La huelga del SITUAM ha sido una batalla dura, ejemplar y muy significativa para el periodo actual. Solicitaron ser escuchados por un gobierno que dice gobernar para el pueblo, pero jamás se les escuchó; exigieron redistribución del presupuesto y austeridad de los altos funcionarios para beneficio de la comunidad universitaria más desfavorecida, pero no hubo ninguna; habiendo un gobierno que dijo velaría por la clase trabajadora, solicitaron un aumento salarial justo, nada que por ley no merezcan, pero les llamaron privilegiados, exigentes y flojos. Se lanzaron a la huelga porque ante la necesidad de mejorar sus condiciones laborales, sabían que podían ganar como lo habían hecho los obreros de Matamoros, estaban convencidos como muchos trabajadores, que había un ambiente favorable para la victoria de sus demandas, también pensando que ahora existe un gobierno que ha planteado defender a los trabajadores, sin embargo, éste les dio la espalda.

Con la huelga los trabajadores no exigían nada que no fuese justo o contrario al discurso del presidente al que nosotros mismos dimos el triunfo: aumento y democratización del presupuesto a la educación pública, para garantizar acceso a la educación superior de todos los hijos de los trabajadores, así como brindar una educación digna, gratuita, científica, crítica y humanística para cada joven de nuestra institución. ¿Entonces por qué no fueron escuchados y sus demandas totalmente solucionadas? Si la Rectoría y autoridades cedían o aceptaban no sólo estarían perdiendo su mina de oro de donde extraen beneficios, sino que con el triunfo de la huelga fortalecerían al sindicalismo de combate y de lucha abriendo sin duda un episodio nada beneficioso para los intereses de quienes ven en la educación un negocio y no un derecho del pueblo.  

Si el SITUAM triunfaba mediante la herramienta de la huelga, el conjunto del sindicalismo universitario, sin duda, seguiría su ejemplo y/o aceleraría el proceso de cuestionamiento de las direcciones del sindicalismo independiente, y tratarían de ponerse en pie de guerra muy a pesar de sus direcciones que han pactado y desmovilizado por años. Apenas el pasado primero de mayo, diversos dirigentes elogiaban la nueva Ley Federal del Trabajo e insistían en la idea de: ¡por la vía de la negociación todo! La huelga y su victoria sería un ejemplo del camino a seguir para conseguir nuestras demandas, como ha sido el caso en Matamoros. La lucha del 20/32 ha fracturado de arriba a abajo a la CTM y ha motivado muchas luchas en el sector obrero, el movimiento les pasó por encima como una gran aplanadora y ante esto nuestros enemigos de clase han sacado conclusiones y dicen: los oprimidos o nosotros. Por eso no cedieron ni un ápice en sus privilegios, apostando al desgaste y también alimentado una campaña contra la huelga y los trabajadores nunca antes vista.

Por tal motivo es importante hacer una reflexión sobre que la solidaridad no debe de quedarse en el discurso, en donaciones o en asistencia a las manifestaciones con delegaciones representativas por parte de los sindicatos, fue un grave error dejar solo al SITUAM, los sindicatos universitarios debieron de haber realizado una huelga unitaria de todo el sector y sumar contingentes a la manifestaciones y guardias. Esta lucha debió de extenderse a todas la universidades.

Por otro lado, la guerra contra el SITUAM ha sido también una guerra declarada contra la educación pública en nuestro país. Los trabajadores no son ni privilegiados ni flojos, ni anteponen sus intereses mezquinos e individuales ante los intereses del conjunto de la comunidad, la lucha por la distribución democrática del presupuesto y aumento a salarios repercute totalmente en la educación de cada estudiante, investigador y docente. La lucha del SITUAM en el fondo plantea la lucha por la mejoría de la educación pública y no su contrario. Sin embargo, la Rectoría insiste en enfrentarnos contra los trabajadores, utilizando el discurso de que las escuelas cerradas afectan el conocimiento y afectan gravemente el desempeño del estudiantado, desde el Sindicato de Estudiantes decimos que esto no es más que una hipocresía total de la rectoría y los altos funcionarios.

¿Qué, acaso, no nos afecta más que ellos se roben el presupuesto, la masividad en las aulas porque no hay instalaciones, grupos y profesores necesarios; no nos afecta más que nuestros profesores ganen tan mal que tengan que trabajar en diferentes instituciones para a completar el gasto familiar repercutiendo en que no preparen sus clases o destinen tiempo en asesorarnos en vez de preocuparse por conseguir el pan de todos los días; que no acaso nos afecta más que no haya los materiales necesarios en nuestros centros de estudio, que no haya suficientes raciones en la cafetería o que nuestras instalaciones estén mal equipadas? Todo esto desde la óptica de las autoridades no nos afecta, pero cuando alguien les cuestiona y hace planteamientos justos, ellos son los afectan a la institución.    

A pesar de los resultados no está dicha la última palabra y la batalla por la educación y un trabajo digno sigue abierta, inevitablemente los estudiantes y los trabajadores tendremos que volver a salir a luchar y que mejor si al llamado respondemos unánimemente sumando las fuerzas y llamando a unidad en las acciones de otros sectores y sindicatos en lucha. ¡Viva la huelga del SITUAM!

SITUAM vive, la lucha sigue, SITUAM vive y vive, la lucha sigue y sigue.


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