Soy operadora del conmutador en El Sol de Puebla, empresa integrante del corporativo Organización Editorial Mexicana, del empresario Mario Vázquez Raña. Escribo para denunciar la discriminación de que fui objeto.

Resulta que habiendo una vacante de “supervisor de publicidad”, el cual está mejor remunerado que el mío, decidí capacitarme para ocupar la plaza. Otro compañero y yo aceptamos laborar en el puesto un mes como prueba. En supuesta “igualdad de oportunidades” se quedaría en la plaza quien demostrara mayor capacidad.

Según el resultado final, los jefes, subjefes y sindicato coincidieron en que una servidora había demostrado mayor capacidad y los conocimientos necesarios, además de tener mayor antigüedad en el diario; sin embargo, a la hora de tomar la decisión expresaron que preferían “a un hombre en el puesto”, ya que mi “condición de mujer me obligaba a llegar temprano a casa para atender a mi familia” y el puesto exigía “trabajar hasta muy tarde”, por lo que me negaron la plaza. Sin tomarme parecer la empresa decidió marginarme en un acto injusto y a todas luces discriminatorio por mi condición de mujer.

Qué argumento tan ridículo, ¿desde cuando el patrón se preocupa porque la mujer llegue temprano a casa a cuidar a sus hijos?


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