La crisis vino a pronunciar aún más un proceso de destrucción de la educación pública que desde el gobierno priista de Salinas de Gortari se viene haciendo. Este se comprometió, en el marco de la firma del tratado del TLC en 1994, a abrir al sector privado la conducción de la educación. Luego Ernesto Zedillo en 1999 quiso asestar un duro golpe a la institución de educación pública más grande de nuestro país, la UNAM, aumentando de manera drástica las cuotas universitarias; sin embargo se enfrentó a una respuesta firme por parte de la juventud y los trabajadores y no tuvo otro remedio que retroceder. En los gobiernos panistas la educación ha sufrido ya diversos ataques que van desde la disminución al presupuesto (significando en lo concreto dejar a su suerte muchas escuelas), avance en reformas que atentan contra el carácter integral y científico de la educación (ACE, RIES, RIEMS, etc.), firmas de acuerdos que golpean al magisterio en su formación, sustento y desarrollo, etc. Todo esto sólo responde a una idea, bajo el capitalismo la educación tiene dos funciones: la formación de mano de obra mínimamente cualificada conforme a sus necesidades y, mediante la instrucción educativa, seguir reproduciendo una ideología que permita someter a los explotados a sus necesidades de éste.
Por ello la defensa de la educación pública, científica, critica y de calidad ha sido uno de las
banderas más levantadas por la juventud y la clase trabajadora y es mediante la lucha organizada y combativa como se ha logrado mucho de lo que ahora contamos. Una de las instituciones que sin duda es un referente de esta situación y que por ello está en la mira de la burguesía y sus gobiernos es la Universidad Nacional Autónoma de México.
Ésta es también un ejemplo importante en educación pública a nivel mundial, única por sus más de 316 mil alumnos. Cuenta con un plantilla superior a 36 mil académicos, produce el 36% de todos los artículos académicos del país, etc. Y sin embargo bajo la lógica del capitalismo, la UNAM es una institución que tiene que ser destruida como baluarte de la educación pública, la burguesía no necesita invertir en la educación de los jóvenes si estos al término de sus estudios irán a ensanchar las filas del desempleo, ¿por qué invertir en educación si esta no está redituando en beneficios económicos para ellos? Tratan de convencernos de que toda reforma propuesta está encaminada a ser vanguardia en educación, adaptarnos a las nuevas necesidades del mercado. Sin embargo esto no es más que ponernos a sus servicios, es mentira que la crisis la estamos sufriendo por igual, mientras ahora en la universidades miles de jóvenes abandonamos los estudios por incorporarnos a un mercado laboral malo y mal pagado, mientras otros tenemos que trabajar y estudiar, vemos como nuestra institución se deteriora más y más por la falta de presupuesto (sanitarios desagradables, bibliotecas sin acervo suficiente, falta de profesores, escasez de becas, instalaciones deterioradas y/o infrautilizadas, servicio de fotocopiado insuficiente y costoso, cero apoyo a la alimentación de los estudiantes, etc.), vemos como Carlos Slim sigue acrecentando su riqueza, vemos la acumulación de la riqueza en pocas manos mientras la inmensa mayoría nos empobrecemos más y más.
En el capitalismo la educación pública será atacada permanentemente, solamente en una sociedad donde los trabajadores controlen los medios de producción bajo una economía planificada y repartan la riqueza de la sociedad en todas las necesidades de ésta, será como la educación se garantice a cada joven, sólo así se podrá invertir en un programa de construcción de más centros de estudio, creación de plazas para los profesores, etc. A muestra generación nos corresponde seguir defendiendo la educación pública como un derecho y no un privilegio. El capitalismo ha demostrado en todas partes del mundo su inviabilidad, nos ha condenado a la miseria y a la explotación. Sólo bajo el socialismo podemos garantizar la continuidad de la UNAM y su extensión.