“Es la primera vez que comparezco ante un tribunal norteamericano, y en él se me acusa de asesino. ¿Y por qué razón estoy aquí? ¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma que me hizo abandonar Alemania; por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora. Aquí también, en esta «República Libre», en el país más rico de la tierra, hay muchos obreros que no tienen lugar en el banquete de la vida y que como parias sociales arrastran una vida miserable. Aquí he visto a seres humanos buscando algo con que alimentarse en los montones de basura de las calles.
[…] ¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonen millones […], otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar […]
George Engel, mártir de Chicago, EEUU.
Esta frase con una historia de más 130 años, parece ser un relato actual de la situación de la clase trabajadora en Estados Unidos y en todo el mundo. El 1ro de mayo se conmemora a las y los obreros norteamericanos que lucharon arrojadamente por conquistar la jornada laboral de 8 horas en 1886.
La clase obrera haciendo uso de la huelga general llamó a la lucha el 1ro de mayo teniendo un éxito total, en todo EEUU participaron alrededor de 500 mil trabajadores, pero la ciudad más exitosa en las protestas fue Chicago con 40 mil huelguistas y unas 80 mil participando en las manifestaciones.
Esto no era casualidad, era la segunda ciudad más poblada del territorio por tanto acumulaba una clase trabajadora muy joven y diversa pero muy potente numéricamente, forjada ya en diversos enfrentamientos contra las patronales y burgueses por arrebatar sus derechos y conformando periódicos y organizaciones gremiales de lucha combativa. La huelga alcanzó su punto álgido 3 días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. Al realizarse un mitin hubo un estallido de bomba causando la muerte de siete policías generando una ofensiva policial contra la manifestación con un saldo de varios muertos, detenidos y torturados por parte del Estado hacia el movimiento obrero.
Ocho dirigentes del movimiento obrero fueron detenidos culpados de ser responsables de estos hechos condenando a cinco de ellos a muerte, llevándose a cabo su ejecución en noviembre de 1887, sus nombres fueron: August Spies, Louis Lingg, Michael Schwab, George Engel y Adolph Fischer de origen alemán, Oscar Neebe, Albert Parsons norteamericanos y Samuel Fielden inglés, conocidos como los mártires de Chicago.
La lucha por la jornada de 8 horas más vigente que nunca
Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la idea de: "ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso". Este objetivo sigue vigente y su conquista en ese momento costó al movimiento norteamericano la vida de muchos trabajadores y dirigentes sindicales; miles de despedidos, detenidos, procesados, heridos de bala o torturados. La mayoría eran inmigrantes: italianos, españoles, alemanes, irlandeses, rusos, polacos y de diversos países más.
Esta, la historia de nuestra clase, nos enseña que nuestros derechos sólo fueron y serán conquistados a través de la lucha organizada sin cuartel contra la patronal, la burguesía y sus agentes, los dirigentes sindicales vendidos y apacibles. Ahora mismo la precariedad laboral es una norma, el salario de hambre nos tritura como si estuviéramos en medio de dos grandes muelas. Sin prestaciones y sin derechos, millones vemos como nuestra vida es entregada por completo a un puñado de ricos que poseen en un instante lo que nosotros nunca tendremos en toda nuestra vida laborando en una maquila, fábrica, taller o empresa.
La sud-contratación no es más que un mecanismo para que los patrones se ahorren el gasto en mano de obra importándoles poco si nos condenan a la miseria. Los ataques a las pensiones ahora calculadas en UMAS y la mutilación de nuestros contratos colectivos ganados por nuestros abuelos y padres en las luchas pasadas no es más que una advertencia seria de una mayor ofensiva de la burguesía, quien en medio de la crisis económica y sanitaria actual quiere arrebatar más, lo necesita y le es urgente.
Por un movimiento obrero combativo, unificado y con un programa revolucionario
A lo largo y ancho del territorio, observamos estallidos y conflictos sindicales y de trabajadores, que rápidamente se desarrollan en una batalla dura por desechar las direcciones sindicales pro patronales o que de plano se niegan a la movilización desnudando su total contradicción con sus discursos en defensa de la clase trabajadora, todo bajo el argumento de una conciliación o negociación eficaz.
Ejemplo de ello ha sido la lucha del MOM 20/32 y el SNITIS, ahora mismo los trabajadores de General Motors de Silao contra la CTM, la rebelión en el sindicato petrolero donde cada día toma más fuerza la oposición democrática contra Deschamps, conflictos resistentes como Mexicana, Interjet y Notimex, las y los jornales del SINDJA en Baja California, Jalisco y Morelos que persisten contra viento y marea para dar a su sindicato fuerza y victorias. Las recientes movilizaciones en medio de la pandemia de las y los telefonistas contra la mutilación a su contrato, donde la dirección a regañadientes tuvo si o si llamar a tímidas manifestaciones sino se descararía en su papel de dique y traición. Y ahora más recientemente vemos a los jóvenes trabajadores de la UNAM dando una batalla contra la precariedad laboral y contra los salarios de hambre demostrando la fuerza que existe para articular un movimiento unificado de trabajadores de la educación.
Todo lo anterior demuestra que hay deseos de movilizarse, por eso este 1ro de mayo no recordemos en abstracto, retomemos ese ejemplo de lucha para recordar que gobierne quien gobierne los derechos se defienden y se ganan en la calle, haciendo uso de nuestra fuerza numérica y capacidad de parar la producción a través de la huelga general. Basta de paz laboral, pasemos a la ofensiva, expresemos al gobierno que la justicia laboral, la democracia sindical, la negociación colectiva, la falsa regulación del outsourcing, el acrecentar medianamente las pensiones y el aumento al salario mínimo no es suficiente. El silencio sepulcral y los pactos de los dirigentes es la paz de los cementerios que en medio de esta tragedia se está cobrando con las vidas de la clase trabajadora. No lo permitamos más, tomemos con las dos manos estos tímidos avances para articulando un movimiento contra los charros y dirigentes pasivos y plantear luchas unificadas por sector, rama y zona, consolidemos conscientemente este naciente, pero brioso movimiento obrero, levantando un programa que cuestione y rompa con la lógica capitalista de explotación.