El gobierno mexicano a través del subsecretario de salud, Hugo López-Gatell informó que la apertura de los diversos sectores productivos se daría escalonadamente en dos periodos: el 18 mayo y el 1 junio de acuerdo a cada región y el nivel de contagios en escala local. Sin embargo, las autoridades Bajacalifornianas tomaron sus decisiones con bastante adelanto y no sin grandes problemas de contradicción entre ellas.
En el estado de Baja California hay tres tipos de contingencias: “la de salud, la económica y la alimentaria”, dijo el secretario estatal de economía Mario Escobedo Carignan, pero a partir del 18 de abril, las autoridades sanitarias y el Gobierno del Estado cambiaron su discurso repentinamente, que pasó del cierre de maquiladoras y empresas no esenciales con ayuda de operativos y colaboración de COFEPRIS - como una medida de prevención en la contingencia sanitaria- a la “re-evaluación de su situación”; pues las compañías que operan en ambos lados de la frontera, principalmente en San Diego California, no cerraron a pesar del alto número de contagios. Informó también que algunas maquiladoras como la de cajas de cartón parecen ser una industria no esencial, pero las autopartes que usan el transporte sí lo son y requieren un empaque en su proceso final de las cadenas de producción cuando son enviadas para otras partes del mundo con las que estas industrias se vinculan como en el caso de los componentes de los sectores médico, transporte, infraestructura, aeroespacial, y defensa.
Este proceso, resultado de la división internacional del trabajo a modo para la burguesía, se encuentran involucradas al menos 40 maquiladoras de la región, principalmente en las localidades de Tijuana y Mexicali. Hoy más de 100 empresas estadounidenses de un total de 550, sitios que además se han convertido en focos de infección, se encuentran trabajando por decisión del gobierno estatal de Jaime Bonilla.
El INEGI publicó que, en el primer trimestre del 2020 las exportaciones a EU aun siendo el sector productivo secundario decreció 14%, y se tiene previsto que el PIB caiga entre 6 y 9% este año; a pesar de estas predicciones y la negación del gobierno Estadounidense, la relación comercial entre las economías de ambos países es simbiótica, pues apenas hace unos meses México se convirtió en el principal socio comercial y las exportaciones anuales de México a E.U. representan 400 billones de dólares. Esta relación se creó a través de las últimas décadas, posterior al TLCAN, siendo E.U. El mayor socio comercial de nuestro país profundizando así nuestra dependencia hacia él.
La cadena de producción está integrada de distintos sectores; - hay productos que cruzan hasta 8 veces las fronteras antes de estar terminados y la cadena se rompe si una fábrica no está abierta-, argumentaron las autoridades locales; asegurando que los bajacalifornianos trabajan con equipo de protección, distanciamiento social y hasta en el transporte que usan para llegar. Sin embargo, es imposible confirmar tal cosa pues guardias de seguridad impiden que la prensa entre o se presente en sus instalaciones.
Además los datos arrojan otro panorama: Tijuana ocupa el segundo lugar en tasa de mortalidad, con 19.76%, sólo por debajo de CD. Juárez, otra ciudad fronteriza y maquiladora pero del estado de Chihuahua que tiene la tasa más alta llegando a 25%.
Por lo que tal reapertura justo en la semana que inició el pico de contagios de Baja California, queda como una decisión totalmente cuestionable pues anterior a esta, el gobernador Bonilla señaló insistentemente como responsables a las empresas, y hasta hoy no ha vuelto a mencionar lo que dijo con claridad en sus primeras transmisiones por sus redes sociales: que el estado de Baja california tiene en promedio un muerto por cada 3.1 horas, aún peor: en Tijuana donde se concentra la mayoría de las maquiladoras muere una persona cada 4.5 horas, y que las muertes representan a personas en edades que corresponden , según sus propias palabras, a “la clase trabajadora”. De un día para otro, el gobernador pareció haber olvidado estos hechos.
Al sector empresarial y al gobierno mexicano se le olvida que si la crisis económica será global, los responsables de haberla producido en primer lugar fueron ellos bajo sus especulaciones y la inmensa explotación laboral de las y los trabajadores en cada sector; nosotros no olvidamos que el año pasado gran parte de las maquiladoras y plantas de ensamblaje se fueron a huelga hasta obtener los derechos laborales mínimos, o que en el sector agrícola de toda la zona fronteriza se sigue pagando una miseria a los recolectores por las exportaciones a Estados Unidos que sí son millonarias.
AMLO confía en que la entrada en vigor del tratado de libre comercio con estados unidos y Canadá, el T-MEC, dará nuevo impulso a varios sectores e industrias. Pero queda en el aire la pregunta más importante: ¿Cómo? Jorge Sánchez Tello, analista financiero, comenta que dicho tratado de poco sirve si no se fomenta la inversión privada. Es entonces que el debate resurge cuándo se formulan otras preguntas: ¿es más importante mantener comercio con Estados Unidos que la salud de los trabajadores mexicanos?, ¿realmente echar a andar las cadenas de producción evitarán una caída mayor en la economía del país?, ¿es posible establecer un balance entre el tema económico y el sanitario?; las respuestas resultan negativas si se comprende que las vidas de aquellos muertos por contagio las pone únicamente la clase trabajadora y que los empresarios siempre buscarán tener ganancias económicas aún a costa de nuestras vidas ya que las posibles pérdidas económicas no serán más importantes que las que implican la pérdida de la vida de cientos de sus trabajadores.
La reapertura no traerá una mejora de la economía nacional pues ya se sabe que los dueños de las empresas estadounidenses se quedan con todos los beneficios sin olvidar que no tienen bien definidos los límites de su toma de decisiones y en el mejor de los casos ningún respeto por las legislaciones Mexicanas, haciendo lo que les viene en gana dentro de nuestro país, por lo que pondrán en verdadero cuidado sus propios intereses y sus ganancias, no la salud de la clase trabajadora, ante lo cual el gobierno bajacaliforniano está demostrando ser totalmente cómplice de esta situación aún si esto significa contradecirse a sí mismo.