El pasado 14 de noviembre más de un millón y medio de estudiantes vaciamos las aulas en una gran jornada de huelga, y más de 100.000 nos manifestamos en 60 ciudades de todo el Estado español. La movilización fue convocada por el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas para luchar por las siguientes reivindicaciones:
1. Que el Ministerio de Educación ponga en marcha de manera inmediata una asignatura de educación sexual inclusiva, evaluable y obligatoria en todos los centros de estudio, tanto públicos como privados, para educar contra el machismo y el sexismo, el maltrato y la cultura de la violación, contra la homofobia y las transfobia.
2. Que se eliminen de todas las normativa internas que regulan la vida educativa cualquier referencia sexista y represiva a nuestra forma de vestir, recogiendo explícitamente el respeto a la libertad sexual de todas las personas, de los derechos de los colectivos LGTBI y trans.
3. Que el gobierno de Pedro Sánchez se deje de promesas y bonitas palabras, acabe con el poder de la Iglesia Católica dentro de la enseñanza, derogue de una vez por todas la LOMCE, ponga fin a los recortes educativos y asegure la gratuidad de la enseñanza pública desde la enseñanza infantil hasta la universidad.
Nuestra lucha contó con el apoyo maravilloso de la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones, y cientos de nuestras abuelas y abuelas, que llevan peleando desde hace meses por unas pensiones dignas, participaron con la juventud en esta gran jornada. Además, nos acompañaron decenas de colectivos feministas.
No hay muchos precedentes de una movilización semejante. Cualquier persona progresista, que tenga conciencia de clase y apoye la lucha contra el sexismo, el machismo y la violencia contra las mujeres, no podrá sino alegrarse, y mucho, de que la juventud se haga consciente.
Lamentablemente hay personas que no se alegran, y que descalifican la movilización del 14N con el paternalismo y el desprecio de quienes consideran a los jóvenes como seres incapaces de pensar por sí mismos. Y no hablamos de la caverna, de los reaccionarios de crucifijo que extienden su mensaje homófobo y machista en los centros de estudio, o de los dirigentes del PP y Ciudadanos. En un medio progresista como Público, nos encontramos con que el mismo día que las y los estudiantes salíamos a la calle a luchar, el profesor Javier Mestre publicaba un artículo con el significativo título de Una huelga absurda.
Publicado en publico.es
“Basta con que el Sindicato de Estudiantes publique la convocatoria en su web para que millares de institutos de todo el territorio español vean sus aulas vacías durante el día señalado”, afirma el profesor. Es cierto que las web www.sindicatodeestudiantes.net y www.libresycombativas.net, reciben miles de visitas. Pero las huelgas no se convocan por Internet ni “a golpe de clic” como insinúa, sino gracias al esfuerzo y el trabajo de miles de activistas que han repartido cientos de miles de hojas, que han organizado cientos de asambleas y reuniones para explicar la urgente necesidad de luchar contra el machismo en las aulas.
Cabe decir también que la concepción de este profesor sobre las y los estudiantes a los que da clase es bastante pobre, y que repite los tópicos a los que tanto recurre la derecha política y mediática: las aulas se vacían solas por que los jóvenes lo único que quieren es perder clase. Esto es un mantra, pero la realidad es muy diferente. Que haya estudiantes que hacen huelga y no van a las manifestaciones es verdad, y acusarles de nada es una estupidez. Lo verdaderamente importante es que cada vez hay una conciencia política más crítica entre la juventud, hay más participación, y son cientos de miles los que participan en las movilizaciones llenando las calles. Lástima que esto no sea recogido por las grandes cadenas de televisión, que el 14 de noviembre dedicaron a una jornada de huelga y manifestaciones multitudinarias, breves segundos, mucho menos que a cualquier famosillo o famosilla del mundo del corazón.
Estamos convencidos de que si el profesor Mestre se toma la molestia de ver los videos de las movilizaciones del 14N que Público ha subido a su web, podrá apreciar a decenas de miles de mujeres jóvenes, y también de hombres jóvenes, que saben lo que hacen y lo que dicen, que luchan consecuentemente contra el machismo y que están hartos de un sistema que nos condena al desempleo, a la precariedad, a los salarios de miseria y al exilio económico. Si aborda estos reportajes sin prejuicios, con la mente abierta, también podrá aprender algo de nosotras y nosotros.
Es de una gran frivolidad tratar tan a la ligera el machismo que queremos extirpar de nuestros centros de estudio. ¿No le parecen importantes al profesor Mestre nuestras reivindicaciones? Porque a millones de jóvenes sí. Estamos de acuerdo en que el machismo no existe sólo en nuestras aulas, sino en el conjunto de la sociedad, pero eso no quiere decir que debamos quedarnos de brazos cruzados para que las cosas se solucionen por ciencia infusa. ¿Tenemos que quedarnos parados mientras cada año se dedican millones de euros de dinero público para que la Iglesia adoctrine en el machismo, la homofobia y la transfobia en nuestras aulas? ¿Mientras a las chicas se nos sanciona o se nos manda a casa a cambiarnos cuando vamos en tirantes a clase en los meses de calor? ¿No es grave que en las normativas de nuestros centros se avale esa idea de que si nos agreden es porque “provocamos”? ¿O tampoco es importante que existan individuos como el profesor de la Universidad de Oviedo o el de Santiago que nos dicen que si queremos aprobar “nos saquemos una teta” o justifican a los violadores de La Manada?
Que nos perdone el profesor Mestre pero esto es muy grave e inaceptable y no vamos a hacer como si no pasase nada porque sí que pasa. Pasa que cada año en torno a cien mujeres son asesinadas en el Estado español por la violencia machista, y cada tres horas se denuncia una violación y no queremos vivir en un mundo así. No queremos heredar la realidad que nuestras madres y abuelas tuvieron que padecer.
La educación es algo muy importante para prevenir la violencia sistemática contra las mujeres, la cultura de la violación, para enseñar en el respeto a las personas LGTBI+, para que todas y todos podamos ser lo que somos sin ser discriminados ni sufrir por ello. Por eso el 14 de noviembre le dijimos con claridad al “gobierno feminista” de Pedro Sánchez, que ser “feminista” no sólo es decirlo por la tele, sino ser consecuente en los hechos. Hemos echado a un gobierno franquista del poder. Y no lo hemos hecho para que todo siga igual. Millones de mujeres, y también hombres que han salido codo con codo con nosotras, hemos protagonizado movilizaciones históricas en los últimos meses. Pero nos siguen matando, violando, acosando y explotando.
¿Piensa el profesor Mestre que esta huelga juega un papel negativo en la lucha contra el machismo? Quizás lo que ocurre es que está incomodo porque no le parece bien que molestemos al gobierno de Pedro Sánchez, pero las y los jóvenes no estamos de acuerdo con quienes nos quieren sacar de las calles para meternos en casa. Y es que parece ser que algunos de los que hace pocos años confrontaban con dureza con la derecha, nos hablaban de romper con el régimen del 78 y su monarquía, ahora han descubierto que los sillones y la moqueta no están tan mal y prefieren que la calle no se caliente demasiado porque las posibilidades de entrar a formar gobierno están más aseguradas sin la movilización. No nos tragamos esos llamamientos a la tranquilidad para desmovilizarnos con la ilusión de que las cosas van a solucionarse en los despachos de las ministras y los ministros y en las instituciones capitalistas. Nuestra experiencia nos dice que no es así y que todo lo consigamos será a través de la lucha en la calle defendiendo una política que rompa con la lógica que nos impone este sistema opresivo. Por eso celebramos el éxito incontestable de la jornada de huelga y nos reafirmamos en el mensaje que nuestras abuelas y abuelos nos recuerdan cada lunes.
¡Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden!