La alianza establecida entre el SME y MORENA resulta un acto que abre la vía para una participación activa de la clase obrera a través de sus sindicatos. Esta unión, que por arriba es un pacto entre Esparza y Obrador pero que por abajo es la de la base del SME y MORENA, ya se estaba dando en los hechos, con la solidaridad activa de miles de activistas de MORENA hacia el SME y la participación también de smeitas en los comités y movilizaciones de MORENA. Así, ésta es sólo la coronación de un proceso unificador que empezó en las calles y en la lucha diaria por construir una alternativa a los gobiernos burgueses del PRI y PAN.
La acusada orientación hacia el PRI y Enrique Peña Nieto, cuestionada desde el sindicalismo democrático y MORENA, ha terminado en el más natural de los fracasos. El coqueteo con el PRI ha sido un error de la dirección sindical, por la indefinición y la confusión que causa entre los agremiados y el resto del movimiento obrero. Mientras la experiencia, la realidad, concluye que el PRI es un partido capitalista, controlado por la burguesía y a su servicio, la dirección buscaba poder convencerlo de la conveniencia de un pacto con el SME. Obviamente el PRI no aceptó porque no está en sus intereses. Peña Nieto fue de los primeros en aplaudir la extinción de LyF y hasta la fecha lo sigue haciendo. Esta política equivocada retrasó la unidad entre SME y aquellos quienes han sido de sus más grandes apoyos, es decir, MORENA.
Este pacto será un paso adelante, siempre que se acompañe de pasos reales en el movimiento. El SME puede sumarse formalmente como organización y sus agremiados asistir a los actos de AMLO pero esto es sólo un paso para un cambio en la correlación de fuerzas, en la mejora o ventaja en la lucha por el regreso al trabajo.
Primeramente, la forma en cómo se llevará la colaboración debe ser decidida y controlada, en sus aspectos más importantes y en todas las acciones de la dirección por la base mediante un debate democrático. Conservando siempre independencia política y organizativa, para poder rectificar y criticar aquellos giros que nos afecten. Después, dejando de lado la ceremonia y la diplomacia, el SME debe de asistir y colaborar como sindicato. Esto significa exigir de parte de AMLO y MORENA una política obrera, anticapitalista. Rechazando las contrarreformas laborales federal y del DF, la injerencia estatal en los sindicatos y principalmente, cualquier política que pretenda hacer pagar la crisis a los trabajadores.
La colaboración no debe ser reducida a la asistencia a los actos de campaña. Se necesita un plan de acción que vaya dirigido especialmente a la clase obrera. Volanteos y mítines en las zonas fabriles, solidaridad con todas aquellas luchas que se estén desarrollando. Principalmente toda esta labor debe ir encaminada a explicar a la clase obrera, la causa y naturaleza reales de la crisis económica, la respuesta que están dando miles de trabajadores y jóvenes alrededor del mundo y la existencia de una alternativa, es decir, de la necesidad de luchar por la victoria electoral con un programa socialista, de control de la producción en beneficio de la mayoría.
Con estas acciones, utilizando su autoridad moral, el SME tiene que llamar a más sectores obreros y sindicatos a participar activamente en la política. Demostrando que la clase obrera, es el único factor revolucionario en la sociedad moderna y la fuerza que ésta, organizada tiene para mover o detener la industria y la generación de riqueza y llamando a AMLO a basar su fuerza en los trabajadores y campesinos pobres, únicos interesados en su más rotundo triunfo.