El 4 de junio pasado el juez tercero de distrito de procedimientos penales giraría órdenes de aprehensión contra de 16 médicos del Hospital de Pediatría del Centro Médico de Occidente (CMO) del IMSS, en Guadalajara, Jalisco, derivando ello en una reacción no vista desde 1964-1965, cuando los médicos residentes se lanzaron a la lucha por sus derechos laborales, siendo éste junto con el movimiento estudiantil de 1968, uno de los episodios más trascendentes de la lucha de clases en nuestro país de la década de los años 60´s.
Los médicos son acusados de negligencia médica ante la muerte del menor Roberto Gallardo ocurrida a principios de 2010, ello a pesar de que el fallo de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico ya antes los había exculpado; dado la arbitrariedad de la justicia mexicana y ante la indiferencia de las autoridades del IMSS (la Dirección de Prestaciones Médicas de dicha institución le dio la espalda al pedido de apoyo por parte de los médicos afectados) surgió vertiginosamente el movimiento #YoSoyMédico17, mismo que adoptó el lema: ‘‘Somos médicos, no dioses ni criminales’’.
Siendo así, los médicos organizados lograron convocar y desarrollar éste domingo 22 de junio una movilización que fue extraordinaria no sólo por su masividad (en Guadalajara se movilizaron cuando menos 10 mil médicos y personal de salud y en el DF lograron replegar a los granaderos para ingresar al zócalo capitalino) sino porque logró alcanzar una expresión nacional al desarrollarse al mismo tiempo en 25 entidades federativas y 50 ciudades. El domingo 22 de junio ya es memorable en sí mismo por la estupenda movilización impulsada por el #YoSoyMédico17, pero también lo es porque con su forma de actuar apoyada en la unidad de acción golpeando todos juntos y a la misma hora, los médicos están dando una estupenda muestra sobre el camino a seguir en defensa de los derechos de la clase trabajadora.
Privatización de la salud
Y la respuesta no era para menos, pues con sus acciones, la persecución judicial contra los médicos del Hospital de Pediatría del Centro Médico de Occidente, es una más de la secuelas de ataques que durante años han hecho presa a todo el personal médico del conjunto del sistema de salud pública nacional a consecuencia de los recortes presupuestales impuestos por las políticas de los gobiernos del PRI y del PAN en las últimas tres décadas. Con esa política del Régimen graduablemente está siendo desmantelada la salud pública en beneficio de la medicina privada, de ello habla el hecho de que mientras en 1991 se contabilizaron mil 790 clínicas médicas con servicio de hospitalización del sector privado, ya para 1999 dicha cantidad había escalado hasta las dos mil 950 unidades médicas con esas características, es decir un 64% más en sólo una década; y si bien esa ha sido la tendencia de la medicina privada en las últimas décadas, la del sector público ha sido la del estancamiento y deterioro. El éxito de las políticas privatizadoras lo hemos tenido que pagar con sangre los que dependemos de la salud pública y con salarios de miseria junto con condiciones pésimas de trabajo y, encima de todo, además con cárcel, los que laboran en ésta. De ello habla claramente uno de los cables dados a conocer por La Jornada, filtrado por Wikileaks sobre las intenciones del gobierno federal de abrir la sanidad pública al capital privado. (Ver La Jornada, "Tratos sigilosos", en http://www.jornada.unam.mx/2014/06/20/politica/002n1pol)
El personal de salud, médicos, enfermeras y asistentes, son el eslabón más débil de la cadena y los que pagan las consecuencias de la política de salud del Estado; para éste último responsabilizar a los médicos y su equipo se le presenta como una oportunidad para tratar de echar una cortina de humo ante los efectos de la escasa inversión en el IMSS, el ISSSTE y la SSa. En ese marco un médico de dichas instituciones se ve obligado a atender entre 30 y 40 pacientes en una sola jornada; además lo tiene que hacer sin el equipo adecuado o de plano inexistente. En esas mismas condiciones trabaja el resto del personal médico.
Abandono
El Banco Mundial destacó que en 2006 el promedio de la inversión del Estado mexicano en salud pública fue de 527 dólares por habitante, sin embargo esa cantidad caería hasta los 307 dólares un año después, esto último de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en la que se agrupan las 34 principales economías del mundo, incluida la mexicana. Las cantidades mencionadas ponen extremadamente por debajo a México respecto a los demás países de la OCDE que en promedio presupuestan anualmente para salud pública unos mil 999 dólares por habitante. En nuestro país el presupuesto del Estado para salud en 2014 equivale al 2.81% del Producto Interno Bruto (PIB), porcentaje muy por debajo al recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) del 6.6%; no sólo eso, sino además en los últimos tres años se ha recortado la inversión en nueva infraestructura para las salud pública en un 34%, tal como informa el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, AC (CIEP). Esos datos ponen a México por debajo de países como Afganistán y Bostwana, por ejemplo, donde el gasto para la salud pública en proporción al PIB es del 9.2% y 7.1%, respectivamente.
Por parte el IMSS, el cual experimentaría un incremento en su presupuesto en 2014 del 13%, se ha visto obligado a ofrecer sus servicios en condiciones más que precarias al tener que ser obligado a asimilar a la mayor parte de los 50 millones de afiliados, según cifras oficiales, del seguro popular.
Así, infraestructura precaria e insuficiente, al igual que equipo, junto con personal y medicamentos escasos, todo ello derivando en un servicio ineficiente, todo eso se ha vuelto la norma en el IMSS, el ISSSTE y el conjunto de la red pública de salud. Espacios donde todos, el personal médico y de apoyo, son forzados a trabajar en pésimas condiciones y con salarios muy bajos. Por ejemplo, a este respecto, la Encuesta Harris Interactive/Harvard señala que en nuestro país los salarios de un médico general oscila de los 2 mil a los 12 mil 800 pesos mensuales; otros datos relevantes destacan que los salarios en 2012 para un médico residente en el IMSS fueron de entre 7 mil 432.71 y 8 mil 208.07 pesos mensuales. Esas cantidades contrastan radicalmente con el salario del director general del IMSS, José Antonio González Anaya, el cual en 2013 ascendía a los 143,953 pesos mensuales.
La política del Estado ha trasformado a la medicina en una de las profesiones peor pagadas del país y ahora pretende trasformar a los que ejercen esa profesión en el sector público en aquellos que tengan que pagar los platos rotos provocados por las políticas privatizadoras, tal como sucede con los 16 médicos de Jalisco sometidos injustamente a proceso judicial.
Por la dignificación de la salud pública
Todos los que no tenemos otra opción más que la de ser atendidos por la red pública de salud y los que trabajan en ella, estamos viéndonos seriamente afectados por la política de los gobiernos del PRI y del PAN. Más allá de la demagogia del gobierno y de la supuesta universalidad de la salud debido al seguro popular, México es un país donde el 40% de su población no tiene acceso a ninguna clase de institución médica, ni pública ni privada, de acuerdo a datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en 2010. Además nuestro país presenta la mayor tasa de mortandad infantil de la OCDE, cuyo promedio es de 6.2%; ese índice en 2012 para el caso de México se ubicó en el 17%, siendo éste un resultado similar al registrado ese mismo año en naciones extremadamente pobres como Belice y Libia. En números, el resultado de 2012 en México se tradujo en que en ese año, de los 2.2 millones de nacimientos anuales promedio, 40 mil niños fallecieron antes de cumplir el año de edad. Ese es uno de los sangrientos saldos con que hemos tenido que pagar los trabajadores las consecuencias del abandono y desmantelamiento del sistema de salud pública.
En ese marco la lucha del #YoSoyMédico17 no sólo tiene que ser visto con buenos ojos por los trabajadores, sino que además tiene que ser apoyado por todos nosotros. Debemos llamar a organizar comités de derechohabientes en defensa del IMSS y del ISSSTE para marchar al lado de los médicos apoyándolos en sus demandas de justicia para los 16 doctores de Jalisco y por sus reivindicaciones laborales; y en ese marco debemos exigir todos juntos el incremento del gasto público en salud en un 100% de acuerdo a las estimaciones de la OMS.
Los sindicatos no solamente pueden sino que además deben jugar un papel activo: la UNT, donde todos sus afiliados son derechohabientes del IMSS, y la CNTE para el caso del ISSSTE, deben lanzar una actividad intensa de agitación hacia la base sindical de los trabajadores del sector privado y de los que están al servicio del Estado, para impulsar un paro nacional de labores de 24 horas en apoyo a la lucha de los médicos y por la dignificación de la salud pública. Ese es el camino hacia la victoria.
La decadencia de la salud pública en beneficio de la medicina privada tiene que ser revertida a toda costa por la clase trabajadora, de no ser así las exorbitantes tasas actuales de mortalidad infantil en México hablan por sí solas de qué tan lejos están dispuestos a llegar los capitalistas para incrementar sus negocios; por ello, y para erradicar la barbarie capitalista, los trabajadores junto con las anteriores acciones de lucha, debemos adoptar la consigna de la nacionalización de las principales palancas de la economía bajo el control democrático de nuestra clase social.