Este 8 de marzo de 2022 vivimos la continuidad de las enormes movilizaciones de 2020 que se desarrollaron a nivel nacional antes de que la pandemia llegara a cortar el gran movimiento que se iba forjando. La covid-19, si bien, de momento mermó la asistencia a las convocatorias de manifestaciones feministas, estas, realmente no pararon, lo cual ya reflejaba la gran potencia de nuestro movimiento, que aún en las condiciones más difíciles, se mantuvo movilizado y sigue más vivo que nunca.
Tenemos mucho porque luchar
Esta continuidad y fortalecimiento del movimiento feminista es la respuesta a dos años terribles para las mujeres de las familias trabajadoras, millones vivimos una opresión aún más feroz, jornadas laborales más largas so pretexto del home office, más precarización, despidos, confinamiento con sus agresores, aislamiento para el cuidado de enfermos en casa, tres o cuatro jornadas laborales con la educación de los hijos, etc.
Esto confirma el enorme papel que juega la mujer trabajadora en esta sociedad, muchas en sectores esenciales sin las cuales no se habría podido enfrentar la pandemia, en la industria, en los campos agrícolas, en los servicios de salud y educación, etcétera, todas ellas en primera línea.
Así que, mientras nuestra opresión y la violencia hacia nosotras se incrementa, también hemos sido más conscientes de nuestro papel en la economía y en la sociedad, sin nosotras el país no podría seguir funcionando, los muertos en la salud pública se contarían por millones, el rezago escolar sería aun mayor y miles de productos básicos no hubieran llegado a los hogares.
A tres años del nuevo gobierno, no hemos visto una reducción en los feminicidios, al contrario, en 2021 el promedio se elevó a 11, las violaciones, abusos sexuales, desapariciones tampoco han decrecido, todo lo contrario. Si a este gobierno realmente le interesara resolver las demandas del movimiento de mujeres, tendría por principio cambia su discurso de criminalización de nuestra lucha, ampliar los recursos a todos los programas destinados a nuestras problemáticas y no recortarlos, abordar y solucionar los casos de denuncia contra sus propios funcionarios y representantes entre la intelectualidad de la 4T, crear nuevos espacios, programas y servicios como lavanderías, comedores y guarderías públicas y gratuitas para eliminar las cadenas de la opresión doméstica, etc.
Pero desafortunadamente, no vemos nada de esto, por eso el movimiento sigue en las calles, no es ninguna maquinación de derecha, es la falta de seriedad y de resultados concretos lo que nos mantiene, año tras año, a miles de oprimidas exigiendo sean atendidas nuestras demandas, en un movimiento cada vez más masivo y combativo.
Volvimos a las calles y con mayor fuerza
En la movilización del 8 de marzo demostramos nuevamente nuestro puño, fuerza y la confianza que vamos ganando, nuestra capacidad para luchar y nuestra valentía para plantar cara al “gobierno más feminista de la historia”.
El enorme movimiento feminista también rebasa a la derecha, que ha intentado capitalizarlo oportunistamente sin éxito, pero también rebasa al gobierno federal. Es totalmente legítimo y no le pide nada a las enormes movilizaciones convocadas por AMLO para legitimar su régimen. Y esto se debe a la enorme deuda del gobierno de la 4T con el movimiento feminista, en el que participan miles de votantes y militantes de Morena.
Este año ha habido un cambio de calidad en el movimiento, miles más se han incorporado a esta batalla y salieron por primera vez, enfrentando todo tipo de obstáculos. La confianza en el movimiento se respiraba por doquier, los intentos de parte del gobierno federal y de la CDMX para menguar la asistencia difundiendo que “sería una marcha violenta” fracasaron estrepitosamente ¡Nada, ni nadie, nos detiene!
Incluso los casos aislados de las mujeres policías dirigiéndose a la movilización - a reserva de que sea un intento de humanizar, empatizar y legitimar estas fuerzas que han actuado incontables ocasiones contra el movimiento - miles las señalaron no para despreciar este gesto, sino para empujarlas a sumarse de verdad en esta lucha y pasarse del lado del pueblo: “mujer policía esta es tu lucha” se escuchaba en coros masivos.
Las cifras oficiales de manifestantes se quedan cortas para las más de 20 convocatorias tan solo en la CDMX, con la llegada constante de contingentes a la plancha del Zócalo desde las 13 horas hasta las 20 horas ¡más de 7 horas de ríos de gente! principalmente mujeres, pero también compañeros y comunidad sexodiversa, esta última con contingentes enteros y muy aguerridos ¡Unidxs somos más fuertes!
En todo el país el ambiente fue similar, desde Baja California hasta Chiapas, la toma del Palacio de gobierno en Monterrey fue impresionante, y no por los destrozos, sino por la magnitud de la movilización y lo subestimada que estuvo por el gobierno.
La lucha continua
Tuvimos una maravillosa jornada combativa, en donde nos reconocimos en la lucha, el único camino posible para combatir la opresión, la violencia y la explotación que vivimos a diario, por un día el temor estuvo del lado de nuestros opresores.
Tomamos las calles, la confianza, la seguridad de ser lo que somos, de ser libres, de tomar nuestras vidas y nuestros destinos en nuestras manos se respiraba en todo momento ¡Por más ochos de marzo! Sigamos organizadas permanentemente, así como la violencia no para, nuestra lucha tampoco debe hacerlo.
El paso siguiente es organizar una gran huelga general feminista, hay fuerza y organización, pero muchas compañeras nos faltaron, necesitamos parar un día organizadamente nuestros centros de trabajo y no que nos den el día o “tomarlo” sino que sea a través de la organización política liberarnos de las cadenas que nos oprimen, no para “desaparecer” sino para estar bien presentes en las calles, para gritar fuerte y claro que ¡nuestras vidas importan y las defenderemos! Y que este sistema capitalista ¡No se va a caer, lo vamos a tirar!
¡Súmate a Libres y Combativas!
¡Construyamos una organización permanente e impulsemos la huelga feminista general!