El pasado 1 de julio se efectuó un violento desalojo de 34 trabajadores por parte de la policía federal y de elementos de la Procuraduría General de la República (PGR) dentro del hipódromo y galgódromo local en Ciudad Juárez, Chihuahua. Esto bajo el argumento de que en el galgódromo no se pagaba la renta estipulada, por lo tanto, el problema principal fue entre el concesionario José María Guardia y la Federación, dueña del inmueble. Sin embargo, y aunque el galgódromo puede cerrarse y el concesionario lavarse las manos, los trabajadores, que habían emplazado a huelga antes de que el galgódromo fuera ocupado por la policía, habían iniciado una lucha por sus derechos básicos laborales tales como el pago de salarios y prestaciones. La situación en el galgódromo, pasa de ser un mero conflicto legal entre el concesionario y la federación, a una lucha por los derechos de los trabajadores, debido a que después de ocho días, el pasado 9 de julio, los trabajadores recuperaron el galgódromo y comenzaron la huelga. Sobre este asunto, el periódico La Jornada publicó un artículo en el cual se informa: “Trabajadores del hipódromo y galgódromo de Ciudad Juárez volvieron a ocupar hoy la empresa –que se encontraba en manos de policías federales- y comenzaron una huelga en demanda de que el concesionario José María Guardia los indemnice por despido injustificado y les pague prestaciones y salarios caídos”. (La Jornada 9 de julio).
Los antecedentes de Guardia, por lo menos en el aspecto político, no son los más ilustres, lo cual representa que los trabajadores no pueden, por un lado, estar a expensas de los resultados de un juicio que no considera sus derechos mínimos; y, por otro lado, que no sólo las instituciones legales dejan del lado los intereses de los trabajadores sino que, primordialmente, Guardia es el menos dispuesto a solucionar el conflicto con justicia, es decir, con el cumplimiento a las demandas de los trabajadores. Los trabajadores saben a lo que se enfrentan, decidieron estallar la huelga porque saben que la única forma de ser escuchados es mediante la lucha organizada y porque conocen las malas mañas de Guardia, las cuales son muestra de la nula garantía que implica su palabra.
“El galgódromo estuvo desde hace al menos 15 años en posesión del filipino nacionalizado mexicano José María Guardia, quien cobró notoriedad en 2003, cuando fue acusado por el ex procurador general de la República, Jorge Carpizo Mac Gregor, de ‘lavar’ dinero de procedencia ilícita en contubernio con 15 personas, entre ellas el cardenal de Jalisco, Juan Sandoval Iñiguez.
“En agosto de 2003, Guardia citó a conferencia de prensa en el galgódromo, donde desmintió la imputación acompañado por Sandoval Iñiguez y el jefe del Buró Federal de Investigación (FBI) en El Paso, Texas, Hardrick Crawford, quien le entregó un documento en el cual negó que fuera narcotraficante.
“A consecuencia de este acto, Crawford fue destituido meses después, y se le impuso una sentencia de seis meses de cárcel y cuatro años de libertad condicional, al hallársele culpable de falsear información, ya que su esposa –cuyo nombre no se dio a conocer por autoridades estadunidenses— trabajó en el galgódromo de Juárez con un sueldo superior a cinco mil dólares al mes, además que entre otros regalos, Guardia obsequió al matrimonio viajes a Las Vegas y membrecías en clubes privados.
“El FBI inició el juicio, porque Crawford mintió acerca de su amistad con José María Guardia, y no dio a conocer los beneficios que obtenía. En este proceso, Sandoval Iñiguez compareció ante la Corte Federal Oeste de Distrito de El Paso, para testificar a favor de Crawford. Posteriormente, Guardia y el cardenal Juan Sandoval fueron exonerados.” (Ciudad Juárez, Chihuahua, jueves 2 de julio de 2009 (ASIC/La Jornada)
La cita anterior son datos oficiales que dan muestra de la calaña de Guardia y de sus asociados en sus oscuros negocios. Por su parte, en el asunto actual del galgódromo, José María Guardia, buscaba seguir al frente del hipódromo y galgódromo, sin embargo, a través de un juicio se determinó que, debido a su morosidad con respecto a las rentas estipuladas por la federación, el concesionario no podía seguir al frente del lugar; después de la derrota del juicio, la policía fue mandada a desalojar el lugar, acto ejecutado con violencia y con perjuicios directos a los trabajadores. Éstos ya llevaban cocinando una lucha por sus derechos tiempo antes: habían emplazado a huelga bajo la demanda del pago de salarios y prestaciones.
En su propia defensa, la PGR en Juárez informó en un comunicado que, derivado del juicio mencionado, se resolvió definitivamente la terminación del contrato de arrendamiento, desocupación y entrega del inmueble. Esto sucedió en términos legales, y, sin embargo, la PGR mal informó que dicha resolución “fue llevada a cabo sin existir oposición de los ocupantes, quienes voluntariamente evacuado el edificio, con lo que se logró la posesión física y material del mismo. Esa fue la información dada cuando en realidad se violaron los derechos laborales de los empleados que, como ya se comentó, habían emplazado a huelga.
En situaciones similares, los trabajadores ven la forma de resolver sus conflictos laborales y para ello buscan, en primera instancia, a su organización sindical; en ese sentido, los trabajadores del galgódromo, al ver la tajante negativa de las autoridades y la indiferencia del concesionario, buscaron el apoyo de su organización (la CTM) en la cual llevan afiliados 30 años.
“Los inconformes llegaron acompañados de Jesús José Díaz Monárrez, dirigente municipal de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), a la que están afiliados desde hace 30 años, y echaron a los guardias que dejó la PF, lo que provocó la intervención de soldados y policías municipales, quienes no impidieron la colocación de las banderas rojinegras.” (La Jornada 9 de julio).
Así pues, los trabajadores organizados tomaron las instalaciones después de haber sido desalojados, y se organizaron para hacer guardias en la entrada hasta que la Junta Local de Conciliación y Arbitraje valide su huelga. Por lo tanto, el papel de los trabajadores es mucho más importante de lo que se ha dado a conocer. El conflicto, está claro, es fuerte y adquiere dimensiones más profundas debido a la lucha de los trabajadores, los cuales no habían sido tomados en cuenta en las determinaciones ejecutadas para la solución legal del conflicto.
La verdadera lucha existente en el galgódromo es la de los trabajadores por el cumplimiento de sus demandas; la huelga y toma del galgódromo es lo que urge resolverse; los procesos y acuerdos legales entre el concesionario y la federación están muy lejos de ser el principal problema del galgódromo debido a que en éste subyacía una fuerte lucha laboral la cual se intensificó y representa el verdadero contrincante del concesionario José María Guardia. Sin embargo los trabajadores consideran que, al lado de la lucha huelguística, el frente legal es una herramienta útil, cosa que los trabajadores comprenden y por lo cual se pide que continúe el juicio, el cual lleva dos años, en demanda de pago.
Las autoridades han dado por terminado el conflicto con el concesionario. Dentro del marco legal, el hipódromo y galgódromo ya no pertenece a Guardia; sin embargo, la huelga emprendida por los trabajadores ha extendido este conflicto hacia otras dimensiones. Ahora, los trabajadores exigen, de alguna forma, reabrir el asunto del inmueble, y que en esa continuación del proceso sean tomados en cuenta y se resuelvan sus demandas no solucionadas.
Es evidente que los ataques hacia la clase trabajadora se han reproducido como conejos, y de ello da cuenta la ascendente lucha de los mismos trabajadores. La clase trabajadora ve la total indiferencia de la clase dominante, esto es porque los burgueses ven por sus intereses, por ello los trabajadores se dan cuenta que ellos mismos tienen que ver por los suyos. Por eso toman el problema en sus manos y sus mismas condiciones objetivas les indican la necesidad de organizarse y hacerle frente al explotador. La huelga en el galgódromo muestra un suceso natural en este sistema de hambre, miseria y explotación. Los trabajadores han caído en la cuenta de que los patrones no dan nada y de que la huelga dará una muestra de su fuerza como parte de la clase trabadora. Sin embargo, la huelga tiene que salir a luz de una forma más contundente y los trabajadores deben asociar su lucha con las otras tantas luchas existentes por todo el país. La unificación de las innumerables luchas es la clave para el éxito de la lucha proletaria, y toda lucha de los trabajadores en todo lugar y tiempo, implica la misma lucha: la de la emancipación de la clase trabajadora y, con ello, el fin de la explotación del hombre por el hombre.
¡Viva la lucha de la clase trabajadora!
¡Únete a Militante!