A una semana de iniciadas las clases en la Universidad Nacional Autónoma de México, una compañera fue drogada y agredida sexualmente dentro de las instalaciones de su escuela, la Preparatoria No. 3 “Justo Sierra”. Lamentablemente este ataque se suma a otros casos que estos últimos días han sido públicos, todos ellos son muestra de la violencia machista que vivimos todos los días las mujeres jóvenes y trabajadoras.
Hoy 13 de agosto, Libres y Combativas, realizamos un mitin dentro del metro Constitución de 1917, en la Alcaldía de Iztapalapa, contra el machismo institucional y la violencia contra las jóvenes y mujeres trabajadoras en el transporte público. Es el tercer acto público que realizamos en busca de justicia para nuestras compañeras agredidas y denunciando la podredumbre de este sistema capitalista, profundamente injusto y opresor.
Tan sólo en el mes de diciembre de 2018 se registraron 113 denuncias de violación en la Ciudad de México, una de las expresiones más violentas contra las mujeres.
México es uno de los países más peligrosos para ser mujer, las autoridades presumen tener una Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), de las más avanzadas en su tipo, según dicen. Esta contiene el reglamento para solicitar, activar y ejecutar las alertas de violencia de género (AVG), pero como muchas leyes, esta sólo sirve para simular un estado de derecho. En un año los feminicidios subieron de 7 a 9 por día, hoy son 10 diarios en promedio, está claro que el estado no tiene interés en prevenir y erradicar la violencia de género, vivimos en una sociedad que desprecia la vida de las mujeres.
La Delegada del Gobierno de Madrid, María Paz García Vera, ha multado con 2.000 euros a Libres y Combativas del Estado Español por participar en la manifestación del pasado 8 de marzo con un vehículo con megafonía para cantar consignas y organizar nuestro propio cortejo, algo habitual y que hacemos desde hace años en estas manifestaciones.
El pasado noviembre diferentes personajes públicas como diputadas, profesoras universitarias, periodistas y pensadoras como Silvia Federici o Justa Montero, lanzaban un manifiesto exigiendo la retirada de la denuncia contra el autodenominado “sindicato” OTRAS en el Estado Español. Utilizando la supuesta defensa de los derechos de las mujeres víctimas de la prostitución, este sector del feminismo daba sustento a la campaña por tratar de presentar la esclavitud sexual como una actividad laboral tan respetable como otra cualquiera.
Hace cien años, el francés Charles Fourier, uno de los primeros grandes propagandistas de las ideas socialistas, escribió estas memorables palabras: En toda sociedad, el grado de emancipación de la mujer es la medida natural de la emancipación general.1
El movimiento feminista se ha mantenido con una fuerza cada vez más brutal y constante en las calles, reclamando derechos como la educación sexual integral desde la infancia, anticonceptivos accesibles para no abortar, aborto seguro, legal y gratuito para no morir. Las mujeres trabajadoras hemos estado en resistencia en las calles contra los planes de recortes que nos afectan particularmente, somos a quienes menos se paga por el mismo trabajo que un hombre, las más vulneradas, violentadas y las relegadas al cuidado y la crianza en los hogares más pobres.
Parecía difícil superar la jornada del 8 de marzo del año pasado. ¡Pero lo hemos vuelto a hacer! Millones de mujeres trabajadoras hemos dado otro paso firme al frente, apoyadas por cientos de miles de nuestros compañeros, y hemos protagonizando una jornada de huelga que sin duda pasará a la historia de las luchas sociales y políticas del Estado español con letras mayúsculas.
En México anualmente mueren 190 mil mujeres a causa del aborto inseguro
La violencia de género se ha visualizado en la Ciudad de México (CDMX) por las múltiples denuncias en Facebook por intentos de secuestro en diferentes estaciones del metro, esto convocó a una de las manifestaciones más grandes en la ciudad contra la violencia de género. Relatos de miedo que movieron la empatía de muchas mujeres considerándose como víctimas potenciales por el hecho de ser mujeres, es así como ese miedo se colectivizó no para un ambiente de histeria, sino para avanzar en el movimiento feminista.