Una batalla frente al control de la CTM

Desde el inicio de la época neoliberal, la frontera norte de México fue escogida por las empresas trasnacionales para ensamblar sus productos con costos muy bajos y a unos metros del mayor consumidor del mundo globalizado: Estados Unidos.

La elección no sólo se debió a las ventajas fiscales y a la nula regulación que se les ofreció, sino mayormente a los bajos salarios que se congelaron nominalmente por décadas, para ser un país “competitivo”, según rezaba la propagada del gobierno y empresarios.

En este contexto, a fines de los setentas y principio de los ochentas, las ciudades fronterizas se vieron plagadas de plantas ensambladoras a las que se les ha llamado “maquiladoras”, por el poco valor que agregan a los productos y la exclusión sistemática de los trabajadores del proceso productivo completo.

En esa época, el sindicalismo independiente era golpeado duramente por la clase dominante; a través del gobierno, de las centrales oficialistas o incluso con golpeadores profesionales. No pocos movimientos obreros costaron la vida de algunos de sus participantes.

La frontera norte no era la excepción de esta embestida contra el movimiento obrero, y la oficialista Central de Trabajadores de México (CTM) controlaba la mayor parte de los centros de trabajo. A esto, se sumaba un agravante: la izquierda era casi inexistente en esa zona.

Ni partidos ni movimientos de izquierda habían logrado un avance similar al que tenían en el centro y sur del país. Prácticamente sin obstáculo alguno, la CTM consiguió el control de los trabajadores de las maquiladoras.

Cabe mencionar que los sindicatos cetemistas en las ciudades fronterizas y en el estado de Tamaulipas son en su mayoría gremialistas; es decir, no se limitan a controlar las relaciones laborales de un patrón con sus trabajadores, sino que controlan a los trabajadores que se dedican a un mismo oficio; sin importar quién los contrate.

De este modo, la única manera de ejercer un oficio controlado por la CTM, con retribución económica, es formando parte de esta central. Cualquier parecido a las mafias no es coincidencia, sino la expresión última del corporativismo, impulsado y usado por el PRI desde los años cuarenta del siglo pasado.

Este control casi absoluto de la masa trabajadora encajaba perfectamente con una tradición de control de la clase oligárquica del norte del país, y con las exigencias del capital trasnacional que sólo quería obtener ganancias con el menor beneficio para los trabajadores y el país, y sin ningún conflicto laboral.

La inexistencia efectiva en esa zona de partidos de izquierda, de masas, con orientación hacia la lucha obrera y la persecución de diferentes alternativas de lucha revolucionaria facilitó el establecimiento de este régimen de control total de los trabajadores de las maquilas por décadas.

Esta situación se hubiera prolongado por mucho tiempo, pues la extendida crisis del capitalismo en México incrementó el desempleo y disminuyó el ingreso real de los trabajadores. En esta precariedad, muchos obreros preferían las condiciones de la CTM y de las maquiladoras al desempleo.

El MOM 20/32, un ejemplo de lucha

Sin embargo, la llegada de Morena a la presidencia del país en 2018 cambió el escenario, pues permitió hacer un pequeño ajuste al salario mínimo en la frontera, para buscar resarcir en alguna medida la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, y esto despertó a los obreros de esa zona, incluyendo a los de Matamoros, Tamaulipas.

La reacción de los patrones al incremento del salario mínimo en la frontera norte, fue aplicarlo literalmente: sólo a los trabajadores que percibían el salario mínimo. En cambio, los trabajadores con salarios superiores al mínimo, aunque fuera por una pequeña diferencia, no se vieron beneficiados y el descontento empezó a surgir entre los obreros.

En medio de esta situación, aparece en la escena laboral de Matamoros la abogada Susana Prieto Terrazas que demuestra, en demandas individuales, que los trabajadores con sueldos superiores al mínimo deberían de recibir también el incremento salarial. Estas victorias, individuales pero sistemáticas, abrieron los ojos de muchos trabajadores que empezaron a parar y a manifestarse en las calles.

Esta presión creciente obligo a la CTM a emplazar a huelga a muchas maquiladoras, si no quería ser rebasada por los trabajadores asesorados por Susana Prieto y perder totalmente el control. Las demandas fueron exigir el cien por ciento de aumento salarial y el bono correspondiente de 32 mil pesos.

La CTM buscaba seguir la misma táctica que había usado por décadas: para negociar y obtener magros beneficios para los trabajadores y, en cambio, grandes ventajas para los líderes y la central misma, lo que sumó a la lucha económica, una lucha política contra el charrismo sindical.

El éxito fue histórico, en más de 45 empresas se consiguió algún tipo de aumento y el bono, llenando así de confianza y seguridad a los trabajadores que una vez más avanzaron en sus conclusiones: ahora para mantener estos logros y extender esas conquistas en otros terrenos necesarios como la dignificación del transporte, la infraestructura pública, prestaciones, etc.

Decidieron contender como candidatos independientes en las elecciones de ese año, no obtuvieron avances en ese terreno y sufrieron divisiones. No obstante, lograron mantener las conquistas y crear un nuevo sindicato independiente, el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios (SNTIS).

En 2020, ya con el inicio de la pandemia y pese a todas las dificultades que ello implicaba, los trabajadores se lanzaron nuevamente a la lucha, exigiendo el cierre de empresas no esenciales con el pago del cien por ciento del salario.

Esta vez la reacción de la clase dominante fue fulminante: encarcelaron a la abogada y tuvo que haber un movimiento que se manifestara en varios lugares del país para que la liberaran de una prisión absurda. Aun así, en la mejor tradición porfirista, se le exilió de Tamaulipas con el argumento legaloide de que, al tener la doble nacionalidad, era una extranjera interviniendo en asuntos locales.

De cualquier modo, además del valioso triunfo en la obtención del aumento del veinte por ciento y del bono de treinta dos mil pesos para los trabajadores de cuarenta y ocho empresas, hay otro resultado trascendente del Movimiento Obrero Matamorense 20/32 (MOM 20/32): el fortalecimiento de la clase obrera en Matamoros.

La formación del SNITIS y el registro de miembros de MOM 20/32 como precandidatos externos de Morena al ayuntamiento de Matamoros, reflejan una toma de consciencia de un número importante de trabajadores de trascender la lucha sindical a la conformación de un gobierno de trabajadores para los trabajadores.

Un problema observado con anterioridad en los movimientos populares que surgían de pronto como una respuesta ante una situación inmediata y urgente, era su corta vida, especial y paradójicamente, cuando tenían éxito en su demanda inicial.

Por lo general se disolvían apenas conseguían su objetivo, sin alcanzar a construir una organización más duradera; mucho menos a despertar la consciencia de clase entre sus participantes. Esto es más frecuente entre los movimientos de gestión. En cambio, los integrantes de MOM 20/32 entendieron que la lucha no debe darse sólo en el entorno inmediato, el laboral en este caso, sino que tiene que llevarse también a lo político. Las precandidaturas de MOM 20/32 dentro de Morena para el Ayuntamiento de Matamoros, Tamaulipas, constituyen un paso muy relevante en este sentido.

Morena 20/32

Si bien, no se avizoraban posibilidades altas de MOM 20/32 para llegar a estas candidaturas, debido a las circunstancias actuales de Morena, recibimos en estos días la noticia de que el movimiento tendrá tres posiciones en la planilla para el Ayuntamiento de Matamoros y una diputación plurinominal.

¿De dónde provenía nuestro pesimismo? De que este partido ha elegido a sus candidatos por lo regular de tres maneras: por voto de los militantes en asambleas, por encuesta y por sorteo (la tómbola). Aún no hemos visto precampañas con debates y argumentos.

La primera modalidad, voto de la militancia en asambleas abiertas, tiene el riesgo de que los precandidatos que lleven más seguidores ganen sin necesariamente ser los más apropiados para el puesto; las tácticas clientelares, heredadas del PRI y del PRD, y aún presentes en Morena, pueden favorecer a algunos precandidatos que lucran con la necesidad de sus seguidores.

La segunda modalidad, encuestas, da ventajas a los precandidatos con mayor presencia entre la ciudadanía, especialmente si han realizado un trabajo político previo y extenso. Por supuesto que, por ser un método estadístico, adolece de las posibilidades de error de estas técnicas.

Su confiabilidad y nivel de error dependen de la selección de la muestra, del diseño y modo de aplicación del instrumento, y del análisis de los resultados. No está por demás recordar las diversas inconformidades que han surgido dentro de Morena acerca la validez y certeza de algunas de sus encuestas, fácilmente manipulables.

La tercera opción, el sorteo, se ha usado cuando se avizora un conflicto interno grave si se usa una de las otras modalidades. Si bien empareja las posibilidades de los precandidatos, no toma en cuenta el trabajo previo de algunos precandidatos y, como las otras dos alternativas, tampoco considera un debate serio de las propuestas y planes de los contendientes.

Existe una cuarta opción, no precisamente oficial, que es la decisión cupular, vertical o negociada entre los grupos internos más fuertes; casi siempre apuntalada por encuestas cuestionadas por su militancia, a la que no suele tomarse en cuenta.

Por lo tanto, los procesos de asignación de candidatos distan mucho de asegurar que estos puestos sean tomados por representantes legítimos del pueblo trabajador; un método totalmente a modo de la burocracia.

¿Cuál era el escenario para Morena en Matamoros? Este partido quiere asegurar éxito en los municipios para que, por efecto del voto no diferenciado, propague votos de y hacia la elección federal.

Para Andrés Manuel López Obrador, la prioridad actual es contar con suficientes escaños en el congreso federal para asegurar la aprobación de sus iniciativas de ley; de tal manera que pueda avanzar en su programa de gobierno durante la segunda mitad de su mandato.

Sin embargo, si es inaceptable que Morena abandere a candidatos tan contrarios a la izquierda como la senadora por Nuevo León, o la alcaldesa de Hermosillo, peor aún que apoyen la reelección del actual edil de Matamoros, pese a sus conocidos vínculos con el narcotráfico y sus ataques el MOM 20/32.

Nuevamente, su prioridad es lo electoral, y a nivel federal no lo local; mucho menos las luchas que se desarrollan ahí. De hecho, esa fue de las principales diferencias de estrategia entre López Obrador y el grupo de “Los Chuchos” al interior del PRD, además de la tendencia a negociar y a la traición de los integrantes de Nueva Izquierda.

Mientras éstos alegaban que había que conquistar el poder poco a poco, empezando por lo local, AMLO afirmaba que era de arriba hacia abajo, para hacer cambios trascendentales. Sin embargo, ninguna de las dos visiones considera involucrar al conjunto de las bases obreras para crear condiciones hacia una verdadera transformación en todos los sentidos a favor de la clase trabajadora.

Y ahora que los compañeros de Morena 20/32 han logrado tres candidaturas para regidurías ¿cuáles son los escenarios futuros?

De entrada, su participación en el proceso interno de Morena ya es valiosa por sí misma, pues genera una presión obrera hacia la izquierda. En primer lugar, se podrá visibilizar la problemática y la lucha de los trabajadores de las maquiladoras, utilizando al partido como un amplificador de la voz obrera.

Cabe mencionar que el actual cabildo es la primera victoria electoral de la izquierda en Matamoros, y que se logró por una diferencia muy baja. Se debe desarrollar una campaña militante, aprovechar el momentum de MOM 20/32 y buscar tanto el triunfo electoral como la difusión y vinculación de la lucha obrera en las calles con otras demandas y necesidades populares, así como el fortalecimiento de estas luchas.

Segundo, la presencia de MOM 20/32 en la campaña electoral y en el cabildo, podría involucrar a Morena en la lucha de los trabajadores; algo que no hemos visto desde la formación en los años ochenta del Partido Mexicano Socialista (PMS), cuando los pocos partidos que participaban en las luchas obreras, como el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) o un sector del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), se fusionaron y a la postre se perdieron dentro la burocracia electorera del PRD.

Morena no es propiedad de sus grupos cupulares y electoreros, ni nació de la nada. Morena es el resultado de las muchas luchas de una gran cantidad de movimientos, de partidos y de militantes de izquierda.

Por esta razón, Morena debe servir también como un instrumento de la lucha de los trabajadores y no sólo como una agencia de colocaciones para puestos en el gobierno; independientemente de las diversas corrientes ideológicas que fluyen, convergen y chocan en su interior. Esta relación entre partido y movimiento permitirá extender la lucha de los trabajadores más allá de lo laboral hacia lo político.

Tercero. Los compañeros de Morena 20/32 como candidatos y posibles regidores y diputado, pueden convertirse en un polo, en un referente dentro de Morena, con la fuerza que les brinde el apoyo de los trabajadores y su propio peso como movimiento, abriendo una brecha para una transformación interna del partido, o bien externa, para la construcción de un partido obrero, uno de los objetivos del movimiento.

Cuando los compañeros de Morena 20/32 hablen con estas instancias, no irán solos, sino que llevarán con ellos la experiencia de la lucha en las calles y el respaldo de los obreros.

Recapitulando, Morena 20/32 debe aprovechar el momentum ganado a la fecha y continuar con sus candidaturas para hacer realidad las demandas de los trabajadores, vincular a Morena con la lucha obrera en las calles, y construir un polo de referencia que les permita combatir a la derecha dentro y fuera del partido.

Debemos construir un partido que sirva a la lucha de los trabajadores y defienda un programa revolucionario. Caminar hacia allá debe ser el principal objetivo a perseguir con las candidaturas obreras vinculadas a Morena. Es un gran paso adelante que los obreros del MOM 20/32 se planteen avanzar hacia allá.


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