Desde principios de este año miles de hondureños han salido de su país huyendo de la miseria y la violencia. Al mismo tiempo, los trabajadores de la educación agrupados en la Federación de Organizaciones Magisteriales de Honduras y el personal médico perteneciente al Colegio Médicos de Honduras, acompañados de la juventud y la población han protagonizado un intenso movimiento ante las acciones gubernamentales contra la educación y la salud, movimiento qué ha terminado con un rotundo triunfo contra el narcogobierno represor, el cual ha sido obligado el 2 de junio a derogar los decretos privatizadores. Son dos caras de la realidad en Honduras. 

Honduras, población de 9 millones con el 68% de ellos en la pobreza, el 60% desempleado, en donde sólo 3 de cada 10 niños y niñas de educación primaria ingresan a la secundaria, donde el 20% no tiene agua potable y del 80% restante, la inmensa mayoría, sólo la recibe unas pocas horas al mes.

Honduras, un país en el que la industria no paga un sólo centavo de impuestos, donde se modificó la ley laboral para trabajar "por horas", rebajando hasta la casi inexistencia las prestaciones laborales, donde el gobierno ha reducido al mínimo la inversión pública y a cambio da la mayor parte del presupuesto en subsidios a la industria, ¡el paraíso neoliberal!.

Honduras tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo, resultado de la combinación de la violencia de las pandillas, el narcotráfico y la represión gubernamental contra activistas de movimientos sociales. Con la Revolución sandinista en Nicaragua y la lucha armada del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador, Estados Unidos convirtió al país en una base militar para enfrentar estas luchas al grado que se llegó a conocer a Honduras como “el portaaviones terrestre", que serviría para enfrentar el empuje popular en esos dos países y terminados los conflictos armados se aprovechó para crear una democracia de ornato tutelada por los militares. Ello permitió impulsar un gran sector exportador de productos agrícolas, fundamentalmente café y plátano, en detrimento de la producción industrial.

La burguesía hondureña se ha distinguido por su incapacidad para resolver sus conflictos internos, redundado en una inestabilidad política permanente, agravada por el golpe de estado en 2009 contra el presidente Manuel Zelaya quién impulsaba una tímida política  para frenar el descontento popular, el golpe de estado terminó con las pocas reformas efectuadas, militares y patrones pasaron a la ofensiva para expoliar a trabajadores y campesinos, hombres y mujeres. No se limitaron a rebajar las condiciones económicas del pueblo, a partir de ese momento la violencia de las pandillas y narcotraficantes creció de manera incontenible.

Esta bomba de tiempo término por explotar, creando un amplio movimiento  huelguístico que ha triunfado contra los explotadores en toda línea.

A medianoche del 2 de junio el gobierno en pleno anunció su derrota; mediante decretos ejecutivos ha derogado todas las medidas contra las cuales se levantaron maestros, personal médico, estudiantes y la población. ¡La lucha sirve! Las huelgas paralizaron escuelas y hospitales llevando a una parálisis generalizada de las actividades en todo el país; tomas de planteles educativos y centros médicos, bloqueos de carreteras por toda la geografía hondureña, paralización del aeropuerto internacional. Los aparatos represivos, ejército y policía, mostraron su incapacidad para detener la avalancha popular ¡La clase obrera y sus aliados mostraron su fuerza y obligaron a recular al dictador y sus secuaces!

Pero el enemigo está vivo. Al momento de hacer pública la derogación de las medidas, el presidente espurio Juan Orlando Hernández, se presenta al lado de dirigentes sindicales integrantes de la dirección de la Asamblea de la Plataforma. Con esta acción la dictadura busca romper la unidad con que el pueblo hondureño lo ha derrotado. Estos dirigentes magisteriales traidores han actuado contra el acuerdo de la Asamblea De la plataforma de no tener ningún diálogo con el gobierno antes de la derogación de los acuerdos privatizadores.

La dictadura cuenta con ellos para romper desde adentro la organización que ha dirigido este triunfo, pero al día siguiente las asambleas magisteriales han refrendado su apoyo a la Asamblea de la Plataforma y muchas asambleas se han pronunciado por la destitución de estos dirigentes. La actuación de los burócratas sindicales corruptos no ha opacado el triunfo y la tarea siguiente del movimiento es expulsarlos como una medida indispensable para consolidar su organización unitaria, combativa, independiente del gobierno y de sus agentes dentro del movimiento sindical.

El triunfo popular ha herido profundamente al régimen ya de por sí impopular y odiado, la patronal toma distancia del gobierno criticando la "errónea conducción del país" señalando " los hondureños no gozan de los derechos básicos... salud y educación gratuita y de calidad" y aún más declaran " es incalculable lo perdido por la corrupción"

No son los únicos. La patronal de Tegucigalpa, ciudad capital, los secundan: “Reconocemos y apoyamos las luchas legítimas...reconocemos y apoyamos los cambios profundos que necesita nuestra patria...resolver los graves problemas de corrupción generalizada, seguridad ciudadana, seguridad jurídica, abuso de poder, corrupción..." han visto y sentido la enorme potencia de las masas movilizadas y saben que su triunfo les infunde una enorme confianza e intentarán ir más allá y por ello ponen sus barbas a remojar.

El gobierno de Juan Orlando Hernández puede y debe caer, es imprescindible para acabar con la narcodictadura, la vía ha sido señalada en estas jornadas de lucha; unir todas las luchas sectoriales en una sola huelga en todo el país, la terrible situación en la que vive cotidianamente la población no puede solucionarse sin acabar con el control económico de la burguesía parasitaria hondureña, sin acabar con la democracia de ornato que sólo sirve para disfrazar al narcotráfico y al saqueo de la riqueza producida por las masas trabajadoras.

La prensa burguesa de todo el mundo centra su atención en la población sin esperanza que escapa aterrorizada a Estados Unidos, por medio de las caravanas migrantes, secuelas de la situación hondureña. Pero por cada persona que toma la decisión de abandonar su hogar hay decenas de miles que se quedan y decenas de miles de los que se quedan han decidido luchar, un ejemplo son los trabajadores del sector educativo y médico que muestran el camino correcto, defender sus condiciones laborales para estar en condiciones de emprender la verdadera solución; quitar a patrones y militares el control político y económico. Esto es difícil, enormemente difícil, pero es posible. Ya se ha hecho por un pueblo que en su enorme mayoría vivía en condiciones de semiesclavitud, de miseria extrema, de una terrible explotación laboral, en un ambiente dictatorial sin libertades democráticas pero que en su seno se desarrolló la herramienta con la cual se logró acabar con esas lacras. Claro, hablamos del pueblo ruso en la revolución de 1917, dirigida por el partido bolchevique.

Se puede, el pueblo hondureño y todos los pueblos del mundo pueden tener una herramienta del mismo calibre y el mismo temple.


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