Luego de tanta polémica, inició operaciones la Línea 3 del metrobús, que corre de Tenayuca hasta Etiopía. Han sido muchos los conflictos que ha suscitado esta obra del gobierno capitalino, tanto entre los usuarios como entre nosotros los trabajadores del metrobús. Por ello, el presente artículo refleja esta problemática y ante todo una alternativa de lucha para los trabajadores y usuarios de este sistema de transporte.

El transporte privADO

Luego de dos líneas, el gobierno del D.F. encabezado por Marcelo Ebrard inició la construcción de esta línea en el año 2009, con el objetivo de ampliar la red de transporte público; inmediatamente hubo reacciones por parte de los transportistas de las rutas 1, 3 y 38, pues la construcción de esta línea implicaba directamente que ellos perdieran su fuente de trabajo. Marchas, protestas y otras acciones por parte de los transportistas no impidieron que el proyecto se aprobara, y es que el problema no era solamente la pérdida de la fuente de trabajo, pues en última instancia era algo que ya había ocurrido en las líneas anteriores del metrobús, en donde en ambos casos algunos transportistas habían sido reubicados o contratados como operadores de los autobuses del metrobús. La consigna principal que aglutinó a los transportistas era ¡Fuera ADO!, empresa privada que estaba muy cerca de ganar la concesión para la operación de la nueva línea del metrobús, y ese era el problema más grave, pues de esta manera los transportistas verían reducidas sus posibilidades de intervención en la operación de la ruta. Sin embargo, ello no evitó que el Gobierno del DF otorgara la concesión a ADO (Autotransportes de Oriente), uno de los mayores monopolios del transporte en México (que incluso ha incursionado en otros sectores de la industria), bajo el acuerdo de que la empresa privada participaría en el 51% de la operación, mientras el 49% correspondería a los 432 concesionarios de las rutas mencionadas, quienes ya habían conformado la empresa Integradora de Transportes del Eje Central (ITEC) con la finalidad de operar la línea del metrobús. Este acuerdo de operación provocó el descontento de los transportistas, quienes aseguraban tener lo necesario para operar la línea por sí solos, sin la intervención de ADO; contrario a ello, el GDF argumentó que dudaba de la capacidad de los transportistas para adquirir los 54 autobuses de la ruta, además, el hecho de una mayor participación de los transportistas implica una mayor intervención de la empresa Metrobús, propiedad del GDF, lo cual implicaría una mayor carga financiera al erario público, mientras que ADO cuenta, según el director del Metrobús, Guillermo Calderón con “liquidez y crédito financiero”. De esta manera, una parte de los más de 400 transportistas han sido integrados como operadores de los autobuses del Metrobús, mientras que otros han visto modificadas sus rutas de transporte, con el objetivo de que éstas abastezcan de pasajeros a las estaciones del Metrobús.

Por otra parte, la construcción de la línea (carriles confinados, estaciones y demás instalaciones), está a cargo de Cemex, el monopolio mundial del concreto, que en un afán de obtener mayores ganancias, ha recurrido a la subcontratación de otra empresa, de manera que Cemex recibirá las ganancias mayoritarias del negocio y sólo pagará una parte al grupo subcontratista. Esto, pese a la inconformidad de los trabajadores sindicalizados del Sistema de Transporte Colectivo Metro, que argumentan la inseguridad de la construcción debido a su proximidad con el cableado del transporte subterráneo y al peso de los vehículos del metrobús que pueden afectar gravemente el techado de la infraestructura del metro, poniendo en riesgo la seguridad de los usuarios de ambos sistemas de transporte.

La participación de ADO y Cemex no es otra cosa más que la privatización de las obras y servicios públicos, lo que implica el encarecimiento de los mismos, pues mientras los servicios públicos son subsidiados por el gobierno (y hay que decir que estos subsidios no son más que los recursos públicos, generados por la clase trabajadora) y por lo tanto resultan de un coste menor, la privatización posibilita el incremento de la ganancia que reciben los empresarios implicados en estos servicios, que incluso se tornan inaccesibles para gran parte de la población (basta poner el ejemplo del mismo metrobús, con un coste de 5 pesos, o del pasaje mínimo en el Estado de México, situado en los 7 pesos). Es por ello que como trabajadores se nos impide revelar quién nos contrata, aunque claramente decimos que no es la empresa Metrobús la propietaria de la línea, sino ADO, que al igual que Cemex, como grandes monopolios continúan acrecentando sus capitales a costa de un servicio caro y de mala calidad para la clase trabajadora usuaria de la línea.

Las condiciones laborales

Pero sin duda uno de los problemas más grandes que acarrea la construcción de esta línea ha sido el mal servicio proporcionado a menos de un mes de que fue inaugurada, dados los retrasos de los autobuses (que superan los 15 minutos), el pésimo servicio de recaudo y cobro, los numerosos accidentes viales que se han ocasionado por la errada planificación de la ruta y la alteración de las vías públicas, los transbordos que no son respetados, obligando a los usuarios a pagar doble pasaje, la inconclusa construcción de las instalaciones que ha obligado al cierre de estaciones sin un aviso generalizado, en fin, los usuarios tienen motivos de sobra para protestar por este deficiente servicio; el problema es que esta molestia, que a veces llega a la agresión, es expresada en contra de nosotros los trabajadores de las estaciones (anfitriones y oficiales de policía, específicamente), que tampoco estamos notificados de las alteraciones en las rutas, tiempos del servicio y el resto de problemas del metrobús; incluso hay ocasiones en que ni los mismos supervisores tienen conocimiento de las fallas del servicio. Como trabajadores comprendemos esta situación que claramente afecta a la clase trabajadora que utiliza este transporte, y explicamos pacientemente a los usuarios que las deficiencias del transporte no dependen de nosotros, y que constantemente las reportamos sin que exista una respuesta inmediata y satisfactoria por parte de los supervisores del metrobús; incluso, constantemente nos vemos sometidos a agresiones e insultos por parte de los usuarios. En otras palabras, estamos situados ante una encrucijada, como muchos de los trabajadores del sector servicios: por un lado la presión de la empresa por dar buenos resultados, lo que implica tener que soportar los malos tratos de algunos usuarios; por otro lado, los justos reclamos de los usuarios que comprenden que este servicio no resuelve, sino que agrava los problemas del transporte público.

Aunado a ello, existen situaciones de precariedad muy concretas como los bajos salarios, la inseguridad de algunas estaciones, y particularidades, como las largas jornadas de trabajo de los oficiales de policía y trabajadores de la construcción, la falta de material de los trabajadores de intendencia, el carácter temporal del empleo de nosotros los anfitriones, además de los constantes reportes de nuestros jefes y los problemas en la organización de nuestros pagos. Como trabajadores, entendemos que el empleo no es un juego, y hacemos lo posible por cumplirlo al cien por ciento, pero ello resulta difícil con las condiciones expresadas anteriormente, como el hecho de que algunos estamos situados en estaciones lejanas a nuestros domicilios o en horarios impuestos por la empresa, además de la presión de algunos de nosotros que nos vemos obligados a tener otro empleo o nos encontramos estudiando; por otro lado, entendemos la posición de los supervisores, que en última instancia son también trabajadores, sin embargo, dada su posición en la organización de la empresa, en ocasiones ellos suelen responder a los intereses de la empresa y no a los de su clase. Como trabajadores nos interesa dar un servicio de calidad, pero ello no se resuelve con mayor explotación al personal de la empresa, sino con mejores condiciones de trabajo y en última instancia con un servicio que esté controlado por nosotros mismos, que somos quienes estamos al tanto de la precariedad del mismo. Por ello como trabajadores debemos luchar por un salario mayor, todas las prestaciones laborales, que nuestro trabajo no sea temporal y que se nos otorgue la planta, pues ya tenemos un mes de laborar; debemos luchar también por un contrato colectivo y el derecho a la organización sindical para defender nuestros intereses en conjunto. Sabemos que esta no será una lucha sencilla, y que no es una lucha meramente local ni económica, sino que ante todo es una lucha política como lo expresaremos a continuación.

El problema del transporte: una alternativa revolucionaria

El problema no es exclusivamente el metrobús, o el gobierno que encabeza Ebrard, ni su solución se limita a que en 2012 votemos por un gobierno diferente. Bajo el capitalismo no pueden resolverse los problemas del transporte ni el de otras necesidades básicas de la sociedad como el empleo, alimentación, vivienda, salud, educación, entre otros, pues mientras los medios de producción sigan en manos de unos la burguesía y respondan a sus intereses, estos servicios se están convirtiendo en inaccesibles para la mayoría de la población trabajadora. El alto costo y las deficiencias del transporte y otros servicios no responden al “egoísmo” o “mala fe” de los empresarios, sino a una situación muy concreta: un metrobús eficiente implicaría tener más de los 54 autobuses que actualmente tiene la línea 3, contratar a más personal que los opere y les de mantenimiento, mayor personal de intendencia y de atención a los usuarios, así como instalaciones adecuadas en las estaciones, e incluso un abaratamiento del pasaje; en otras palabras, esto aumentaría los costes de producción del servicio, es decir, que ADO invierta mayores capitales al mejoramiento del servicio a costa de ver reducidas sus ganancias, algo muy complicado si tomamos en cuenta que ADO se ha convertido en la mayor empresa del transporte en México. De hecho, esta situación ha sido respaldada por el gobierno capitalino, desde el momento que se otorgó la concesión, y se inauguró la línea meses antes del proyecto inicial, no por la eficiencia en la gestión del gobierno, sino por la premura que tiene ADO por recuperar parte de la inversión en esta obra; con ello, se pone de manifiesto lo que un compañero trabajador mencionó en una ocasión: el papel del gobierno es el de un administrador de los empresarios. Por ello, la solución está en la expropiación de las empresas del transporte como ADO y su puesta en manos bajo control obrero, que nosotros como trabajadores organicemos el servicio, integrando a los transportistas como trabajadores, con las condiciones óptimas de empleo y salarios, bajo una planificación de la economía también a cargo de la clase trabajadora, que responda a las necesidades de la sociedad lo que necesariamente implica que el las palancas de la economía y el Estado esté en manos de los trabajadores y ello nos obliga a dar una lucha que no se circunscriba únicamente a bajar las tarifas del transporte y por un servicio de calidad, sino que nos lleva a una lucha política en contra del Estado de la burguesía, a través de la lucha en las calles: esta es la lucha por el socialismo.

Como trabajadores del metrobús, no nos ponemos del lado de ADO, sino de nuestra clase trabajadora, no respondemos a los intereses de la empresa, sino a nuestras necesidades como trabajadores asalariados. Entendemos a los usuarios y estamos de su lado, y soportamos la loza que implica tener que responder por un servicio que a todas luces es insostenible, y por este medio les hacemos un llamado a que no cesen en sus protestas, sino que estas las realicemos de manera unificada con el resto de la clase trabajadora. Compañero trabajador, la única garantía para satisfacer las demandas de nuestra clase es la lucha por el socialismo, lucha que se puede dar únicamente bajo un programa y métodos revolucionarios, defendidos por la CMR, hombro con hombro con las organizaciones del proletariado: sindicatos, PRD, el movimiento de AMLO y organizaciones de izquierda. Sigamos el ejemplo de nuestros hermanos trabajadores de Túnez, Egipto y otros países, y extendamos la revolución mundial del proletariado.

¡Expropiación de ADO y de todas las empresas, y su puesta en manos bajo control obrero!

¡Bajo el capitalismo las necesidades más básicas de la sociedad no tienen solución: Únete a Militante y lucha por el socialismo!


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