¡La movilización es el único camino para detener la imposición de Peña!

“Fue un proceso ejemplar”, así, sin empacho, calificó “Don” Claudio X. Gonzales, presidente del Consejo Mexicano de Hombre de Negocios y uno de los empresarios más acaudalados del país, el proceso electoral del pasado 1 de julio. Más aún, ante la presencia del presidente del PRD, Jesús Zambrano, llamó a la izquierda a “apegarse a los causes institucionales”, en otras palabras, a tragarse el fraude sin rechistar.

Cada día es más evidente el dominio de los grandes banqueros y empresarios sobre los partidos de la derecha y el Estado. Son ellos, la burguesía, la que mueve los hilos de todas las marionetas (IFE, TRIFE, Suprema Corte, etc.) que se jactan de ser independientes e imparciales. Sin embargo, la clase trabajadora no ha mordido el anzuelo. La conciencia forjada en las luchas pasadas ha enseñado a millones de trabajadores que la democracia burguesa es una farsa, por ello han dado sobradas muestras de querer echar por tierra no sólo a los títeres sino también a los dueños. La burguesía es consciente de que no puede mantener el show seudo-democrático por sí misma, por ello requiere atar con sus hilos a los dirigentes de las organizaciones de masas del proletariado, poniéndolos a su servicio, para de ésta manera pretender el control de la clase trabajadora. A los que no puede atar, en cambio, busca enredarlos; manteniéndolos inmóviles, permitiendo así que su dominación continúe.

¡AMLO tiene que romper el chantaje de la burguesía!

La burguesía, calculando cada uno de sus movimientos de cara a la imposición fraudulenta de Enrique Peña Nieto (EPN), llevó la presión que desde hace años ha ejercido sobre AMLO (recordemos que fue desaforado por la cámara de diputados en 2005) al punto de comprometerle a aceptar los resultados electorales del pasado 1 de julio, haciéndole firmar el susodicho “pacto de civilidad”. Con ello, la burguesía cubría los dos flancos necesarios para que prosperara el fraude, pues para que la coerción del voto y su manipulación desde el IFE rindieran frutos, era totalmente necesaria la parálisis política de AMLO, de otra manera, las acciones fraudulentas, realizadas durante años, podían venirse por tierra en caso de que se enfrentaran a la movilización de las bases de la izquierda. El mentado pacto no era sino el reconocimiento de la superioridad de la movilización sobre las maniobras fraudulentas. De manera errónea y siguiendo la tónica de toda la campaña electoral, el candidato de izquierda lejos de apoyarse en la movilización para detener el fraude, firmó el acuerdo. Con ello dio un voto más de confianza, en la pretendida “imparcialidad” de las autoridades electorales y de toda la maquinaria del Estado, cuando no había ningún motivo para ello.

La táctica de presión hacia AMLO ha sido tenas por parte de la burguesía, sobre todo en la medida en que les ha dado resultados. El día de la elección los llamados para que aceptara el fraudulento triunfo de EPN comenzaron con Quadri, siguió Josefina, y de fondo el coro histérico de los medios de comunicación. En las horas y días inmediatos al fraude lo que prevaleció por parte de AMLO fue la ausencia de un llamado franco y claro a la lucha. No fue sino hasta el ¡20 de julio! que se expuso el “Plan Nacional de Defensa de la Democracia y de la Dignidad de México”, aunque para esa fecha ya se había señalado que la táctica fundamental para revertir el fraude sería la vía jurídica alegando la invalides de la elección ante el Tribunal Electoral. De tal suerte que los protagonistas de la lucha de la izquierda serían jueces y abogados, de ninguna manera las masas. El escenario de lucha no serian el de las calles, fábricas o colonias proletarias, sino los pasillos de los tribunales burgueses, justo ahí, donde la clase dominante y la derecha tienen todo controlado.

Las razones por las cuales AMLO adoptó este plan las explicó al inicio de su gira “En defensa de la democracia”, el 5 de agosto en la ciudad de Puebla: "Esperaban que convocáramos a movilizaciones" para desprestigiarnos y también "se quedaron con las ganas", porque "decidimos ir por la vía legal y recoger pruebas sobre las múltiples violaciones cometidas antes, durante y después de las elecciones presidenciales". AMLO saca conclusiones equivocadas del proceder de la burguesía, la cual naturalmente no quiere que nadie se movilice en contra de sus intereses y al que se atreva a hacerlo cuando menos lo calumniará ¡por supuesto! El escenario ideal para la burguesía es que ante cada ataque infringido a la clase trabajadora ésta se quede callada e inmóvil. Pero de ello no se desprende la conclusión de que los trabajadores, las organizaciones de izquierda y sus dirigentes, deban atender a los deseos más idílicos de la clase dominante, al contrario; si algo justifica la existencia de las organizaciones y dirigentes de izquierda es su función como herramientas de lucha contra la opresión de la burguesía. Andrés Manuel ha intentado, por diferentes medios, encontrar el beneplácito de la clase dominante, siendo rechazado una y otra vez. De nada le ha valido equipararse con Lula en lugar  de con Hugo Chávez o Evo Morales; se ha manifestado contra las nacionalizaciones de las empresas que fueron privatizadas durante el gobierno de Salinas a precios irrisorios; otorgo su perdón a Calderón; le tendió la mano a López Dóriga y a Televisa. En el lanzamiento oficial de Morena, en 2010, afirmó que si Slim quería un canal de televisión, lo tendría en su gobierno; ha incorporado a elementos de una amplia trayectoria derechista dentro de su círculo más cercano; de la Fuente y Barttlet, por mencionar sólo algunos. El lema de campaña del 2006 “Primero los pobres” fue sustituido por “La República Amorosa” del 2012. A esta política, que representa una derechización de las posiciones antaño defendidas por Andrés Manuel, la burguesía le ha respondido con el fraude más cínico y descarado que recuerden las actuales generaciones.

¡AMLO tiene que atender el llamado de la clase trabajadora!

A diferencia del 2006, cuando AMLO llamó a movilizarse contra el fraude electoral, teniendo una respuesta de millones de personas por todo el país, en esta ocasión no ha realizado ninguna convocatoria para, a través de la movilización, impedir la  imposición de Peña. A pesar de ello  ha habido manifestaciones, la más importante el 7 de julio, donde cientos de miles de manifestantes salieron en 16 estados del país, siendo la manifestación del D.F. la más grande con una asistencia especialmente nutrida demostrando con creses el espíritu de lucha de la clase obrera y su determinación para frenar el fraude.  A diferencia de los dirigentes, amplias capas de la izquierda comprenden que la fuerza para derrotar a la derecha proviene de la movilización en las calles y no de la calidad de las pruebas que se presenten a los magistrados. Las manifestaciones semi-espontáneas, sin embargo, no fueron correctamente valoradas por los dirigentes de Morena ni de los partidos de izquierda, los cuales mantuvieron una actitud pasiva e incluso se deslindaron de las mismas.

El vacio de los dirigentes y la necesidad de luchar, han dado pauta a la formación del Frente Nacional Contra la Imposición, que a pesar de la heterogeneidad  de los grupos que lo componen, entre ellas el #YoSoy132, el SME y la CNTE, es otra  prueba irrefutable del espíritu de lucha de las bases de la izquierda. Ante la primera reunión de este frente, AMLO se limitó a aconsejarles: “Mucho ojo con los halcones de Atlacomulco, con los halcones del PRI”. Lo cual representa cuando menos una nueva evasiva a la movilización. Andrés Manuel tiene que atender el llamado de las bases a las cuáles se debe el movimiento que él encabeza, han sido ellos, los trabajadores y jóvenes de a pié los que lo han mantenido en la escena política, los que lo han rescatado una y otra vez de los ataques de la burguesía y la derecha dentro del PRD, es a ellos a quién debe responder y no a las peticiones de la burguesía.

¡AMLO tiene que romper con la quinta columna!

La burguesía no está escatimando en recursos a la hora de presionar a AMLO, está haciendo uso de todos aquellos vínculos que durante el sexenio de Calderón forjó con el ala de derechas del PRD, que es la que dirige al partido. Esta quinta columna, fiel a los intereses de los patrones y ante la negativa de AMLO a basarse en la movilización es la que está marcando la pauta para no ir más allá de la “vía legal”. Es descarado el papel que están jugando a favor de la derecha, allanándole el camino para que ante la negativa del TRIFE de invalidar la elección, el movimiento se trague el veneno del PRI. Hasta dónde llega su traición que ya los priistas reconocen que hay un “ala responsable” dentro del PRD que está dispuesta a aprobar las reformas estructurales. "Necesitamos de una izquierda progresista y comprometida con una visión de futuro", también dijo Claudio X Gonzales, y al final, ante la pregunta de ¿Qué opinión le merece Jesús Zambrano, presidente del PRD? no dudó en sobarle el lomo a este faldero: "es un hombre claro; yo creo que es parte de una izquierda moderna progresista, del siglo XXI" ¡Claro, es Jesús Zambrano el modelo de “izquierda” que la burguesía necesita!, recuérdese que éste “chucho” propuso la expulsión de AMLO una vez que se esté último se opuso a la alianza del PRD con el PAN en la contienda por la gubernatura del estado de México. AMLO tiene que romper con ésta quinta columna, es él quién debe organizar la depuración del PRD de todos los elementos derechistas. La unidad del partido no sirve a la clase trabajadores si va a ser una unidad para imponernos los deseos de la burguesía. 

 A pesar del protagonismo que AMLO ha dado a los elementos más derechistas del PRD; a pesar de que se ha plegado a la táctica que ellos promueven, éstos no le han pagado con la misma moneda. Así, el 14 de agosto, a espaldas de AMLO se realizo la Cumbre de las Izquierdas en Acapulco, reunión presidida por Marcelo Ebrad, donde estuvieron presentes los presidentes de los tres partidos de izquierda; PRD, PT y Movimiento Ciudadano, el objetivo de la reunión era seguir con la lógica de presión hacia AMLO, de tal forma que el resolutivo fundamental de la misma fue aceptar el resolutivo del TRIFE, sin más. El camino de la concesión no tiene límite, la burguesía seguirá presionando a AMLO no importa cuánto haya retrocedido. Las bases de la izquierda tenemos la responsabilidad de conformar desde la base, una corriente genuinamente revolucionaria que rompa con el chantaje hipócrita de la clase dominante, una corriente capaz de impulsar   de forma enérgica y compañera, a Andrés Manuel izquierda para que asuman el programa y la táctica más conveniente a los intereses de la clase trabajadora, a pesar de los chillidos de la derecha y sus instituciones. Desde el periódico Militante nos sumamos a la campaña del Comité Promotor de la Huelga General,  que exhorta a AMLO y a los dirigentes sindicales a convocar la huelga general contra la imposición de Peña.

¡AMLO tiene que romper con el chantaje de la burguesía y los oportunistas!

¡Sólo con la huelga general lograremos evitar la imposición del PRI!


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