Una de las principales acciones masiva frente a la pandemia de COVID-19, que es la de quedarse en casa, esta fuera del alcance de miles de personas en el mundo, y uno de los sectores que no podrán llevarla a cabo son los migrantes. Este sistema económico rapaz y profundamente desigual ha obligado a miles y millones de seres humanos en todo al mundo a tener que salir de sus hogares, de sus lugares de origen, para buscar una salida ante la situación de miseria a la que nos ha llevado el capitalismo.
Algunos de ellos han logrado obtener residencias en otros países, pero muchos viven en casas que nos son suyas, compartiéndolas con muchos otros migrantes que viven hacinados en casas pequeñas, miles se encuentran en albergues, otros en cárceles o simplemente en la calle sin un lugar fijo donde establecerse ¿Cómo se vive esta pandemia bajo estas situaciones?
Migrantes en un EEUU colapsado por la pandemia
La situación de los migrantes principalmente en Estados Unidos, que es uno de los países en los que ha crecido de forma más exponencial la pandemia, está siendo un verdadero viacrucis, actualmente el 34% de las muertes por covid-19 en Nueva York, la ciudad con la crisis sanitaria más fuerte, son latinos, el grupo con mayor cantidad de fallecimientos. En ese país existen alrededor de 11 millones de migrantes indocumentados, esta situación los lleva a no tener un trabajo fijo y con prestaciones o con servicios de salud, por lo que muchos de ellos, ante la pandemia están siendo despedidos sin ningún tipo de poyo y por supuesto no pueden acceder al seguro de desempleo. Tampoco existe información accesible en español para orientar sobre las medidas de prevención.
La mayoría de los inmigrantes sin papeles que trabajan en EE.UU. lo hacen en sectores considerados esenciales: la agricultura, la limpieza, el transporte, fábricas de procesamiento de carne, puerco y pollo, supermercados y el cuidado de niños o ancianos, por lo que están en mucho más riesgo de ser contagiados. Por otro lado, apenas un 16% de los latinos, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU., tiene un trabajo que puede ser hecho desde casa. Otro aspecto de vulnerabilidad son las enfermedades predominantes en esta población: Diabetes, Hipertensión y obesidad, calificadas para agravar el padecimiento por covid-19.
Una situación muy estresante es el hecho de que, si alguno de estos migrantes indocumentados se llegase a sentir mal o a tener síntomas del virus, prefieren quedarse en sus casas antes que acudir a un servicio médico por el temor de ser detenido o deportado. Todo esto nos deja ver la difícil situación que están viviendo los migrantes, ¡están prácticamente con la espada contra la pared!, sin una verdadera alternativa o solución, y si a esto le sumamos la política anti migratoria del gobierno de Trump la situación es aún más complicada.
Ante la pregunta de un reportero el pasado 1 de abril sobre si los inmigrantes indocumentados recibirán ayuda del gobierno durante la crisis, Trump dijo lo siguiente:
"Cuando dices indocumentados quieres decir que vinieron ilegalmente. Muchas personas dirían que tenemos un montón de ciudadanos que ahora mismo se han quedado sin trabajo. ¿Qué haces entonces? Es difícil, es muy terrible, un asunto muy triste, si le soy honesto. Pero vinieron ilegalmente. Y muchos ciudadanos de nuestro país no pueden trabajar". (BBC News Mundo, 21 de Abril 2020).
En pocas palabras los migrantes indocumentados son un sector que no tiene ningún valor para el gobierno norteamericano, a pesar de ser la mano migrante la que saca a flote un sector importante de la economía de ese país, a través de su trabajo en la agricultura, sólo por poner un ejemplo.
El siguiente testimonio de un migrante nicaragüense deja muy clara la situación:
"Entro a las 6:30 de la mañana, me tengo que levantar a las 3:45 de la mañana. Mi trabajo consiste en empacar productos, rellenar productos que faltan, medir el peso de las cajas de productos que vienen. Quesos, todo tipo de verduras: cebolla, papa, pepinos, rábanos...
Trabajamos en una fábrica al fondo, en un cuarto frío. Solamente en el cuarto donde estoy hay seis personas. Trabajamos muy cerca el uno del otro, como dos pies separados.
Ahorita solo nos dieron unas mascarillas por orden obligatoria. Lo que es guantes no nos han brindado. Es una mascarilla lavable y de tela. Yo la estoy lavando, pero no es muy buena que digamos porque la tela transpira mucho. La uso todo el día.
He pensado qué voy a hacer si me enfermo, porque estoy solo acá. No tengo cabeza para pensar eso ahora".
Este testimonio es una radiografía muy clara de cómo están viviendo la pandemia los migrantes, aunado a la situación en la que la migración forzada es otra de las consecuencias de un sistema económico y político que ha fracasado, y que ha generado una desigualdad de lo más aberrante. Los recursos materiales y económicos para atender a todas las personas del planeta existen, el problema es que esos recursos están concentrados en muy pocas manos, empresarios y banqueros, y estos se niegan a poner todos esos recursos al servicio de la sociedad, incluso en situaciones de emergencia como la pandemia.
Cuando la pandemia se combina con la xenofobia
Los Estados o gobiernos han legalizado, protegido y fomentado la grosera concentración de la riqueza que ahora se traduce tristemente en la muerte de seres humanos, por supuesto estos seres humanos pertenecen a los sectores más pobres de la sociedad, entre los cuales se encuentran los migrantes han sido no solo olvidados, sino conscientemente dejados a un lado.
El testimonio de una enfermera de Nueva York publicado por el periódico El Clarín (6 de mayo 2020) es crudo al respecto de cómo se está tratando criminalmente la pandemia en EEUU:
“La trabajadora de la salud afirmó que cuando trató de insistir en el tratamiento de sus pacientes negros e hispanos fue retirada rápidamente de los casos, y fue testigo de acciones médicas que resultaron mortales. “No les importa lo que le está pasando a estas personas. Y sólo tengo que seguir viéndolos morir… Oh, Dios”, dice Sirotek afectada en el video, refiriéndose a los superiores y pacientes del hospital.”
Lucha contra la pandemia, el racismo y la xenofobia
Por ello hoy más que nunca queda clara la apremiante necesidad de poner todos los recursos económicos, alimenticios y de salud al servicio de todos los seres humanos de este planeta, es decir, hoy más que nunca es necesario acabar con esa acumulación de capital y riquezas y expropiar a todos esos empresarios y banqueros que viven en la opulencia mientras millones no tienen ni que comer. Nacionalizar toda la industria y ponerla bajo control democrático de los trabajadores para tener una distribución justa y planificada de todas las mercancías que existen en este planeta gracias a la gran producción.
Es fundamental acabar con todos los prejuicios nacionalistas, racistas y xenófobos para salvar la vida de los seres humanos en cualquier parte del planeta. El capitalismo también ha demostrado que la camisa de fuerza de los estados nación es un obstáculo para seguir desarrollando a la sociedad. Todos los avances científicos y tecnológicos, así como toda la riqueza del mundo se debe distribuir de forma equitativa y justa, sin ningún tipo de prejuicio nacionalista. Hoy más que nunca tiene valía a frase de: “¡Proletarios de todos los países, unídos!”.