La consulta popular por el juicio a los expresidentes está siendo retomada por diferentes grupos de luchadores y activistas sociales, así como por el sector de izquierda de Morena y una parte importante del pueblo humilde y trabajador, la intensión de todos ellos es conseguir justicia por los crímenes de Estado más sentidos contra el pueblo.
Exigimos que se enjuicie a todos los funcionarios involucrados en crímenes de lesa humanidad, asesinatos de luchadores sociales, desapariciones forzadas, vínculos con el narcotráfico, desvío de recursos, enriquecimiento a costa del presupuesto público y un largo etcétera de crimines contra la clase trabajadora y la juventud.
Los límites y la desigualdad de la legalidad
Sin embargo, la consulta en sí misma difícilmente podrá conseguir esta demanda, de hecho, el requisito para hacerla vinculante es realmente complicado de lograr. Según la ley, se requieren 37.4 millones de votos, el electorado de Morena apenas suma 20 millones y en las elecciones con mayor participación histórica (2018) sumaron 30 millones los votos de la izquierda.
Es fácil ver cómo la legalidad y la institucionalidad burguesas ponen un freno tras otro a las aspiraciones de millones de oprimidos, sus reglas nos ponen siempre en desventaja.
Sólo con la lucha organizada conseguiremos justicia
La consulta ha logrado agrupar a sectores organizados desde familiares de desaparecidos, feministas, trabajadores, campesinos pobres e incluso el EZLN ha llamado a participar, pero una vez más el gran factor ausente por todos lados es el llamado a la movilización y lucha permanente.
No podemos poner nuestras esperanzas en las instituciones. No podemos ceñirnos a las reglas impuestas desde el INE, institución que ha criminalizado la brutal campaña que están realizando cientos de miles de trabajadores y jóvenes comunes llamando a la participación.
Tampoco podemos limitarnos a aceptar los resultados de la consulta, que ha sido realizada en condiciones de franca desigualdad, pues mientras los criminales de cuello blanco tienen compradas a las instituciones de justicia y los medios de comunicación, las y los trabajadores y la juventud que claman por condenarlos tiene que ir de a pie y con sus recursos difundiendo casa por casa, colonia por colonia, la importancia que tiene participar y organizarse.
Ante estas condiciones de profunda desigualdad, es importante mantener la organización y lucha que hemos levantado. Obtener justicia tras décadas de impunidad sólo será posible con una lucha persistente y revolucionaria. “¡Es la hora del pueblo!” Dice una de las consignas utilizadas en la campaña. Efectivamente es la hora de organizarnos y participar activamente para arrebatar las deudas pendientes.
Con consulta y sin consulta, la justicia tiene que darse, el proceso que estamos viviendo con las asambleas, la participación y el amplio debate abierto es una verdadera movilización social que exige verdad y justicia. Por eso es repudiada por la clase dominante y sus lacayos políticos de derecha.
Lamentablemente un sector de izquierda apartado del movimiento social real está teniendo una postura muy equivocada al respecto de todo este proceso, que curiosamente lo acerca y lo hace coincidir con la derecha al menos preciar todo el proceso de organización, debate y participación de miles de oprimidos en este desarrollo. El proceso de la consulta se presenta como una oportunidad para la izquierda revolucionaria de hacer llegar sus ideas a miles y así abonar al desarrollo real y revolucionario de un movimiento que está siguiendo su marcha y desarrollo.
Después de la consulta ¿qué sigue?
Por encima de los resultados que pudiésemos obtener con la consulta será imprescindible seguir manifestándonos en las calles, pues ya sea un resultado positivo o negativo, sólo llegará a un fallo favorable al movimiento social, si mantenemos la presión con la protesta.
Más allá de la consulta, toda la unidad y organización construidas hasta ahora al calor de la campaña es un gran capital para continuar combatiendo los asesinatos a los defensores del territorio y los feminicidios - ambos presentes con cifra alarmantes – así como los ataques a nuestros derechos laborares y defender la educación pública, las pensiones y nuestros derechos más básicos.
Así como terminar con el sistema de justicia capitalista y patriarcal que ha demostrado una y otra vez ser un fiel servidor a los intereses de los grandes capitalistas, por ello, no basta la consulta, necesitamos tomar el sistema de justicia bajo nuestro control para así depurarlo de todos los elementos putrefactos del viejo régimen y sustituirlo por un sistema de justicia al servicio de las y los trabajadores y controlado por ellos.
La participación actual de cientos de miles de trabajadores y jóvenes demuestra también la fuerza que tenemos para confrontar a la derecha dentro de Morena que sostuvo una política criminal en la elección de candidatos impresentables para las elecciones pasadas gracias a la cual, el PRI y el PAN siguen en pie y conquistaron territorio en el EdoMex y la CDMX pese a su estado de putrefacción política.
Es necesario señalar que la actitud de AMLO frente a la consulta ha sido un error. El afirmar que él votará en contra este 1° de agosto, sólo genera confusión. Los energúmenos que han estado al frente del gobierno federal las últimas décadas no merecen nuestro perdón ni nuestro olvido, al contrario, tienen una deuda que pagar y es fundamental que la Cuarta Transformación, que dice luchar contra la corrupción, dé una lección a todos aquellos que pretendan seguir ese camino, con sentencias y juicios ejemplares contra los expresidentes.
Si AMLO y el resto de la dirección de Morena, en lugar de causar confusión, fueran claros en el llamado a participar, o más aún, si exigieran la apertura de expedientes e investigaciones sobre los temas más graves, rápidamente ganarían la simpatía y la participación activa de millones de personas, hartas de la impunidad. Pero esta actitud “imparcial” realmente beneficia sólo a la derecha, que ha lanzado una campaña de calumnias, prejuicios y falsedades al respecto de la consulta.
Esta política de la indecisión, confusión y rehuir a confrontar a la clase dominante y sus políticos, le da munición a la derecha una vez más y sigue abonando el terrero para fenómenos como lo ocurrido en las elecciones en la CDMX y el EdoMex, en donde las capas medias retiraron su apoyo a Morena.
El camino a seguir es el que ya han tomado miles de militantes de base de Morena, activistas sociales, sindicalistas, jóvenes y mujeres trabajadoras: la lucha decidida en las calles, casa por casa, colonia por colonia, pueblo por pueblo, repartiendo miles de volantes, colgando mantas, pegando carteles, discutiendo y convenciendo permanentemente. No hay otro camino.
¡Ni perdón, ni olvido, castigo a los asesinos!
¡Es justicia, no venganza!