Una vez más en la Universidad Autónoma de Puebla se publican los resultados del examen de admisión (o de “exclusión”, dependiendo de qué lado se vea). Como ya es sabido, cada año un número grande de aspirantes queda excluido de la educación pública y en 2014 no hay excepción.
La prensa poblana utiliza diferentes cifras del número de aspirantes, aceptados y rechazados, que aproximadamente rondan entre 44 mil, 17 mil 500 y 26 mil respectivamente.
Lo novedoso en este examen fue que se dividió en dos partes: la primera fue la Prueba de Aptitud Académica (PAA), para la cual hubo 44 mil aspirantes de los cuales aprobaron entre 30 y 32 mil; lo que significa que hubo de 12 a 14 mil rechazados en la primera etapa[1]. Para la segunda prueba por “Área de conocimiento”, que consiste en un examen con temas afines a la carrera que cada aspirante desea estudiar: de los 30-32 mil aspirantes, sólo aprobaron 17 mil 500[2].
Con estos datos, se puede verificar que de 44 mil aspirantes iniciales, sólo el 40% de ellos logró un lugar este año. ¿Qué pasará con el 60% restante, que es de aproximadamente 26 mil jóvenes?
En comparación con los número de 2013 tenemos que en ese año hubo 48 mil aspirantes, de los cuales aprobó el 42% (20 mil)[3]. De acuerdo a esto, la cifra de aceptados y rechazados se mantuvo más o menos estable, aún con los 2 mil nuevos lugares que se abrieron en 2014.
Estos datos tienden a refutar a las autoridades universitarias cuando dicen que la nueva modalidad de doble examen sería benéfica para los estudiantes, al reducir costos en caso de no aprobar el primer examen (el costo total del examen también se dividió al 50%, correspondiendo cada mitad a cada uno de los dos exámenes); y al aumentar la matrícula de la universidad. Siendo estos dos aspectos muy importantes cuando se habla de educación pública: ¿realmente es pública cuando limitan el acceso con un examen y cuotas especiales?
La universidad ha abierto 11 nuevas carreras, con ello la matrícula se aumentó en 10% (2 mil lugares nuevos) respecto al 2013[4]. Esto a primera vista da la impresión de que el rector y su equipo de trabajo se preocupan para que cada vez más jóvenes tengan acceso a la universidad, lo cual resulta falso si consideramos que para que la matrícula aumente hay que construir nuevos espacios para albergar a esos 2 mil estudiantes. Con lo anterior nos referimos a que, por ejemplo, carreras como Biotecnología no tienen edificios propios, por lo que los alumnos tienen que estar transitando de facultad en facultad para tomar clases.
Por otro parte, resulta insuficiente el poco esfuerzo que hace la autoridad para abrir nuevos espacios, ya que 2 mil lugares nuevos es una cifra mediocre considerando que se necesitan 24 mil plazas más para atender a todos los solicitantes. Si realmente se quisiera acercar a todo el mundo a la ciencia de manera gratuita y digna, ya se estaría buscando construir “otra Ciudad Universitaria” para complementar de manera correcta la infraestructura ya existente.
Además, los encargados de universidad se muestran orgullosos cuando dicen que la BUAP, “del total de aspirantes, recibe a 53 por ciento mientras la UNAM sólo da cabida a 8 por ciento, la Universidad Autónoma Metropolitana a 10% y el Instituto Politécnico Nacional a 20 por ciento.”[5]
Esto es un asunto grave, en donde se quiere hacer ver que la BUAP es una de las mejores universidades porque es la que menos priva a los estudiantes de continuar sus estudios. El problema no sólo es si se aceptan a más o a menos jóvenes, sino también en el hecho de que acceder la universidad pública es un derecho que los trabajadores y estudiantes hemos ganado con la lucha y con nuestra sangre; basta revisar la historia de la universidad para darnos cuenta de ello. Y ese derecho se nos está arrebatando cada vez que pagamos para presentar un examen, para inscribirnos o, incluso, para hacer el servicio social; y se nos está arrebatando cuando las autoridades se muestran orgullosas de aceptar sólo al 50% de los aspirantes, porque están haciendo ver ese hecho como muy normal y cotidiano, cuando es un signo de alarma y de indignación para los jóvenes y trabajadores no sólo de Puebla, sino de todo el país.
Para responder a la pregunta hecha al inicio de ¿qué pasa con los 26 mil rechazados?, se tiene que hablar forzosamente de la educación privada. Y es que la BUAP y en general el gobierno ya no tienen recato al decirle a los jóvenes rechazados que si quieren seguir estudiando, tienen que pagar más por hacerlo en instituciones de dudosa calidad y que pertenecen a altos funcionarios tanto de la universidad como de la SEP. Esto se ve claro cuando la SEP ofrece becas [6] y la BUAP pone en su portal de internet “opciones para no aceptados”. Lo anterior es una clara tendencia para aumentar ganancias y reducir gastos, por parte de la BUAP y los dueños de las universidades privadas, atrayendo a la gran masa de rechazados al medio privado, pues de ese modo ya no representan un gasto para el sector público.
El panorama en la BUAP es oscuro y enredoso. Tapar la información y crear apariencias es la tarea de la burocracia universitaria. En este contexto, la tarea de los estudiantes y trabajadores es la de revertir esa tergiversación de la información y dar soluciones prácticas que no sean sólo temporales.
En ese sentido los estudiantes agrupados en el Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública (CEDEP) y en la Tendencia Marxista Militante, sabemos que la solución empieza por impulsar una organización de estudiantes a nivel nacional (creando comités en cada universidad y en cada facultad) que defienda un programa político donde se integren tanto las demandas inmediatas que tenemos los estudiantes, como las demandas de los trabajadores.
Sabemos que una organización así no puede construirse de la noche a la mañana, requiere que exista gente dispuesta al debate tanto de la política a defender como de los métodos a utilizar para conseguir los objetivos planteados. Por eso el CEDEP está impulsando estas propuestas no sólo en la BUAP, sino también en la UNAM y en la Universidad Autónoma Metropolitana. Sin embargo, para avanzar en esa tarea, necesitamos de los estudiantes y de los trabajadores dispuestos a dar la lucha hasta el final de las consecuencias.
Es por ello que extendemos una invitación a estudiantes, trabajadores y padres de familia para debatir los problemas de la BUAP y encausar las fuerzas para crear organización entre los universitarios.
Contacta al CEDEP, debate y lucha por una organización de carácter nacional y permanente.
[2]http://www.oem.com.mx/oem/notas/n3472604.htm
http://www.milenio.com/puebla/Publica-BUAP-mil-aceptados-rechazados_0_132586997.html
[6]http://www.poblanerias.com/2014/07/buap-alcanza-la-mayor-cifra-de-alumnos-aceptados-en-20-anos/