En la sesión de hoy del Consejo Universitario de la UNAM no vimos más que una pantomima de democracia y justicia. Presenciamos una discusión falsa, lambiscona y legaloide, donde los grandes ausentes fuimos el movimiento feminista y estudiantil que con base en la lucha hemos logrado que nuestras demandas lleguen, de forma acotada, a este órgano por demás antidemocrático y que no nos representa.
Ha sido fruto de la lucha y del ambiente combativo que transita por la Universidad, que al Consejo no le ha quedado más que discutir el tema y aprobar las modificaciones planteadas. No lo han hecho por voluntad lo han hecho obligados y con la intención de lavarse el rostro y apropiarse de nuestras demandas, sin dar una lucha sería contra el machismo institucional. Evidentemente tratan de contener y manipular nuestra lucha presentando los cambios de hoy como un triunfo de la democracia, el diálogo y el espíritu universitario. Que nadie se equivoque, este avance es resultado de la lucha combativa del movimiento feminista y de nadie más.
Esta problemática tan importante que afronta la Universidad y que debería de ocupar el número uno en el orden del día y con tiempo suficiente para la discusión se llevó a cabo a cinco horas de iniciada la sesión en el punto número décimo de la orden del día después de exaltar a las y los profesores eméritos de la Universidad, sin tener una discusión de fondo de los porqués de la crisis actual, además de los 27 oradores solamente 8 fueron mujeres. Aparentan que les importa pero la intención real es todo lo contrario: desinflar al movimiento y darlo por saldado.
El movimiento no sólo no tuvo voz, además fue invisibilizado porque las propuestas presentadas se hicieron ver como si fueran producidas por las mentes preocupadas de las y los funcionarios y como resultado de una amplia discusión donde, por cierto, no tuvimos nuevamente ninguna participación. Para los señores y señoras del Consejo las modificaciones son obra de un séquito de sabios donde la comunidad no sabe nada y por ende no aporta nada.
Todos insistieron en normalizar las actividades lo más pronto posible, esto para ellos es lo más importante, pero no escuchan que nosotros no queremos volver a clases o a una escuela donde cotidianamente se nos violenta no sólo sexualmente sino por nuestro extracto social, por nuestra ideología, por nuestra edad, etcétera. Queremos volver a una escuela libre de toda violencia, no queremos discursos bonitos o rimbombantes, queremos hechos.
Todos felicitaron la forma de actuar del Rector, no nos queda más que estar en contra de esa percepción, al igual que con la idea de que ahora sí se escucha a la comunidad porque hace 20 años se mandó a la policía en vez de atender las demandas. Reiteramos que esto no es porque las autoridades son más empáticas y sensibles a nuestras necesidades, si fuera por ellos ya no sólo hubieran hecho uso de la policía sino también habrían expulsiones y eliminarían todo tipo de derecho democrático a la protesta y organización, así lo demostraron una serie de intervenciones, especialmente la de un profesor de derecho quien incluso llamó asesinos a quienes participaban en las tomas de los plantes. Nada de esto han podido hacer porque el movimiento les ha parado las manos.
Las modificaciones hoy realizadas a los artículos 95 y 99 del Estatuto General de la UNAM donde se considera como falta grave la violencia de género, es un avance pero no es suficiente y seguirá siendo papel mojado, como muchas leyes y protocolos, sino se vela desde la base de la comunidad el cumplimiento de estas, por eso la lucha aquí no culmina, todo lo contrario, tenemos que mejorar y ampliar la organización e intensificar la lucha no sólo para seguir avanzando y arrebatar otra serie de derechos sino también para hacerlos cumplir.
Con respecto a las otras aprobaciones como la paridad dentro del Tribunal Universitario, no nos sirve de mucho, ya que desde siempre este organismo a demostrado estar al servicio de los intereses de las cúpulas, pueden ser que estas sean mujeres pero desde nuestro punto de vista, no basta el género para garantizar que nuestros intereses estan representados, no da garantía de que la violencia se frene y por tanto se perpetue a través de la impunidad.
Durante toda la sesión no desaprovecharon la oportunidad para condenar enérgicamente la violencia hacia la institución y remarcar que hay agentes provocadores e intereses ajenos, reiterando que ningún acto de violencia debe ser tolerado pero ¿Qué pasa con toda la violencia que ustedes ejercen todo el tiempo sobre la comunidad? No hay ningún tipo de reflexión ante ello, todo lo contrario, toda una serie de justificaciones para no hacer valer los avances, tal es el caso del dirigente del STUNAM, Agustín Rodríguez, quien expuso, palabras más palabras menos, que no se va sancionar o despedir a trabajadores porque significa violentar sus derechos, esto nos parece más que peligroso, no se puede dejar pasar este hecho. La postura de la dirección del sindicato debe ser de rechazo total contra la violencia machista y luchar y pugnar por congruencia dentro de sus filas y no proteger a los agresores bajo la justificación de salvaguardar sus derechos, los derechos sindicales no pueden ser garantia de impunidad por encima de nuestro derecho a una vida libre de violencia.
La discusión de hoy fue muy clarificadora de que no debemos de bajar la guardia, por el contrario, hoy se demuestra que es a través de la lucha como conquistaremos nuestros derechos, sigamos pasando a la ofensiva, rumbo al 8 de marzo demos un puñetazo sobre la mesa de la Rectoría demostrándole que somos las y los estudiantes, las y los profesores, las y los trabajadores de base quienes somos mayoría y que no desistiremos en esta batalla.