El día 3 de mayo ocurrió un accidente en un pozo carbonero en el municipio de Sabinas, Coahuila, contando 14 mineros muertos en el siniestro. El accidente ha revelado las precarias condiciones de trabajo en estas empresas y ya funcionarios y empresarios se echan la bolita sobre quién fue el culpable. Pero los culpables son todos, el capitalismo en su conjunto, el egoísmo del máximo beneficio empresarial, la corrupción y un estado al servicio de los industriales han puesto las condiciones para este asesinato del proletariado industrial.
Ha trascendido que, abierto hace apenas 18 días al margen de toda regulación, el pozo dentro del que se trabajaba, que no era un mina propiamente dicho sino sólo un tiro vertical escavado artesanalmente, era tan pequeño que sólo permitía la bajada y subida del malacate y nada más, sistemas de iluminación, ventilación, salidas de emergencia estaban completamente descartados. Además, de los 14 obreros asignados al pozo ninguno contaba con seguro social. Uno de los aspectos particularmente brutales de este siniestro ha sido el de un trabajador adolescente, de 15 años, que laboraba ilegalmente y que perdió uno de sus brazos y sufrió quemaduras graves en pecho y cara.
Este tipo de condiciones de trabajo se extienden por toda la zona minera del carbón de Coahuila, donde las condiciones de trabajo son rebajadas con el fin de ahorrar costos al patrón hasta casi ser un homicidio planificado. Equipo de seguridad como casco y botas son comprados por el propio trabajador, los pozos y las empresas que operan son casi fantasmas para la regulación laboral, implicando falta de capacitación y de condiciones de seguridad e higiene en los centros de trabajo, carencia de seguridad social, etcétera. La siniestralidad laboral es alta, provocando 111 muertos en los últimos 5 años. El pago a destajo y los contratos verbales son cosa común y la corrupción de inspectores de minas y trabajo se extienden a alrededor de 400 minas en la zona que emplean a varios miles de personas.
La reacción de funcionarios estatales y federales ha sido sorprendente, se hace notar que estamos en tiempos electorales. El secretario del trabajo Javier Lozano, se trasladó al lugar y jugó al reportero cibernauta desde las redes sociales. Sin embargo todas las declaraciones de esta gente no pueden hacer menos que causar indignación; Calderón ha ofrecido como la gran ayuda “velar y orar” por que estén bien, Lozano se ha dedicado a deshacerse de culpas aduciendo que la responsabilidad es de la empresa por laborar en la clandestinidad y que técnicamente ya es imposible encontrar a los enterrados con vida, eso sí presentándose como el gran héroe dispuesto a todo por recuperar los cuerpos, incluso se han colgado del anterior rescate de 33 mineros en Chile, con una comisión que viene de apoyo[1] . La PGR declaró: “se actuará con todo el rigor de la ley y se investigará a fondo lo que ocurrió para poder resolver conforme a Derecho y castigar a quien tenga alguna responsabilidad de cualquier tipo" esto parece ya la respuesta pregrabada de una contestadora telefónica, aborrecible y cínica. Uno se pregunta: ¿A quién pretenden engañar?
Los obreros deben organizar el rescate.
Es necesario aprovechar el momento para levantar la demanda de mejora en las condiciones de trabajo en general, cosa que correctamente ya ha exigido el sindicato a las autoridades, pero hay que ponerlo en práctica nosotros mismos en los centros de trabajo. Crear inspecciones obreras de seguridad e higiene en cada mina, pozo e instalación de las empresas, conformadas por el sindicato y obreros del lugar. Respaldas por la fuerza organizada que exigirá mediante acciones diversas (paros, volanteos y mítines informativos) elevar inmediatamente las condiciones de trabajo, el registro ante seguridad social, equipo de seguridad, capacitación, contratación colectiva, entre otras cosas.
Como este horroroso accidente lo demuestra, defender mejores empleos es defender nuestra vida del terrorismo patronal, de la avaricia capitalista y la corrupción del Estado mexicano. Nosotros los obreros somos los únicos interesados en que nuestro trabajo sea para vivir y no para morir, en que la producción beneficie a la mayoría de la sociedad y no sólo a unos cuantos. Si no pueden los patrones y su gobierno garantizar condiciones dignas de trabajo, nosotros si. Las ganancias son suficientes como para dar las condiciones de trabajo que exigimos, cuando los patrones se resistan a las exigencias de las inspecciones obreras debemos obligarlos con la huelga y la extensión de la organización minera clasista, democrática y combativa, única salvaguarda de nuestra vida, empleo y futuro.
No otro Pasta de Conchos, mejores condiciones laborales ya
Extensión de la organización minera democrática, clasista y combativa.
Castigo a los culpables de este crimen contra la clase obrera.