Esta es la cantaleta más vieja del gobierno, cacareada cada vez que algún sector del proletariado sale a la lucha en defensa de sus derechos, destinada a debilitar y desacreditar el movimiento. Según ellos, el CGH de la UNAM era un grupo de fósiles; el EZLN era dirigido por extranjeros; en 2012 cuando centenares de estudiantes de la Ibero corretearon a Peña no eran “más que 131 personas”. El Dr. Mireles no era un representante legítimo del pueblo sino un narcotraficante. Los estudiantes de 1968 eran ¡infiltrados de la CIA!
El movimiento de la UNAM del 99 hizo frente a este tipo de campañas editando ¡Un millón! de volantes y carteles mensuales, sólo así se contrarrestó exitosamente el veneno de los medios burgueses de comunicación. Esta es la forma correcta de responder.
Esta campaña ha hecho eco dentro de algunos compañeros en el movimiento, pues plantean que este movimiento debe ser “exclusivamente politécnico”, se trata de compañeros honestos pero equivocados. Debemos recordar que nadie es “ajeno” al IPN, porque éste es resultado de la lucha política más importante en la historia del país: la Revolución Mexicana. Además, todos los trabajadores, campesinos y jóvenes mantienen económicamente al IPN con sus impuestos, que por si fuera poco son cada vez mayores. Los grandes empresarios (como los dueños de Televisa, Cemex, etc.) no pagan impuestos y no sostienen al IPN, ya que tienen abogados y cómplices en el gobierno que les ayudan a evadirlos. Si esta idea cobra fuerza se logrará evitar que el poli se unifique con la UNAM o la UAM, pero luego se dirá que los estudiantes de la ESCOM son ajenos a la ESCA y los de la ESIA ajenos a la UPIICSA, se dirá que los de un turno de la mañana son ajenos a los de la tarde, que los de una carrera son ajenos a la otra, que los de un salón son ajenos al otro. Es decir, se acabará aceptando la división del movimiento y ello abrirá enormes posibilidades para su derrota.
Otros compañeros dicen que este movimiento es “apolítico” y de un “carácter académico”. Se equivocan, Yoloxochitl y toda la alta burocracia del IPN no son “apolíticos”, sino panistas y priistas bien convencidos de llevar adelante una política en favor de los grandes empresarios y banqueros. Decir que el movimiento es “apolítico” sólo es confundir las cosas más básicas, porque este movimiento está luchando contra la política de Yoloxochitl, que no es otra cosa que la política de Peña Nieto. Este movimiento lucha contra la política privatizadora y de elitización de la educación.
El gobierno sabe cómo debilitar, confundir y dividir al movimiento social en su etapa más fuerte. El Estado ya pasó por la experiencia de aguantar, el año pasado, la etapa ascendente de movimientos tan fuertes como el de las Autodefensas y el de los profesores de la CNTE, para finalmente aplicar su política reaccionaria. Con base en esa experiencia pretenderá soportar el paro del IPN del 30 de septiembre y la movilización del 2 de octubre, apostando a esta política de división que desgraciadamente está siendo reproducida por algunos compañeros honestos. Los estudiantes más avanzados debemos promover con firmeza la unidad con la UNAM, el resto de universidades y en general con la clase trabajadora.
¡UAM, poli, UNAM, unidos vencerán!
¡Todos juntos a la marcha del 2 de octubre!