Garrote contra el movimiento

La Ley Garrote, aprobada en Tabasco, es una acción de los empresarios contra cualquier eventualidad que moleste sus negocios, las “obras públicas” que ahora impulsa el Gobierno de López Obrador. Quienes esperan ansiosamente clavar los colmillos sobre el sureste y el Istmo para engordar sus bolsillos, han tomado nota de su derrota en el nuevo aeropuerto de Texcoco y no quieren que se vuelva a repetir.

Así lo atestiguan las declaraciones de la Presidenta Nacional de Morena Yeidckol Polevnsky quién sin recato declaró que es para detener cualquier oposición a Dos Bocas. Declaración complementada por el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Tabasco quién dijo que “no podemos como estado y como empresarios permitir que se creen pequeños grupos que quieran ejercer el poder al margen de la ley”. Estas declaraciones son prueba inequívoca de a qué intereses responde la mentada ley.

El fondo político queda claro, la burguesía intenta fortalecer la naturaleza represiva del Estado en preparación para las luchas de clases que se auguran; Texcoco, Matamoros, Mexicali y otros conflictos son la alarma para los empresarios de que poco a poco irán enfrentando cada vez mayor movilización social y desafíos. Para ellos esto es un paso hacia legislar igual a nivel nacional.

Incluso el senador federal de Morena, Eduardo Ramírez Aguilar, al defender la Ley Garrote, dijo el tema de la ley podría ser llevada al terreno del legislativo federal. También, los dirigentes de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala Movimiento Nacional afirman que ya se preparan leyes garrote en Campeche, Quintana Roo, Chiapas y México. Y esto, cuando aún sigue fresca la tumba de Samir Flores en Morelos.

A las calles contra la ley

Tenemos que combatir esta ley, movilizarse hasta echarla abajo, pues es una de las puertas de entrada, que, sumada a otras leyes, serán el tinglado legal para legitimar y legalizar la represión contra las protestas de los pueblos en defensa de su territorio y contra las huelgas obreras que cada vez con más frecuencia estallan contra los abusos patronales y por mejores condiciones de vida de las trabajadoras y trabajadores.

Los sindicatos independientes, las organizaciones populares y de izquierda y los pueblos en resistencia tendrían que convocar a una jornada nacional de lucha contra la nueva ley. Un Paro Nacional exigiendo la derogación de esa y todas las leyes autoritarias y represivas que hay en las legislaciones estatales y federal.

Ni un paso al camino del autoritarismo

Los capitalistas prefieren gobernar con la cara amable, es decir, con la democracia, pero en un contexto de crisis esto no es posible, necesitan asegurar sus negocios y ganancias, necesitan reforzar el autoritarismo de las leyes y la naturaleza represiva del Estado, en pocas palabras, necesitan el garrote. Por supuesto que para ellos serían más confiables el PRI o el PAN, que responden fielmente a sus intereses, pero si lo que tienen es a Morena, lo utilizaran aprovechando sus errores políticos y sus debilidades.

Morena olvida o deliberadamente niega que el Estado es un instrumento de represión sobre la clase obrera y las masas pobres, no un árbitro imparcial de la sociedad. El poder público representa a quién, de facto, domina la sociedad. Hoy y ahora esto es la burguesía. Y al proponerse impulsar los proyectos, Morena, tanto como poder Ejecutivo como Legislativo, federal y estatal, asume los intereses de los ricos; por este camino no hay más opción que la deriva autoritaria que han empezado a recorrer.

Pero millones no votaron por AMLO para esto. Es indispensable luchar organizadamente exigiendo que el gobierno rompa con los empresarios y la derecha. Es necesario levantar una izquierda revolucionaria, impulsar el movimiento hacia adelante por un gobierno que responda a las mujeres, los trabajadores y la juventud, que el desarrollo económico se impulse para y por los pueblos y obreros y dónde acabemos con la represión que protege a los ricos y la explotación.