Los resultados de la pasada jornada electoral en seis estados, Durango, Tamaulipas, Baja California, Puebla, Aguascalientes y Quintana Roo, confirman la estrepitosa caída electoral del PRI, una pérdida importante de la legitimidad del PAN y un ligero ascenso electoral de MORENA. Sin embargo, lo más importante es que refleja la necesidad de una verdadera alternativa de izquierda y revolucionaria para el pueblo.
MORENA se ha llevado las dos gubernaturas en juego, sin embargo, el nivel de abstencionismo tanto en Baja California (70%) como en Puebla (67%) reflejan que los candidatos no son una alternativa viable, pero si la intención de quitar del poder a la derecha y ladrones de cuello blanco que se han enriquecido a costa del trabajo del pueblo. En el caso de BC es aún más significativo cuando el PAN llevaba gobernando 30 años.
La caída electoral y la profundización de la crisis del PRI, siguen su curso, especialmente en Tamaulipas que ha caído a la tercera fuerza. En este Estado pese al triunfo del PAN con 21 de 22 Distritos ganados, es un control endeble, basado en el fraude electoral.
Estas artimañas que pretenden conseguir que una minoría pase por encima de la voluntad de las grandes masas de trabajadores, fue muy evidente en Matamoros, el Municipio en donde los trabajadores del Movimiento 20/32 competieron sin registro, para conseguir algunas diputaciones. En este Municipio se han dado pasos agigantados en la conciencia de que el cambio debe venir de los trabajadores organizados, gracias al potente movimiento huelguístico del que fuimos testigos a inicios de año. Las conclusiones de los miles de trabajadores son una gran amenaza para el gobierno estatal, los empresarios y los charros sindicales, por ello se esforzaron para evitar el triunfo de estos trabajadores generando confusión y comprando votos, etc. Aun así la moral y los avances del movimiento son evidentes, pues se convirtieron en la segunda y tercera fuerza en estos distritos, sobrepasando al PRI y al PRD.
Tanto en BC como en Puebla, personajes como Bonilla y Barbosa son de desconfiar por su trayectoria de política de derecha, corrupción y represión. No son representantes del pueblo para el pueblo, como sí lo son los candidatos del 20/32, que, con toda y su falta de trayectoria electoral, comprenden mucho más las necesidades del pueblo y como luchar para conseguirlas.
Después de estos resultados MORENA llega a siete gubernaturas en todo el país, pero los números son huecos si no hay una transformación de fondo por parte de cada uno de los gobernantes para hacer la voluntad del pueblo, quienes los han elegido aspirando a transformar sus condiciones inmediatas de vida, resarciendo el rezago salarial que suma ya el 80% en los últimos 30 años, eliminando la desigualdad económica, la falta de oportunidades para la juventud, terminar con los feminicidios, justicia por los asesinatos, etc. De nada sirve que haya un cambio en los colores de los gobiernos estatales si no hay un verdadero cambio en las políticas, favoreciendo a los más pobres y vulnerables.
En estas elecciones se ha continuado con el paso de arrebatar al PRI la hegemonía del país, con ello condenamos también a su sistema político, su control sindical pro patronal, golpeamos a sus organismos de choque y represivos como Antorcha Campesina y porros de las escuelas, a su control institucional, pero aún no es suficiente, debemos derrotar en las urnas a la derecha, pero también en las calles y en el día a día, con la lucha organizada por un gobierno verdaderamente de y para los trabajadores.