Los resultados electorales del 5 de junio pasado han dado una amplia mayoría para el Partido Revolucionario Institucional (PRI): al menos 238 diputados del total de 500.
Por supuesto con una representación de este tipo es posible, al menos hipotéticamente, que el PRI logre hacer un contrapeso a las políticas que el gobierno de Felipe Calderón ha seguido hasta el momento y que han llevado de la violencia sin precedentes a la catástrofe económica. De hecho es muy probable que muchos de los que votaron por el PRI lo hayan hecho porque consideraban que era una posibilidad de poner un freno a las desastrosas políticas del gobierno calderonista.
Lamentablemente tenemos muy pocas razones para ser optimistas al respecto; es importante decir que no es la primera vez, -durante los gobiernos panistas-, que el PRI obtienen mayoría parlamentaria, de hecho en el año 2003 nuevamente se erigió como la primera fuerza en el congreso, no obstante fue durante ese mismo periodo legislativo que dicho partido sirvió de comparsa al proceso de desafuero de López Obrador.
En realidad en ese mismo periodo el PRI respaldó todas las políticas importantes que Fox trató de implementar en materia legislativa, particularmente la reforma al Instituto Mexicano del Seguro Social. Además el triunfo del PRI no se ha traducido en la entrada en escena de una nueva generación que sustituya la lógica corporativa y clientelar de la época anterior, más bien por el contrario, ha sido el fortalecimiento de las practicas de corrupción, de alianza con poderosos miembros de la burguesía y las políticas clientelares tradicionales las que les han permitido obtener los resultados del 5 de julio.
Particularmente evidente es la acción concertada por parte de las empresas televisivas para hacer aparecer, a como de lugar, a Enrique Peña Nieto como el único candidato posible para el 2012. En este proceso no son ya las televisoras las que actúan de tal o cual forma para tratar de complacer al partido, sino que es el PRI mismo el que trata de ofrecerse con la intención de lograr la aprobación de los magnates de la radio y la televisión. En este aspecto tenemos a un PRI más débil controlado por un puñado de grandes burgueses: los Alemán, los Salinas, los Burgs, los X Gonzales, los Gonzales Barrera, los Hank, etc.
Bajo esta lógica es absolutamente imposible una política en el PRI distinta a la que a la burguesía le conviene y en ello hay una dura competencia con el PAN para ver quién es más fiel lacayo.
Por supuesto uno de los principales promotores del regreso del PRI a la presidencia en el 2012 y al mismo tiempo mediador entre la gran burguesía y la burocracia priísta es Carlos Salinas de Gortari, el cual no ha dejado de aparecer en eventos públicos, aunque formalmente privados, como el “hombre de los consensos” entre las tribus priístas.
Por supuesto la cúpula priísta se chupa los dedos y espera que la burguesía les apueste todo a ellos dado el severo desgaste que ha sufrido el Felipe “el presidente del empleo”. No hay duda de que si las elecciones fuesen el día de hoy así sería, no obstante los acontecimiento sociales no se construyen en función de las necesidades de los grupos de poder sino que dependen de los efectos de la lucha de las clases explotadas contra la burguesía y sus acciones ya sea gubernamentales o “privadas”.
La realidad es que hay una crisis económica severa, de hecho se habla de un faltante de algo así como 300 mil millones de dólares para el próximo año, un poco más del 15% del presupuesto la cual será cubierta con deuda, recortes al gasto, más impuestos y diversos aumentos. En los marcos del capitalismo no hay otra opción y el PAN no tiene la capacidad para aprobar el presupuesto por si sólo ni con sus débiles aliados del Panal. Así que el PRI no tendrá más que asumir una política de endeudamiento público acompañada por ajustes y ataques a los trabajadores o no habrá presupuesto para el año próximo.
El PRI tratará de disfrazar los ataques pero así como no le funcionó a Calderón el discurso bravucón para justificar su política “anitnarco” tampoco le funcionara al PRI de Beatriz Parades y Carlos Salinas sus justificaciones demagógicas ante el claro atraco que se pretende imponer al pueblo trabajador.
Una cosa podemos prever del próximo presupuesto: los grandes burgueses serán los menos afectados y hasta es posible que les den uno que otro subsidio “pa que vean como se les quiere” y eso de pagar impuestos ni hablar los priistas ya se encargaran de crear un régimen de excepción VIP bajo la forma de “estímulos para actividades generadoras de empleo”, cuando todos sabemos que si existe un sector parásito y responsable de la miseria y violencia que viven los trabajadores ese es el de la gran burguesía.
Otro tema fuerte será el de la reforma laboral. En este rubro las presiones son altísimas, Los empresarios amenazas con que si no se conceden contratos laborales en donde sean ellos quienes dicten todas las condiciones entonces no invertirán, la realidad es que dichas reformas de despido libre, de subcontratación y eliminación de prestaciones ya se han implementado en América Latina con resultados catastróficos, por supuesto debemos reconocer que en los hechos la burguesía se ha encargado de hacer letra muerta las leyes laborales actuales y que el gobierno ha actuado en completa complicidad con los empresarios, no obstante esa no puede ser una justificación para aprobar legalmente la destrucción de todas las conquistas sociales que incluso llevaron a nuestro país a la revolución anterior.
Estas y otras “reformas” se tendrán que aprobar para satisfacer los insaciables apetitos de los amos del PRI y el PAN que son otros que los grandes burgueses antes citados; en este contexto el PRI sufrirá también el desgaste correspondiente y no se puede descartar algún tipo de escisión de parte de alguno de sus sectores.
Respecto a los lideres sindicales de la CTM y el CT, está más que probado que están dispuestos a lamer la bota de quien esté en la presidencia y por lo tanto no serán un factor en si mismo. Otra cosa sucede con los sindicatos mismos, los cuales en ciertas circunstancias pueden dar luchas que no se traducirán dentro del PRI.
La verdadera bomba de tiempo del priísmo es su sector campesino, el cual se vio relativamente beneficiado por los aumentos de materias primas previos al estallido de la crisis. Pero que será de los más lastimados en el futuro. El PRI no es ni será capaz de dar una respuesta a las demandas campesinas lo cual generará un fuerte descontento que puede ser el punto de partida para una profunda crisis.
En general el futuro del priísmo, parte inseparable del régimen político mexicano, no puede ser otro que el de su desaparición, pero esta no se dará por arte de magia, serán las luchas sociales las que den paso a un nuevo periodo histórico donde los dinosaurios ya no despertaran