no votar jugaron su papel, la derrota del PRD en Guerrero no es más que resultado de la política de la dirección nacional y estatal de este partido perteneciente a la corriente Nueva Izquierda que encabeza Jesús Ortega y su camarilla. Éstos no se han interesado en lo más mínimo por ofrecer al pueblo mexicano una alternativa digna de lucha por mejores condiciones de vida, al contrario, no han hecho más que utilizar el aparato del partido para enriquecerse a costa de llegar a acuerdos con dirigentes de derecha y traicionar así a los millones de mexicanos que ven en el PRD una alternativa de lucha. Eso fue lo que ocurrió en Guerrero, en donde desde hace unos años gobierna un tipo que utilizó las siglas del partido para llegar a la gubernatura del Estado, pero que no ha hecho más que seguir los principios que un terrateniente de derechas ostenta: Zeferino Torreblanca. Ahora este personaje trata de lavarse las manos rechazando su culpabilidad y atribuyendo la derrota a un “desgaste normal” derivado del ejercicio del poder. Pero eso no es todo, ya que después de sus atinados comentarios anunció que se afiliaría al partido del sol azteca (como si nos hiciera un favor) a lo que se había negado a pesar de que, como ya se dijo antes, llegó a la gubernatura postulado por el PRD. “Hoy estaré pegado, cerca del PRD, con toda mi entrega, con toda mi capacidad política, porque debe existir una real opción de izquierda en este país. Ahí estaré, con lo que me corresponde y, desde luego, en mi ejercicio de gobierno, siendo responsable, congruente y consistente con el ideario del partido” (La Jornada 7/oct/2008). Es decir, Torreblanca admite cínicamente que durante todo este tiempo no ha tenido el menor interés de construir una izquierda en este país y que ha actuado de una forma irresponsable e incongruente con los principios del partido cuya construcción ha costado grandes sacrificios a la clase trabajadora. Depositar la más pequeña esperanza en personajes como éste sería un gran error. Torreblanca teme perder los privilegios que la gubernatura trajo consigo y por eso intenta cubrirse con la estructura del partido así como lo intentó hacer cuando después del fraude Calderón tomó la presidencia (es necesario recordar que Zeferino Torreblanca fue de los escasos gobernadores perredistas que se negaron a desconocer al espurio). Como hemos dicho en muchas ocasiones, las elecciones y la lucha parlamentaria son un instrumento más de lucha, un termómetro del ambiente de las masas en un momento dado, pero no el único. Sólo las movilizaciones de cientos de miles o de millones junto con acciones contundentes como la Huelga General, pueden hacer ceder al gobierno y transformar al PRD en una auténtica herramienta de lucha. El PRD surgió como producto de una movilización social, surgió en la calle y en el campo, de las manifestaciones que exigían una expresión social organizada eficaz que logrará terminar con décadas de priismo. ¡¡Fuera traidores del PRD!! ¡¡Rescatemos al PRD para la auténtica lucha obrera!! Octubre de 2008.

banner libres y combativas

banner

banner

banner libres y combativas

banner revolutionary left

banner sindicato de estudiantes

banner revolucion rusa