El 21 de diciembre del 2012 el Congreso de la Unión aprobaría la contrareforma educativa de Peña Nieto por medio de la cual serían modificados los artículos 3° y 73 de la Carta Magna, elevando así a rango constitucional una serie de directrices definidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en documentos tales como Mejorar las escuelas: estrategias para la acción en México y Establecimiento para la evaluación e incentivos docentes: consideraciones para México.

Dicha contrarreforma representa la profundización de la política lanzada por la burguesía desde los años 80 y que gradualmente se ha traducido en el desmantelamiento de la educación pública, todo ello bajo el argumento de la calidad educativa.

La Revolución Mexicana y la educación pública

Para 1820, tras ser consumada independencia, México era un país de aproximadamente 4.8 millones de habitantes, de los cuales sólo sabían leer y escribir unas 30 mil personas, significando ello que el analfabetismo azotaba al 99.38% de la población. En ese marco, en el del naciente capitalismo mexicano, avanzar en la tarea de educar a las masas se presentaba como urgente, sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los liberales, durante aproximadamente un siglo no se presentarían avances sustanciales a tal grado que para 1900 sólo 800 mil niños asistían a la escuela primaria de entre los 2.5 millones en edad escolar.

El clero, el Primer Imperio y sus herederos, los conservadores, así como el  porfiriato, se transformarían en un férreo obstáculo para la educación pública, por ello en 1910 el 78% de los 15 millones de mexicanos eran analfabetas.

El extremo atraso educativo es tomado como bandera  por el Partido Liberal Mexicano y el 1 de julio de 1906, al lanzar su manifiesto contra la dictadura de Díaz revindicaría "la urgencia de aumentar considerablemente las escuelas primarias, mejorar los sueldos de los maestros, y una radical aplicación de los principios de la enseñanza laica, obligatoria y gratuita."

Tras la derrota de Díaz, y no sin antes una prolongada lucha entre las alas de derecha y de izquierda de las fuerzas revolucionarias, sería hasta el Congreso Constituyente de 1916-1917, que los deseos del campesinado pobre y de los trabajadores de las ciudades en el terreno de la educación, se transformarían en mandato constitucional por medio del Artículo 3°, el cual establecía que:

a) “La enseñanza es libre, pero será laica la que se dé en los establecimientos oficiales de educación, lo mismo que la enseñanza primaria, elemental y superior, que se imparta en los establecimientos particulares.”

b) "Ninguna corporación religiosa, ni ministro de ningún culto podrán establecer o dirigir escuelas de instrucción primaria.”

c) "Las escuelas primarias particulares sólo podrán establecerse sujetándose a la vigilancia oficial.”

d) "En los establecimientos oficiales se impartirá gratuitamente la enseñanza primaria."

 

De esta forma la Revolución se abriría camino para el impulso de la educación y así, por ejemplo, la Universidad Nacional fundada en 1910, a lo largo de los años que van desde entonces hasta la época, se transformaría en la universidad número 50 entre las más importantes del planeta; para identificar la magnitud de este resultado basta señalar que tan sólo en 2009 en Estados Unidos se contabilizaron 4.276 universidades e Instituciones de Educación Superior.

En ese marco, entre 1917 y 1948 se crearon once universidades; y entre 1916 y 1931 los avances también derivaron en cinco escuelas técnicas superior y treinta escuelas técnicas industriales y de nivel medio superior. También nacería la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921 y la educación rural experimentaría el mayor de sus impulsos jamás visto antes por medio de las escuelas y normales rurales; además entre 1936 y 1940, cuando por mandato constitucional en el gobierno de Cárdenas a la educación se le da un carácter socialista, mismo que le impone a las escuelas privadas la obligación de ceñirse a los planes de estudio oficiales, la escuela pública se extiende hacia los trabajadores del ciudad y del campo impulsándose a la vez un sistema de internados, comedores y becas, además de la creación de escuelas vinculadas a los centros de producción y se estimuló la educación técnica. Y como una de las principales obras de la política educativa de Cárdenas, en 1936 sería fundado IPN. Es de destacar la intensa campaña de alfabetización que la SEP impulsaría entre 1943 y 1946 dado que el perfil de dicha iniciativa forjó los fundamentos para que el analfabetismo se redujera en 1960 hasta el 36.6% de la población desde el 56% de 1940 y para el posterior lanzamientos del libro de texto gratuito.

Entre 1952 y 1958 el gasto en educación creció significativamente, en particular para la educación superior siendo un saldo de ello el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV). En 1958 nacería la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuito, siendo esta un magnifico trampolín para la expansión de la escuela primaria a través del Plan de once años, nombre con que sería conocida la política educativa del Régimen entre 1959 y 1970.


La extraordinaria expansión de la educación pública en los años 60 en buena medida fue obra de la lucha de clases dada la enorme presión del magisterio por mejoras salariales una década antes; nos referimos a la heroica lucha de 1956 por parte del Frente Sindical Magisterial encabezado por Othón Salazar y la de 1958 organizada por el Movimiento Revolucionario del Magisterio, reprimida ésta última de forma sangrienta.

 En los años 70, y también como un subproducto de la lucha estudiantil de 1968, se crearían en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (1971), el Colegio de Ciencias y Humanidades (1971), el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (1971) el Colegio de Bachilleres (1973) la Universidad Autónoma Metropolitana (1974), las cinco Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales (1975), entre otros importantes desarrollos.

El ciclo de expansión educativa se cerraría al finalizar el gobierno de López Portillo (1976 y 1982) destacándose el  Programa Nacional de Alfabetización y la conformación del Instituto Nacional de Educación para Adultos.

Si bien a pesar de que los avances logrados tras la Revolución y hasta que se cierra el ciclo de expansión a principios de los años 80, el sistema educativo nacional nunca fue capaz de satisfacer suficientemente las expectativas en este terreno por parte de la clase trabajadora y el campesinado pobre (en el marco del capitalismo, máxime en el caso de una país atrasado, eso es imposible) también es cierto que lo logrado superó con creces los límites objetivos impuestos por el dependiente capitalismo mexicano. Y todo ello no habría sido posible sin la estupenda palanca de apoyo que significarían la Revolución Mexicana  de 1910 y los posteriores episodios de la lucha de clases. En otros términos, para avanzar en esta tarea central de la revolución democrática burguesa para el desarrollo capitalista  –la articulación de un sistema nacional de educación pública-, fue necesaria la participación radical de las masas oprimidas quienes asumieron esa tarea como propia y la llevaron tan lejos como les fue posible en contra de la voluntad de la propia burguesía mexicana, misma que jamás en su historia ha dejado de ser parasitaria.

La Modernización Educativa

La crisis mundial de la economía que estalló en los años 70, siendo una de sus secuelas la llamada “década perdida” de América Latina en los años 80, misma que impactó a México severamente, abrió una nueva etapa que modificó la estrategia de dominación de la burguesía: en adelante eliminar todas las conquistas posibles ganadas en el pasado por la clase trabajadora de todo el mundo, se transformó en la clave del capital para luchar por sus intereses. La reducción de la participación del gobierno en la economía a través de las privatizaciones y la contracción del gasto público, entre otras medidas, para dejar al servicio del capital toda una serie de esferas por décadas atendidas por el Estado, fue y sigue siendo uno de los pilares del llamado neoliberalismo.

Así, para la burguesía la desarticulación de las políticas públicas se transformó en toda una prioridad, y en el caso de la educación el primer impulso en ese sentido sería el  Programa Nacional de Educación, Cultura, Recreación y Deporte 1984-1988 de Miguel de la Madrid en el cual se emplearía por primera vez el concepto de calidad educativa como eje de la política del Estado.

De ese modo, teniendo a la calidad educativa como guía para la acción, sería lanzado el Programa de  Modernización de la Educación 1989-1994 de Salinas, en el que se enmarcaba la reforma al Artículo 3° Constitucional en la cual se trasformó en a obligatoria a la educación secundaria y se facultó al Estado para definir los planes y programas de la educación básica, pero al mismo tiempo se favoreció a la educación privada estrechando significativamente las facultades del gobierno para retirar el reconocimiento de estudios a este tipo de escuelas a la vez que es retirada la prohibición a la iglesia para participar en la educación. Además Salinas impulsaría la descentralización educativa por medio de la cual la federación transfiere a los estados la administración de los respectivos sistemas educativos del nivel básico, dejando para el gobierno central los aspectos relacionados con los contenidos; en esencia se trataría una estratagema para intentar atomizar al poderoso movimiento del magisterio democrático que a finales de los años 80 provocó la caída del charro Jongitud Barrios y para crear una base logística que le facilitara al Estado irse desentendiendo de sus obligaciones sobre la Educación.

Zedillo (1994-2000) profundizó la descentralización educativa y reformó el currículo de la escuela primaria, además de impulsar el Programa Nacional de Carrera Magisterial como un esfuerzo político para tratar de debilitar al magisterio democrático al imponer un sistema de estímulos económicos individuales, intentando con ello marginar a la lucha gremial.

Con Fox (2000-2006) va a destacar la Reforma Integral de la Educación Secundaria (RIES) la cual imponía la simplificación curricular eliminando contenidos en materias como historia, geografía y química para limitar la enseñanza a las “competencias básicas”, orientándola conforme a los patrones requeridos por la empresa capitalista. Otro objetivo de la RIES sería eliminar a más de 3000 plaza de profesores a la par de cerrar grupos académicos y escuelas secundarias.

Calderón (2006-2012) se basó en la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) por medio de la cual las plazas docentes serían sometidas a concurso de oposición eliminándose el derecho de los normalistas a gozar de una de ellas en cuanto terminaran la carrera docente e imponiéndose a cambio el Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes. Además se establecerían estándares de desempeño y evaluaciones “exhaustivas y periódicas”. Y como un incentivo a la educación privada, en febrero del 2011 Calderón emite un decreto  que establece la deducción de impuestos de las colegiaturas de escuelas particulares desde preescolar hasta preparatoria.

La desarticulación de la educación pública

Sin excepción toda la Modernización Educativa, desde Miguel de la Madrid a Calderón, se ha basado en reformas curriculares sustentadas en la calidad educativa, la medición de resultados y la formación en competencias, todo ello dentro de la lógica empresarial para formar mano de obra acorde a sus necesidades, mutilando cualquier clase de análisis reflexivo de niño así como su iniciativa educarlo en la disciplina de la fábrica; también cada iniciativa siempre ha ido orientada a doblegar políticamente al magisterio democrático y a socavar los derechos laborales de los maestros. Todo ello bajo la falsa promesa de que el sistema educativo saldría fortalecido, sin embargo el producto ha sido el contrario pues las tres últimas décadas han significado una verdadera tragedia para la educación pública, de ello hablan los resultados.

Para empezar el analfabetismo es una realidad que lacera hoy en día a 7 millones de mexicanos, mientras que el rezago educativo (mexicanos que no terminaron la educación básica) creció en la primera década del presente siglo en más de 3.6 millones de personas al pasar de 29.7 millones a 33.4 millones durante esos años. Paradójicamente a lo largo de esa década se cerraron 350 de los 600 plateles de las escuelas normales existentes en el 2000.

Además durante dos décadas seguidas el presupuesto educativo se contrajo a tal grado que transitó del 25% del gasto programable del Estado en 1992 al 20% en 2009. Todo ello explica el que México sea el país con más alto hacinamiento escolar, el 4° lugar con los peores salarios para los profesores, el último lugar en gasto por estudiante de primaria, etcétera, todo ello entre las 34 naciones que integran la OCDE. Además 16 millones de jóvenes entre 24 y 29 años de edad son marginados de la educación superior.

La verdaderamente beneficiada de la Modernización Educativa ha sido la educación privada y dos ejemplos hablan de ello: en la educación universitaria, el segmento de la matricula total atendida por instituciones públicas pasó del 87 al 68% entre 1980 y 2008; mismo lapso en el que la cobertura de las universidades privadas evolucionó del 13 al 32%. Y en preescolar entre 2000 y 2011 los plateles federales crecieron del 22.3 al 24%, los estatales decrecieron del 69 al 60% y los particulares pasaron del 8.53 al 16.5%.

La propuesta de  Peña Nieto contiene los mismos criterios, los mismos argumentos, los mismos ánimos y lo mismo objetivos ocultos  de las contrarreformas educativas de sus antecesores.

Con la reforma de Peña la autonomía otorgada al Instituto Nacional de Evaluación de la Educación lo transforma en la máxima autoridad en la materia en los niveles básicos  y de enseñanza medio volviendo obligatorias sus evaluaciones. También se crea el Servicio Profesional Docente. De ese modo, como lo explicamos en Militante 2012, “los profesores estarían sometidos a un sistema de promociones y ascensos sujetos a “méritos” personales, aniquilándose con ello el escalafón que norma las relaciones laborales de docentes. En la práctica la contrarreforma educativa es una contrarreforma laboral (…) pues a través de las nuevas modalidades de ingreso, permanencia  y ascensos por la vía de los hechos serán eliminados todos los derechos de carácter colectivo del profesorado, reduciendo sus vínculos laborales a una relación individual con el patrón, en este caso con la Secretaría de Educación Pública.”

“De ese modo la estabilidad laboral sería destruida pues la permanencia estaría determinada por los resultados de la evaluación; la misma medida también aplicará para los ascensos”

Y en lo relacionado a la autogestión, señalamos que es medida “formaliza en los hechos el cobro de cuotas para cursar la educación básica, factor que estará siendo impulsado con más fuerza ahora por la ultraderechista Asociación de Padres de Familia y por Mexicanos Primero, auspiciada por Televisa, pues cuando en dicho punto de la reforma se habla de la participación de padres de familia, en realdad se refieren a esta clase de organizaciones que agrupan a los elementos más retardatarios de la sociedad. De este modo se le está dando carta abierta al Clero y al empresariado para que puedan influir con mayor fuerza en la definición de las políticas educativas e incluso en los contenidos de la enseñanza. Más que “recuperar la rectoría del Estado” como ha argumentado Peña Nieto, la reforma significa profundizar el repliegue del Estado respecto a sus responsabilidades sobre la educación...”

La reforma de Peña no tiene ningún interés legítimo por la educación pública y su reforma tiene un fuerte componente que nos permite señalar que una de sus prioridades es doblegar al magisterio y eliminar con ello al más serio obstáculo que la derecha ha tenido durante las últimas décadas para llevar hasta sus últimas consecuencias la contrarreforma educativa y que es el eliminar todo resabio restante de la Revolución Mexicana en el sistema educativo para transformarlo en un instrumento abiertamente al servicio del gran capital.

De ese modo ahora esa misma burguesía que fue incapaz por su parasitismo de impulsar ninguna de las reivindicaciones democrático-burguesas, viéndose obligados el campesinado pobre y la clase trabajadora a salir al paso para sacar del estancamiento al país, es la que se lanza contra todos los avances democrático-burgueses logrados a lo largo del siglo XX con el objetivo de eliminarlos. En eso ha basado la política del régimen durante las últimas tres décadas y en mucho se explica ello por el carácter dependiente y parasitario de la burguesía nacional la cual no tienen otro remedio más que arrodillarse frente a capital trasnacional y cumplir sus mandatos. Pero más aún, esa política tiene sus fundamentos en el carácter declinante que vive el capitalismo mundial desde hace unas décadas y la agudización de esa tendencia a consecuencia de la actual crisis económica que sacude al planeta entero, contexto en el cual incluso los avances de carácter democrático-burgués se transforman en una seria contradicción para los intereses capitalistas, más si se trata de una nación dependiente, y por eso es necesario mermarla o de plano destruirla.

Es por eso que los ataques lanzados por la burguesía en todo el mundo son tan coléricos y profundos; en esto momentos el capital no necesita destruir algunas conquistas de la clase trabajadora, lo que su situación objetiva le exige es eliminar todas las conquistas y no dejar piedra sobre piedra respecto a los derechos políticos, sindicales, sociales y laborales de los trabajadores. Esa realidad, que es la misma de México, no da espacio para ninguna clase de política de conciliación de clases ni para un reformismo por muy de izquierda que sea, como alternativas para defender las viejas conquistas obreras, incluida la educación pública. De ahí que en ese panorama económico y de la lucha de clases la única alternativa es una política que rompa con el capitalismo, es decir una política socialista.

El magisterio democrático

La CNTE, en su actual combate contra la reforma laboral, se ha posicionado al frente de todo el movimiento obrero en su lucha contra la crisis económica. El gobierno de Peña, que fue impuesto ahí para atacar y atacar, cuenta para su victoria no con la fortaleza del estado mexicano, o la potencia económica de la oligarquía nacional, que sigue siendo dependiente, atrasada e históricamente condenada. Antes bien, cuenta con la ayuda de las direcciones traidoras del charrismo sindical y el reformismo de sindicatos y organizaciones políticas que no tienen una alternativa al capitalismo y huyen a esconderse en el orden burgués cada vez que pueden. Así, en ese ambiente, que mantiene a millones de trabajadores inconformes pero desorganizados e inmóviles, la presencia desafiante del movimiento magisterial democrático es un faro guía alumbrando el camino de nuestra lucha, el corazón batiente del movimiento, impetuoso, que impulsa a todos sus hermanos de clase al frente, a la lucha.

La reformas estructurales, que buscan resarcir la tasa de ganancias de los banqueros e industriales, acrecentando la parte de la riqueza generada que se apropian, son la artillería pesada de la burguesía y su Estado en esta guerra social contra el proletariado y el pueblo pobre. Aquí se inscribe la Reforma Educativa, por ello, el movimiento magisterial los pone en la mira de todo mundo, a derecha e izquierda, sus acciones son evaluadas y sopesadas a cada paso, ya sea para avanzar, ya para retroceder; el resultado de la lucha de la CNTE tendrá ondas repercusiones en todo el movimiento obrero, sus activistas y dirigentes, también influirá en la base y los trabajadores no organizados. Al mismo tiempo servirá a la burguesía para medir que tan rápido pueden avanzar, como van a ir destruyendo los pilares de la resistencia obrera y afectará su confianza para atacar a los trabajadores. Esta guerra social, no se gana en una sola batalla, y el resultado de cada una, de la actual, influirá en las venideras; lo que más necesitamos es ganar, la victoria es nuestro único camino.

Los métodos de la lucha

Los métodos que empleemos ahora serán sometidos a duras pruebas. Se pueden hacer pruebas y cometer errores, pero entre más rápido encontremos los métodos adecuados y demostremos su utilidad y su valía en acción, menos oportunidades tendrá el enemigo para desorganizar y vencer. Las tradiciones de lucha de la CNTE son añejas y hay gente con mucha experiencia, pero no debemos pensar que con eso basta, hace falta educar a más, convencer a más y poner nuestra experiencia personal al servicio del movimiento por que también hay mucha gente joven con muchas ganas; los viejos deben darle su lugar a los jóvenes y estos a ellos, no necesitamos héroes ni queremos dirigentes infalibles, sino una dirección colectiva capaz de demostrar la claridad de sus ideas y la fuerza de su método y programa poniendo la victoria en la sien del movimiento.

Correctamente, el movimiento magisterial democrático siempre ha empezado por involucrar a la base, ampliar el debate, someter la toma de decisiones a la aprobación mayoritaria, e invitar a todos a ser protagonistas del movimiento, pero la democracia de base no se acaba en largas asambleas y miles en las calles. La democracia es el modo más efectivo de tomar decisiones pero debe ser también el más eficiente a la hora de pasar a la acción. Organizar una estructura de lucha que permita la mayor libertad a la hora del debate y la mayor disciplina al entrar en acción, esa es nuestra meta. Hay que empezar por dotar de la información suficiente a todas las escuelas y para ello no podemos depender de declaraciones esporádicas, e información en la prensa burguesa, que casi siempre ha sido ya pasada por la tergiversación malintencionada. Todos los maestros deben tener en sus manos información confiable, dotada de una orientación clasista que aumente su comprensión y su confianza, que les de herramientas efectivas. A partir de esto, los representantes, que hacen saber en la asamblea el pensar de sus escuelas también deben tener un margen de toma de decisiones, controlados por la base, pero que permita actuar con celeridad en los momentos decisivos poniendo, en base a la concientización y control de la base, confianza en sus decisiones. Y esto, repetirlo a nivel de zona, regionalmente y estatalmente.

Esta forma permitiría llevar la información, el debate y la organización a la mayor cantidad de escuelas. Organizando brigadas regionales para llegar a escuelas donde no hay compañeros democráticos o están apabullados por los charros, darles apoyo y confianza. En las actuales condiciones dar la batalla un centro de trabajo a la vez es inviable, los charros y el gobierno lo hacen al mismo tiempo en todo el territorio y nosotros no podemos quedarnos atrás. Dejemos que la gente nueva, aun sin experiencia, entre, pero tenemos también que invitarla. Una escuela democrática o un puñado, son una isla en mitad del océano. La CNTE es la CNTE pero no basta con ello, no podemos confiar meramente en la espontaneidad del movimiento, en que cuándo sientan el ataque en el bolsillo reaccionarán en masa, pero tampoco podemos sustituir la acción de las bases. Al principio muchos maestros no entenderán el por qué de la lucha, necesitaremos hablar con ellos, explicarles y darles una oportunidad de entender antes de anotarlos en la lista de enemigos. Muchos de ellos habrán desarrollado ideas antisindicato, pero serán pura endeble propaganda y la mayoría entenderán si se les explica pacientemente. Esa mismo situación hará entender a los que están de este lado, pero no totalmente dispuestos, a comprender que las acciones militantes funcionan.

Los maestros democráticos somos cientos en las asambleas, miles en las calles, pero ahora necesitamos ser cientos de miles en acción y millones en la lucha en toda la República con un programa de lucha común y un calendario de movilizaciones unificado, todos golpeando a la mismo hora el mismo día y sacando de ello el máximo beneficio; marchas, plantones, paros, incluyendo los indefinidos tienen que hacer acciones conjuntas, nuevamente, la fuerza es hija de la unión. La fuerza del Estado y en parte también del SNTE, es su capacidad para actuar coordinadamente en la mayor cantidad de lugares, con un discurso único, repetido hasta el hartazgo y su presencia dominante. Debemos a que la Coordinadora tenga esta misma posibilidad, actuar unánimemente en todos aquellos lugares donde se encuentre presente, desde los contingentes consolidados hasta los pequeños grupos. Esto significa, por un lado, entender el carácter de nuestra lucha, qué es nacional no porque los puntos de ataque sean en la Constitución federal, sino porque hay que responder como clase. Significa también, subordinar las acciones locales y regionales, y las agendas estatales y seccionales a las prioridades del movimiento en su conjunto, incluyendo la negociación, de poco ayuda una Comisión Nacional Única Negociadora si al final, los acuerdos que valen son los de los contingentes con los gobiernos estatales. Aún más, esto significa que las acciones de importancia trascendental también tengan que ser de este modo. Un día de Paro Nacional con todo mundo en la calle, sin excepción, con manifestaciones y acciones junto a otros sectores en lucha, tiene más efectividad y da mayor impulso al avance de la conciencia y la confianza que una quincena de acciones aisladas y dispersas. Esto significa que incluso, los contingentes consolidados tendrían que esperar a los demás, un tiempo que sea prudente para aprovechar al máximo la energía concentrada, ejerciendo toda la fuerza sobre un mismo punto y no desperdigándola por toda la superficie restándole posibilidades. En el terreno esto es que, Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán no declaren Paro Indefinido cada uno por su lado sino todos al mismo tiempo y que la decisión de acabarlo sea igual.

¿A dónde va el movimiento?

La movilización protagonizada por los policías comunitarios y los maestros el 5 de abril en las calles de Chilpancingo, es un nuevo hito en la historia de la lucha de clases en México. La marcha fue el movimiento retando al Estado en su propio territorio, fue gritarles a la cara: ¡con nosotros no podrán! Esta episodio muestra el punto más alto al que ha llegado la lucha actual, y habrá que hacer el balance necesario, aun así, no deja de ser cierto que no todo el país está, por ahora, a altura de Guerrero.

LA CNTE tiene que darle una guía consciente a este proceso para poder desarrollarlo a escala nacional. El llamado a la unidad debe extenderse a todos los sectores en lucha, a los sindicatos, a las organizaciones sociales y políticas de izquierda, a los estudiantes, a la base de MORENA, a todos ellos no con un llamado abstracto a la solidaridad y la unión, no con un ultimátum para que se integren a la lucha sino con una propuesta clara y sencilla de coordinación y solidaridad activa. “Compañero, necesitamos tu apoyo colabora en lo siguiente...” y dando una serie de pautas de acción. La entrada en escena del proletariado industrial, es especialmente importante. Durante las protestas contra la reforma laboral, el sindicato de la Nissan de Morelos cerró la autopista en repudio, estas acciones se  deben repetir y realizar al mismo tiempo que los maestros paran. Integrar a los trabajadores de Honda, de VW, a los telefonistas, a los mineros, etc. No nos engañamos, sabemos que algunos dirigentes serán muy reticentes a salir a la calle, pero precisamente ese es el punto donde la decisión y firmeza del magisterio puede hacer la diferencia. No queremos otro paro nacional dónde Hernández Juárez esté hablando al micrófono afuera de las instalaciones de Telmex, acompañado de algunos cientos de trabajadores y jubilados, mientras el personal, la base, miran por la ventana mientras están en horas de trabajo.

A principios de febrero hubo un ofrecimiento de maestros veracruzanos y tabasqueños agrupados en un sindicato independiente a conjuntar las acciones, pues hay que tomarles la palabra. Quizá habrá que conocer más a esta gente, pero no hay mejor manera de probar la verdad de sus intenciones que a la hora de la acción. Pero hay que hacer el llamado, no pensar que basta con un discurso en un marcha con unos miles de volantes repartidos, no; tienen que ser millares de discursos, millones de volantes. Y un Paro Nacional, por 24 horas solamente pero de todos, verdaderamente de todos. Eso ablandaría al régimen más que 10 marchas y dos plantones. Los recientemente creados Movimiento Popular de Guerrero y Frente Unificador de Sindicatos Independientes de Oaxaca y Nacionales, deben ser tomados y diferenciados sustancialmente de lo que hasta ahora ha existido, no un lugar donde nos conformamos con los combativos que somos los que estamos y dónde cada quién puede hacer de los acuerdos lo que desee. Ante todo, funcionar como plataformas de despegue, desde dónde se invité cada vez a más organizaciones y dónde los acuerdos que se tomen, cada uno en su sitio y en sus posibilidades, pero los llevarán a la práctica. En 2009, cuándo la lucha contra la extinción de Luz y Fuerza, fue un clamor potente en cada reunión de la Asamblea Nacional de la Resistencia Popular la Huelga Nacional, pero arriba del estrado poco atendieron a esto, hasta que se convocó el 16 de marzo de 2010, cuándo el primer impulso ya había pasado y el ímpetu poderoso del movimiento ya había mermado. La primer y principal tarea del MPG y FUSION debe ser bregar por la Huelga General nacional y acopiar esfuerzos y voluntad para esto.

La tarea fundamental de esta lucha

El sostén principal de esta lucha está en los compañeros más comprometidos, más sacrificados los que siempre van un paso adelante, en su dignidad revolucionaria y espíritu de combate, pero fundamentalmente en su claridad política, en la correcta comprensión de los hechos, de las raíces de la crisis y de los ataques, y en las tareas de nuestra clase y de la Coordinadora. Sin importar si son viejos o jóvenes ellos quienes conforman formalmente o en el terreno la dirección del movimiento. Ellos y nosotros y todos los que quieran avanzar este movimiento más allá de la reivindicación inmediata necesitamos unirnos, formar una liga basada en el programa, los métodos y las mejores tradiciones no solo del magisterio democrático sino de toda la lucha proletaria mundial. En el momento presente, el movimiento necesita avanzar la conciencia de clase; la CNTE tiene la oportunidad de oro para demostrar que un sindicalismo de clase, combativo y democrático, anticapitalista y revolucionario sirve y es necesario. Esta clase obrera, ayuna de esperanza necesita hoy más que nunca a la CNTE, necesita, hoy más que nunca, dar la batalla y ganar.

Fecha: 22 Abril 2013

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