escrito por Rodrigo Cruz
martes, 04 de marzo de 2008
Bajo el capitalismo, el derecho más básico que tenemos los trabajadores es el derecho al trabajo. Con la propuesta de reforma laboral, que el gobierno del espurio está impulsando por mandato de empresarios y banqueros, ese derecho básico es atacado una vez más, llevando a la clase trabajadora a una situación aun más insoportable. Si en el pasado las luchas obreras han logrado frenar la iniciativa, hoy más que nunca la unidad será fundamental para volverlo a lograr y más aun para construir un movimiento que derroque este sistema de miseria y explotación.
Desde el pasado Gobierno y ahora con Calderón los empresarios han trabajado arduamente en lograr una reforma laboral. En el pasado, Carlos Abascal entonces secretario de Trabajo y Previsión Social, fue el encargado de presentar esta iniciativa que a todas luces significaba un intento más de la burguesía por explotar a la clase trabajadora. Fueron las grandes movilizaciones de sindicatos, las que permitieron echar atrás la intentona. Esto constituyo una de las grandes victorias del movimiento obrero en el periodo de Fox. Sin embargo por la via de los hechos y de manera paulatina se han venido aplicando esta reforma que en su momento adquirió el nombre de la “ley Abascal”.
Uno de los resultados de ello, es que por ejemplo hoy día la subcontratación es una práctica regular que todo mundo sufre. En un informe reciente, se plantea que seis de cada diez trabajadores actualmente trabaja bajo la política de subcontratación o en puesto de trabajo informal. Sin ningún derecho laboral, seguro social, antigüedad etc. Pero esto solo es parte de las políticas laborales. Otras más las podemos ver en lugares como las maquilas en donde una mujer que se embaraza es inmediatamente despedida sin siquiera darle las gracias. En otros lugares, el tiempo que un trabajador ocupe para ir al baño en sus horas laborables, se le descuenta de su salario. Todas ellas no son, sino un conjunto de políticas para extraer mayores riquezas de los trabajadores, explotar hasta un límite extremo. Con ello el capitalismo una vez más no puede ni siquiera satisfacer las necesidades más básicas; el trabajo bajo el capitalismo es el derecho más básico para las amplias masas, sin embargo como vemos día a día se ataca más este derecho.
La “nueva” reforma laboral
En los últimos meses, la crisis de la economía estadounidense ha prendido los focos rojos. Aunque Calderón afirme que nuestro país esta blindado contra tal hecho, la realidad es que seremos duramente golpeados. Ante ello y para mantener su cuota de ganancia, los empresarios han empujado con fuerza la nueva reforma laboral, pomposamente llamada “iniciativa de los sectores”. Su contenido no difiere en esencia de lo que entonces impulso Abascal “contratos individuales de trabajo, para que se establezca contratación “por temporada” o “a prueba”; esquemas para que los patrones y empleados “puedan convenir la ampliación de la jornada diaria”, y cambios en la operación de las juntas de conciliación y arbitraje para que, por ejemplo, se reduzca de 90 a 45 días el plazo para que caduquen los juicios laborales”. Además de ello plantea una “nueva” relación entre el patrón, los órganos de conciliación y los trabajadores, dando como resultado un ataque a los derechos sindicales ganados por décadas de luchas.
Por un frente único
Calderón ya busca la forma de aprobar dicha reforma por vía “fast track”, sin discusión, para lograr el mayor beneficio posible. Sin embargo la última palabra nunca se dice en las cámaras de diputados o senadores, sino en las calles con la huelga y la organización de los trabajadores. Este ataque de consumarse significará poner a la clase obrera en una indefensión insoportable con condiciones parecidas peores a las de un esclavo. La acciones de los sindicatos y PRD debe ser inmediata, en conjunto se debe llamar a la huelga general, no basta con declaraciones y conferencias de prensa, se necesita pasar a la acción ya. Solo la unidad en acción permitirá derrocar la política de miseria y hambre a las que nos quieren condenar los capitalistas.