La nueva broma barata y cínica de Calderón

Editorial El pasado 28 de abril, con bombo y platillo, el pelele Calderón presentó una iniciativa de gobierno según la cual, ahora sí, se va a erradicar la pobreza extrema. “Para vivir mejor”, es el nombre del tan cacareado programa de la administración panista ¡Vaya numerito el del Espurio! Sediento de legitimidad y ante una impopularidad creciente, Calderón busca desesperadamente algo que favorezca su imagen para lavarse la cara, dado su intento de privatización del petróleo y tomando en cuanta que las elecciones intermedias del 2009 -en las que se elegirán senadores y diputados federales-, están a la vuelta de la esquina. Se trata de una nueva broma macabra de Calderón, que nuevamente pretende burlarse del pueblo trabajador, en especial de los más pobres de México. Y es una broma macabra por varias razones, la primera de ellas es por el objetivo que persigue: eliminar la pobreza extrema. Es decir, aquella en la que las familias e individuos que se encuentran en esa situación no tienen ni siquiera para comer. En otras palabras, “Para vivir mejor” significa que una persona en esa situación, debido a ese programa, seguirá siendo pobre, pero un poquito menos. ¡Cinismo puro y duro el del pelele! La pobreza extrema es sólo la escala más baja de la pobreza. Son los pobres de entre los pobres. Sin embargo, el no estar clasificado en el rubro de pobreza extrema pero sí en el de pobreza en general, no significa nada absolutamente en términos de bienestar para un individuo. El hambre, la enfermedad, las condiciones antihigiénicas de vida, el analfabetismo, la violencia y toda clase de aberraciones sociales, laceran día a día a millones de familias en México que viven en la miseria, sea extrema o no. Para todas esas familias, incluidas aquellas que viven en un nivel de pobreza que no se considera extrema, bajo el capitalismo está cancelado toda clase de futuro digno. Estas razones por sí mismas nos permiten asegurar que “Para vivir mejor” no va a significar nada para solucionar los problemas que viven los más pobres del país. Pero también, “Para vivir mejor” es una broma de mal gusto porque, de entrada no se trata verdaderamente de un programa para combatir la pobreza, sino simplemente de la fusión de los programas ya existentes y eso es todo. Es decir, no se trata de una nueva iniciativa que, por consecuencia, represente nuevos y más recursos del gobierno federal para el combate a la pobreza. No, “Para vivir mejor” es simple y sencillamente pura demagogia política, pues no existe ni la más mínima inyección de nuevos recursos para los programas a la de por sí más que limitada política social de Calderón. En todo caso, este nuevo programa no es otra cosa más que un pretendido ataque a la miseria extrema, usando como armas puras buenas intenciones, cosa que, además de absurda, es inútil. “Para vivir mejor” refleja claramente en qué cosiste la política del gobierno para abatir la miseria: quedarse cruzado de brazos. Calderón ha aprendido bastante bien de sus antecesores: de Solidaridad de Salinas y las Oportunidades de Fox. Sabe que los pobres, en especial lo más pobres entre los pobres, dada su desesperación, son un estupendo botín político, máxime cuando están en vísperas las contiendas electorales. Pero Calderón es más abusado y ha superado a sus maestros: en su momento, Salinas y Fox no tuvieron más remedio que el de destinar una cuantas migajas más de las finanzas del Estado para impulsar sus programas para los pobres. En cambio el nuevo programa “Para vivir mejor”, no le está costando un sólo centavo extra al Espurio. “Para Vivir Mejor” no es otra cosa más que una magnífica oportunidad para tapizar a los medios masivos de comunicación con spots de la Presidencia y discursos de Calderón, en los que se insistirá hasta el cansancio sobre lo buenos que son con los pobres el presidente espurio y su gobierno. En esto último, entonces sí, Calderón no escatimará y dedicará sin el menor titubeo, todos los millones de pesos que sean necesarios para dicha campaña publicitaria. Ya veremos como se intensifica esta propaganda conforme entre en su etapa decisiva el intento por privatizar PEMEX y se acercan las elecciones del 2009. Al anunciar su pseudo programa, Calderón destaca que para eliminar la pobreza extrema, su gobierno atacará no sólo los efectos de esta, sino además las causas. Mentiras y más mentiras del espurio. Tras hacer esa declaración, el Pelele señala que una condición para lograr el objetivo es “mantener condiciones económicas estables”, en otras palabras mantener intacta la política económica del régimen. Calderón pretende erradicar la pobreza extrema justamente con esa política que a lo largo de casi tres décadas ha favorecido y ensanchado la miseria entre millones de mexicanos por medio del recorte sistemático y enérgico al gasto social. Esta clase de política es la que eliminó los subsidios para el campo (sector en el que la pobreza es mucho más lacerante) y para la tortilla (alejando cada vez más a millones de familias de este producto que, en el caso de los más pobres, cubre el 70% de su dieta); es la misma política que ha condenado a millones de familias a vivir sin acceso a los servicios más básicos como agua potable, luz eléctrica, drenaje, etcétera. Además, para rematar, Calderón justifica el principio de “mantener condiciones económicas estables” porque, de acuerdo a él, es “la mejor manera de garantizar que el trabajador tenga un salario con poder adquisitivo” (adecuado, digno... algo así quiso decir) ¡¿Pero de qué habla Calderón?! El Espurio es un hipócrita sin escrúpulos. Cuando culminó el gobierno Fox, el salario ya sufría un retroceso de más de 25 años. Y con Calderón esta situación no se ha modificado en lo mas mínimo, pues contrario a lo que él dice, en los primeros 17 meses de su gobierno los salarios perdieron el 24.69% de su poder adquisitivo. Ello se explica por la inflación y la política de choque salarial, los funestos pactos económicos, creados en los años 80 por el entonces presidente Miguel de la Madrid y heredados por todos sus sucesores en Los Pinos, incluido Calderón. Los pactos han sido la regla de oro para definir los aumentos de los salarios mínimos. Por medio de este mecanismo, los salarios han sido contenidos para favorecer a los patrones, al grado que el salario mínimo en México desde hace ya varios años es de los más bajos en todo el mundo. Para este resultado Calderón ya ha contribuido magníficamente y con entusiasmo: Por ejemplo, en 2008, el salario mínimo diario sólo se incrementó en dos míseros pesos. Además la inflación, que siempre va por delante de los salarios, es otro látigo para las condiciones de vida de los pobres, en especial para los extremadamente pobres. Para ilustrar la disparidad entre ambos factores, basta mencionar el estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM, publicado en La Jornada del pasado 16 de mayo, en el que se exponen los siguientes resultados: “... en 1982, con un salario mínimo de 28 pesos, se podía comprar 56 kilogramos de tortilla, para el primero de abril de 2008, con un salario de 52.59 pesos, sólo se puede comparar poco más de cinco kilos, es decir “50 kilos menos” El estudio continua señalando que “...de los ejemplos que toma el estudio para reflejar el elevado incremento de precios es el caso de la carne de res (maciza)”. Refiere que en 1982 “el salario mínimo alcanzaba para comprar 1 kilo 800 gramos de carne de res, mientras el primero de abril de este año sólo alcanza para adquirir 600 gramos del mismo producto”. En cuanto a la leche pasteurizada, indica que en 1982 con el minisalario se podían comprar casi 20 litros y “en abril de 2008 sólo podemos comprar casi 5 litros de leche”. Está claro, la política laboral y la inflación han abatido a los salarios. Bajo esas condiciones es imposible disminuir la miseria, incluida la extrema. Después de declararse defensor de los salarios, Calderón pasa al terreno del empleo porque, de acuerdo a él, “el trabajo es la puerta más grande para salir de la pobreza”. Por supuesto, el empleo es vital para que una familia posea condiciones de vida adecuadas, pero el empleo estable y con un salario digno y no cualquier clase de empleo. Pero Calderón no sólo está lejos de referirse a esta clase de empleos, sino que además su política, al igual que lo fue en el caso de sus antecesores en la silla presidencia, es la de trabajar para los patrones facilitando toda clase de despidos. A lo largo del sexenio de Fox el desempleo abierto creció 153%. Pero por su parte Calderón ya se ha encargado de hacer su contribución: tan sólo el primer años de su gobierno, a lo largo del 2007, el desempleo abierto pasó del 3.50 al 3.72%; ya en el primer trimestre de este 2008 este laste creció hasta el 3.9%. Estos resultados ya por sí mismo detallan que lo dicho por Calderón es pura demagogia y mentiras. “Para Vivir Mejor” no es otra cosa más que un truco publicitario del gobierno espurio que pretende burlarse de los pobres y que al mismo tiempo busca manipular y sacarle provecho electoral a las lamentables condiciones de vida de vida de 45 millones de mexicanos, según las cifras oficiales, o los 60, incluso 70 millones de pobres de acuerdo a otros analistas. Bajo el capitalismo es imposible Vivir Mejor, mucho menos en tiempos de crisis y estancamiento económico, como los es hoy en día en México, en el que la miseria de millones se transforma en una necesidad para proteger los intereses de un puñado de empresarios y banqueros. En todo ello el Estado es el principal instrumento de la burguesía en contra de los intereses de los trabajadores y los campesinos pobres. Esta realidad condena a vivir en la miseria más atroz a millones; miseria a la que todos los días se integran a más y más familias. La única solución de fondo, que verdaderamente nos permita vivir mejor es, arrebatarle a los burgueses el monopolio sobre los bancos y las empresas. Ese monopolio es el que asegura las fortunas multimillonarias para unos cuantos al lado de la miseria para millones. Para ello también es necesario destruir aquella herramienta, el Estado, que los burgueses han empelado para asegurar su dominio y opresión sobre nosotros. De ello, en resumen, se desprende la necesidad de derrocar al Estado burgués, en estos momentos bajo la conducción de Calderón, sustituyéndolo por un Estado obrero y poniendo las palancas más importantes de la economía bajo el control democrático de los trabajadores. Esa, la lucha por el socialismo, es la única solución de fondo y definitiva para erradicar no sólo la pobreza extrema, sino la miseria en su conjunto. Es este es el camino a seguir por parte de la clase trabajadora en la lucha por sus intereses.

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