Es innegable que la pandemia del coronavirus ha avanzado brutalmente en todo el mundo, al momento de escribir este artículo en México nos encontramos en fase 2, con 585 casos confirmados y 9 defunciones, cifras que encienden las alarmas pues cada día el porcentaje de aumento es mayor.

Es evidente que, si la pandemia avanzara en México como lo ha hecho en Estados Unidos, nos espera un panorama muy negro a la clase trabajadora y pueblo pobre, tomando como ejemplo los países que están viviendo una situación muy crítica como Italia y el Estado Español cuyos sistemas de salud estaban considerados por Bloomberg Healthiest Country Index (Índice de países más saludables de Bloomberg) en el 3er y 4to lugares respectivamente.

Los recortes y la privatización al sector salud, una lucha perdida contra la pandemia

Esta crisis mundial de salud ha servido para mostrar la incapacidad y el saqueo del sector salud en todo el mundo, desde los países más avanzados hasta los subdesarrollados, confirmando que la privatización del sector sólo ha servido para hacer ricos a unos cuantos y volver incapaces a los Estado de atender una urgencia sanitaria.

México con una población de casi 130 millones de habitantes y, que durante los sexenios de PRIAN, se desmanteló al sistema de salud, es indiscutible que no podrá responder a esta emergencia sanitaria sin precedentes, no cuenta con la infraestructura médica ni con el personal, incluso hay zonas donde ni si quiera existe un servicio médico de atención básica. Es claro que esta pandemia destapa los conflictos del sector salud, contamos con 2.4 doctores y 2.9 por cada mil habitantes y tenemos disponibles, tomando en cuenta los hospitales públicos y privados 1.4 camas por cada mil personas y 4 unidades hospitalarias por cada 100 mil habitantes, segundo un informe de la OCDE de 2019. El gasto por persona en el IMSS paso de $5614 en 2010 a $4600 en 2020 y en el ISSSTE de $5063 a $4648 en los mismos años, en México se le destina apenas el 2.5% del PIB nacional colocándonos en el luchar 20 del ranking de Bloomberg mismo organismo que evaluó a Italia.

¿La salud negocio o derecho?

Ante esta situación los que perdemos somos los trabajadores que aunque algunos en términos formales tenemos acceso a la salud pública en los hechos morimos dentro de los hospitales a causa de todas las deficiencias, el personal hospitalario muchas veces hace lo que puede e incluso mucho más, como lo demuestran infinidad de videos de enfermeras, asistentes, médicos en otros países, donde destrozados narrar no sólo la barbarie que viven sino que han tenido que elegir quien vive y quien no, mientras como siempre la burguesía de manera oportunista e hipócrita sólo piensa en aprovecharse de la situación para hacer su agosto.

Estas emergencias de salud mundial le caen muy bien a empresas como Netflix y Google que incrementarán sus ganancias por la cuarentena que se vivirá en varios países. Pero no sólo es ellos a quien le vienen como anillo al dedo la pandemia sino también a las empresas que se dedican al tema de salud; los hospitales privados han encarecido las pruebas dejándolas fuera del alcance de la mayoría de la población, al igual que sus servicios médicos, lo cual deja que el atenderse por el COVID-19 sea un privilegio, y que se verá recrudecido en los próximos días. Y qué decir de las farmacéuticas, que han mejorado sus ventas por cantidades estratosféricas, se han aprovechado de la situación, han encarecido sus precios desde los productos más básicos como los cubrebocas y desinfectantes, pasando por los medicamentos y hasta por las mismas pruebas. Ahora mismo están peleando por la vacuna, que representa ganancias millonarias impensables. Esto se ha visto reflejado en el aumento del doble de sus acciones de los laboratorios como Inovio Pharmaceuticals que se ha duplicado o de Moderna que incrementó sus acciones en el 42%, Novavax aumentó un 20% Regeneron Pharmaceuticals aumentó un 10% que presumen de los ensayos cínicos de las vacunas que por ahora se disputan de manera más enfática en EEUU y China.

Médicos, enfermeras y trabajadores del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, de diversas clínicas y hospitales del IMSS se han manifestado a lo largo de estos días por la falta de materiales, equipo y personal, exigiendo el abastecimiento de forma inmediata pues aseguran que no existen los insumos más básicos como gel antibacterial para manos, cubrebocas N95, tiras reactivas, gafas protectoras o sondas de aspiración, cuestiones que no sólo ponen en riesgo al personal, sino a los derechohabientes de diversos hospitales que van a consultas regulares y a sus familias. En los próximos días los casos serán miles y el desabasto será aún mayor, es por eso que necesitamos una intervención inmediata de recursos económicos para atender las necesidades materiales de toda índole.

El sistema de salud público y privado al servicio de la clase trabajadora

Andrés Manuel López Obrador todo el tiempo ha manifestado que todo está bajo control, menciona que podremos con la pandemia. Si bien desde inicios del año se ha lanzado un plan de prevención y contención que en las últimas dos semanas se ha intensificado con la campaña denominada “Su sana distancia” y que ha evitado que el contagio y defunciones no aumenten a los grados de otras zonas, el problema de fondo, que es el fortalecimiento del sector, escasamente hay cosméticos avances. Anunciando que está listo el plan DN-III, que se cuentan con 5 hospitales de alta especialidad, 36 hospitales regionales y 272 clínicas con 2,523 camas, 50 más de terapia intensiva y 23 cuartos para aislamiento, 1,738 médicos cirujanos, 1,727 enfermeras, 884 oficiales de sanidad, 649 cirujanos dentistas, así como 3,600 militares que podrían brindar apoyo. Y que en caso de necesitar personal médico extra ya se abrió la convocatoria para la contratación de 40 mil médicos del bienestar.

Se hace hincapié día y noche por radio y televisión en la necesidad de cumplir las recomendaciones para no extender los contagios y no congestionar al sistema para poder atender la pandemia. Por supuesto que debemos ser responsables en este sentido, pero es necesario insistir en que la capacidad del sector salud para absorber pacientes sin que el sistema colapse se ha visto reducida críticamente por las políticas de recortes y desmantelamiento. Todo el sistema de salud ya viene trabajando en condiciones normales al límite desde hace mucho tiempo. Cualquier circunstancia extraordinaria, como la actual provoca inevitablemente el caos más absoluto.

Si bien todo esto está significando un paso al frente a diferencia de los gobiernos de la derecha, tenemos que decir que esto no será nada suficiente no sólo para afrontar el Covid-19 sino para revertir años de destrucción de la salud pública, se necesita aumentar la inversión en el sector llegando al 10% del PIB, hacer una contracción no de 40 mil sino de 270 mil profesionales de la salud, médicos, enfermer@s, investigador@s, técnic@s, personal de apoyo, ambulancias y todo lo necesario para hace frente a esta crisis y la compra de todo el material de protección necesario para garantizar la salud de las y los trabajadores; un plan de creación y rescate de centros hospitalarios en cada rincón del país, visitar casa por casa para afilar a todo el pueblo a la seguridad social. Así como también un plan para garantizar las citas ya programadas y seguir atendiendo a la población enferma y en riesgo. Hay que poner fin a las listas de espera y a la masificación de la medicina familia. Es inaceptable que se ponga en riesgo la vida de más personas.

Andrés Manuel debe dejar de lado sus apelaciones morales y su política de servir a los dos bandos. Necesitamos ya que se pongan a disposición los hospitales privados que, según la OCDE, representan el 69% de todas las unidades hospitalarias del país con un 29% de las camas disponibles a nivel nacional, de negarse, el Estado debe intervenirlas y ponerlas al servicio del pueblo. Los grandes hospitales como el ABC, Los ángeles, Star Médica y a todos ellos que trabajan a través de afores y de seguros que día con día le roban dinero a la gente con el famoso seguro de gastos médicos mayores, que de todas las ganancias que han obtenido por años que ahora ofrezcan su servicio sin costo.

A esto hay que añadir la necesidad de garantizar la gratuidad y abasto de todas las medicinas que se requieran para combatir el coronavirus y el resto de las enfermedades, para lo que es imprescindible nacionalizar la industria farmacéutica.

También necesitamos mayores medidas de seguridad, para proteger a enfermeras, doctores y todo el personal que labora en los centros de salud y que hacen una labor titánica. Queremos verdaderas condiciones de salud que nos permitan dar la batalla contra este virus y todas las enfermedades que este sistema nos genera. Solo así se puede garantizar los recursos necesarios para contener esta crisis y conquistar una salud pública de calidad para toda la población cuando esta crisis haya pasado.

El virus es el sistema capitalista, luchemos por una sociedad donde no fallezcamos de enfermedades curables, donde todos tengamos acceso a un derecho básico como es la seguridad social, una sociedad socialista.

 

 

 

 


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