Propuesta para unificar a todos los sectores en lucha

Tras el repunte del lunes 19 de agosto al 3 de septiembre, la lucha del CNTE entra en una nueva fase marcada por la decisión de Peña Nieto de, a pesar de la enorme presión en las calles, continuar con los ataques contra el magisterio democrático y la respuesta de éste ante ello.

Tras la semiparálisis legislativa provocada el viernes rojo del 23 de agosto por las acciones del CNTE, traduciéndose ello en el primero atorón que enfrentarían las iniciativas presentadas por Peña desde que es presidente de la Republica, el Régimen logró retomar la iniciativa para que diputados y senadores aprobaran la Ley del Servicio Profesional Docente en las sesiones de los días 1 y 3 de septiembre. Para la burguesía era vital dar dicho golpe ante el temor de que lo contrario no sólo podría haberle dado más confianza a los profesores para intensificar sus acciones y querer ir más lejos aún, sino además nutrir los ánimos de lucha a las masa en general favoreciendo las convocatorias lanzadas por AMLO, el ala de izquierdas del PRD en alianza con algunos sindicatos para movilizarse en defensa de Pemex.

Sin embargo el cálculo ha sido incorrecto y el resultado ha sido una participación más activa de las secciones 9, 10 y 11 del CNTE-SNTE DF, el traslado de más profesores de diferentes entidades a la capital del país, la convocatoria de una jornada de lucha en cuando menos 25 estados de la República que incluye paros laborales y movilizaciones para este 4 de septiembre y el anuncio de la participación de aproximadamente 70 mil profesores en la movilización convocada por AMLO para el día 8 en defensa del petróleo.

La anterior respuesta, a pesar de la aprobación de las leyes secundarias, encierra la posibilidad de derrotar a la contrarreforma educativa y todas sus leyes secundarias. La cachetada dada a Peña el viernes 23 de agosto fue obra de, primero, unificar la lucha del magisterio democrático haciendo de lado las luchas aisladas de cada sección en sus respectivos Estado, tal como se venía haciendo desde hace meses, y segundo, de haber puesto el énfasis en las acciones de fuerza en las calles y no el frente legal (los amparos). Por consecuencia lo hecho con sus acciones durante las recientes semanas por los profesores, posee la clave para seguir avanzando y al mismo tiempo es el punto de partida para elaborar una táctica de lucha que pueda crear condiciones más favorables para derrotar a Peña.

Siendo así es necesario elevar el nivel de la lucha tomando medidas que posibiliten el apoyo al CNTE con acciones prácticas y de manera organizada por parte de otros sectores de la clase trabajadora, el campesinado pobre, de indígenas, de estudiantes, de vecinos de colonias populares y de todos aquellos sectores oprimidos por el capitalismo. Es por ello que los marxistas de Militante proponemos:

  • Asumir un programa de lucha en el que, además de las demandas del magisterio democrático, se recojan las exigencias de los demás sectores en lucha: en defensa de Pemex, del IMSS, del ISSSTE, de la Universidad pública, del SME, de los derechos laborales y sindicales, en defensa del ejido y las tierras comunales, de apoyo a las policías comunitarias y grupos de autodefensa, etcétera. Es decir un programa con el que se sientan identificados todos los explotados y oprimidos por el capitalismo.

  • Convocar públicamente a todos las fuerzas del movimiento obrero y del campesinado pobre (sindicatos, partidos de izquierda, CNTE, CNPA, EZLN, el Barzón, grupos de autodefensa, etcétera) a construir un frente unificado de lucha que lance acciones conjuntas para golpear todos juntos el mismo día y a la misma hora.

  • Impulsar entre todas esas fuerzas la conformación del Consejo Nacional de Huelga que coordine todas las acciones y prepare una huelga nacional que paralice todo el país seguida de movilizaciones masivas.

  • La CNTE, el SME, Morena, entro otros, tienen las fuerzas suficientes para organizar brigadas informativas en el DF y el área metropolitana que se desplacen a todas las universidades, a las fábricas, a las colonias populares, para desarrollar campañas de agitación en torno a la lucha y la necesidad de unificarla con los explotados e impulsar la conformación de comités de acción en defensa de la educación pública y del Pemex. Esta medida se tiene que extender al resto del país.

  • Asumir como una de las demandas más importantes del movimiento la de derrocar a Peña Nieto, como condición para revertir todas las privatizaciones y contrarreformas educativas y frenar de un solo golpe a un gobierno cuyas políticas sólo han empobrecido más a los mexicanos.

La decisión de la burguesía por avanzar en los ataques contra el magisterio a pesar de la enorme y ejemplar presión en las calles por parte del CNTE, demuestra que se necesita por parte de los trabajadores escalar en la lucha llevando a esta a niveles no vistos aún para obligar al gobierno a retroceder, realidad de la que deben tomar nota AMLO y demás dirigentes si es que están verdaderamente dispuestos a dar una batalla frontal contra un nuevo intento para poner el petróleo mexicano al 100% al servicio del gran capital.

Peña Nieto puede ser derrotado a condición de que los trabajadores desarrollen acciones de masas que pongan en verdadero peligro los intereses de los capitalistas, sólo de ese modo se les obligara a retroceder en sus pretensiones. Y para ello es necesario transformar todo ese raudal de lucha visto en las últimas semanas en una fuerza organizada que unifique los deseos de transformación social de todos los sectores explotados por el capitalismo en contra de sus enemigos en común: la burguesía y su gobierno. Es necesario expropiar a banqueros y empresarios.


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