No es venganza, es justicia

El voto hacia AMLO, que ha derivado en la aplastante derrota del PRIAN este 1 de julio, fue motivado no sólo por la búsqueda de un cambio de rumbo en lo económico por parte de millones de familias trabajadoras,  sino también por sus anhelos de justicia ante la impunidad con que han actuado el PRI y el PAN en décadas de abiertos crímenes de Estado.

Enunciar la lista negra de esa clase de crímenes implica hacer un largo recorrido de sufrimiento y sangre; por tan sólo considerar algunos casos como: los últimos 50 años de los cientos de estudiantes masacrados el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco; el “halconazo” del 10 de junio de 1971, en el que decenas  de estudiantes fueron asesinados y desaparecidos por paramilitares; la “Guerra sucia” de los años 70 y 80 que derivó en ejecuciones extrajudiciales y al menos 800 desapariciones forzadas a cargo del ejército; la Masacre de Aguas Blancas del 28 de junio de 1995 en la que 17 campesinos fueron ejecutados por elementos de la Policía Judicial de Guerrero; la Matanza de Acteal, Chiapas, el 22 de diciembre de 1997, en la que fueron asesinadas 45 personas por paramilitares entre ellas niños, mujeres y hombres; las muertas de Juárez,  cuya crisis a principios de los años 90 (para 1993 se contabilizaban ya 200 asesinatos en dicha ciudad) terminó extendiéndose a todo el país, siendo hasta la fecha un fenómeno que lacera a la mujer trabajadora;  la tragedia en de Pasta de Conchos que, el 19 de febrero de 2006,  dejó 65 mineros muertos; la brutal represión del 3 y 4 de mayo de 2006 contra los campesinos de Atenco que dejó como saldo dos muertos, decenas de heridos y más de 100 detenidos, entre ellos, muchas mujeres que fueron ultrajadas e incluso violadas por los elementos de la policía; el incendio de la guardería ABC del 5 de junio de 2009 debido al cual fallecieron 49 niños y otros 106 resultaron heridos; los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos entre el 26 y 27 de septiembre del 2014; los 6 muertos que dejó la sangrienta represión en Nochixtlán, Oaxaca, del 19 de junio de 2016 y muchos más. 

El camino hacia las  pasadas elecciones está bañando de sangre de familias obreras y campesinas, todas ellas víctimas de crímenes de Estado, aún impunes, por ello las masas también se volcaron a las urnas para para exigir verdadera justicia, obligando a los responsables, incluidos Fox, Calderón y Peña, a que paguen sus delitos con cárcel y la expropiación de todos sus bienes.  

No es venganza, es justicia, y AMLO no puede olvidar que los millones de estudiantes, trabajadores, amas de casa, campesinos, que votaron por él, también lo hicieron con la esperanza de que los crímenes de Estado no quedaran impunes.


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