El 15 de mayo se desarrolló una jornada histórica de lucha obrera internacional. Histórica por la cobertura e histórica por el sector que participó, trabajadores del sector de la comida rápida (alimento creado para aguantar el ritmo que el capitalismo nos impone actualmente) en 230 ciudades de 33 países. Las demandas fueron aumento salarial hasta los 15 dólares la hora y derecho a la sindicalización con todo lo que ello implica, es decir derecho a su organización y a continuar la lucha por condiciones de empleo dignas.
Las condiciones laborales en este tipo de trabajos son pésimas, en algunos casos, como se ha denunciado, se niegan los descansos, y el pago de tiempo extra. Además de recibir un salario de hambre que en muchos casos no llega a los 8 dólares la hora. Por si fuera poco la desigualdad social impera en este tipo de empleos pues las ganancias de los empresarios son estratosféricas, por ejemplo la empresa de comida rápida Chipotle dio a Steve Ells co-presidente ejecutivo una ganancia de más de 25 millones de dólares el año pasado y el antepasado casi 20 millones. Sin embargo para los trabajadores la realidad es muy distinta, la huelga y la lucha les ha dado la oportunidad de explicarle al mundo entero lo que les ocurre día a día:
“Mi sueño americano es mi sueño de esclavitud, creo que no es justo”
"El alto coste de vida nos hunde mientras estas compañías se enriquecen con nuestro trabajo"
"Mi trabajo no se limita a entregar pizzas a domicilio: la tienda me obliga a realizar otras actividades que no me remunera"
"No tenemos miedo, somos cientos en lucha por justicia"
"Las corporaciones pueden ganar dinero -millones y miles de millones de dólares. Nosotros deberíamos ser capaces de tener un salario decente para atender a nuestras familias"
"Es un salario de pobreza. No podemos vivir de él"
Descaradamente la respuesta de McDonald’s fue que el debate salarial debe tener en cuenta "la naturaleza altamente competitiva de las industrias que emplean a trabajadores a salario mínimo"(!).
Los miles de trabajadores valientes y decididos, para los cuales la manifestación tomo diferentes formas pero perseguía el mismo objetivo sin importar distancias, lenguas, razas o religiones han creado un nuevo concepto delictivo: “robo salarial” que resulta muy adecuado para lo que viven no solo ellos sino todos los trabajadores del mundo a quienes se les roba una parte de su salario, todos los días.
Las empresas de comida rápida se escudaron por mucho tiempo en el tipo de trabajador que emplean para negar organización sindical, que no es una justificación, pero incluso su argumento se ha venido abajo, porque si bien muchos empleados son temporales y estudiantes, cada vez son más las personas que buscan estos trabajos como alternativa para mantener un hogar, como puede notarse en los testimonios.
El desarrollo de esta manifestación fue muy relevante para el movimiento obrero internacional porque por un lado demuestra lo generalizado de este tipo de empleos pues derivan de un política capitalista que aplica tanto en el país más pobre como en el más rico (hubo manifestaciones en Ginebra, una de las ciudades más importantes de Suiza, el país más rico per cápita), por otro lado demuestra el potencial de lucha obrera internacional. La burguesía crea a su sepulturero y aquí se demuestra pues con la globalización, el creciente vínculo internacional por relaciones de producción y por redes de comunicación hacen posible estas manifestaciones y más, hemos visto sólo una muestra de lo que es posible hacer organizados internacionalmente.
¡Empleos de calidad, ya!