Las instituciones machistas, enquistadas desde la médula en el sistema capitalista, fomentan y encubren la violencia hacia las mujeres. En México, desde siempre hemos sido testigos cómo dentro de los partidos políticos registrados, la invisibilidad y agresiones sexuales hacia las mujeres no han sido una excepción. Entre los casos más sonados se encuentran los involucrados en redes de trata sexual y trata sexual infantil como el de Cuauhtemoc Gutiérrez de la Torre, presidente del PRI-CDMX en el 2011, el del priísta Mario Marin, ahora detenido, y el del panísta Miguel Ángel Yunes. Lamentablemente la violación, abuso y acoso sexual por parte de dirigentes y militantes políticos también se han encontrado dentro de partidos izquierdistas, como en su momento lo fue el PRD y ahora en MORENA, así como en organizaciones políticas independientes como el actual Partido Comunista de México.
Cuando la clase trabajadora optó por una alternativa al sistema delincuencial que veníamos viviendo con los regímenes anteriores, también quería acabar con las agresiones hacia las mujeres y el fenómeno de las desaparecidas, siendo algunas explotadas sexualmente en casas exclusivas para políticos. El sistema patriarcal que ve a la mujer como un ser inferior y defectuoso regido por los deseos y necesidades de los hombres, encontró su panacea en el sistema capitalista-neoliberal quien ve a las personas como objetos de producción y de consumo; así, tanto las instituciones del Estado capitalista como las instituciones sociales dan aval para que los hombres hagan lo que quieran con las mujeres, deseo que dentro de este sistema se traduce como dominación, la cual tiene doble fuerza si se trata de personas con poder económico y político. Sabemos que este sistema rige inconscientemente de alguna u otra forma, nuestras acciones cotidianas y nuestra vida privada, por ello es urgente que la izquierda tome el problema seriamente, con autocrítica y sin demagogia.
Las señalizaciones sobre violencia de género perpetuadas por candidatos de MORENA cobraron revuelo con el caso de Salgado Macedonio, excandidato a la gubernatura de Guerrero para el 2021. Él posee dos carpetas de investigación por cargos de violación: la primera aun vigente, del 2018, la segunda del 2020 pero como el hecho ocurrió hace 22 años, el delito prescribió. La respuesta tanto de la dirigencia del partido como del propio Obrador fue lamentable, si bien es cierto que los sectores de derecha hacen uso de artimañas para denostar a la 4T, ello no quiere decir que las denuncias y la exigencia de un sector de MORENA y de grupos feministas tengan por móvil un ataque político sin fundamentos para evitar que MORENA sea mayoría, argumento del que el partido se ha servido de maravilla para desestimar otros episodios como el de Ricardo Monreal. Desde finales de marzo y parte de abril, Salgado, en tono envalentonado y respaldado por Mario Delgado (presidente del partido), ha llamado a movilizaciones “contra el juego sucio” del que es sujeto; esta ofensiva está dirigida principalmente hacia los funcionarios del INE, quienes le han depuesto de su candidatura. Pero el ir y venir de las declaraciones y acciones tomadas no se fundamenta en el problema que daña directamente al pueblo, es decir, en las mujeres agredidas, si no en los trámites burocráticos de la democracia burguesa.
A finales de abril hubo otro caso por parte del exdiputado federal morenista Saúl Huerta, quien fue acusado de abusar de un menor de edad; en esta ocasión, el presidente si pidió que el sujeto se quitara su fuero para poder ser enjuiciado, al día de hoy, Huerta renunció a su cargo. ¿Por qué en esta ocasión Obrador no apoyó al morenista? El mejor revés a la derecha sería mostrar que el partido respaldado por los trabajadores no tolerará ningún tipo de opresión, no repetirá la misma historia y los pactos patriarcales de siempre, no permitirá en sus filas a más agresores sexuales y no seguirá desvalorando los testimonios de violencia sexual como lo han hecho por siglos las instituciones machistas. MORENA no puede permitirse traicionar al pueblo.
La lista de agresores seguirá engrosándose mientras los que dicten y apliquen leyes sean los primeros violentadores y permanezcan ajenos al pueblo. El sector honesto de MORENA tendría que ir contra los oportunistas que se han colado y apoderado de las decisiones del partido, y así reclamar por justicia social, codo a codo con la clase trabajadora organizada, para que juntos terminemos con este sistema capitalista-patriarcal, el cáncer que nos está matando.